Condenan a una residencia de Zaratán a pagar 159.000 euros por la inacción con un usuario que murió

Luciano Sánchez, de 70 años, murió en el Hospital Universitario Río Hortega el 15 de enero de 2020, con el diagnóstico principal de «deshidratación grave y fracaso renal agudo prerrenal», habiendo ingresado seis días antes por deshidratación con signos de infección.

Esa deshidratación se fue manifestando, según refleja la sentencia, desde el ingreso del hombre el 17 de diciembre de 2019 en la residencia y se agravó significativamente durante los primeros días de enero de 2020 cuando Luciano, diagnosticado de enfermedad de Parkinson, adoptó una actitud de rechazo a la toma de la alimentación y de la medicación del Parkinson, con una notoria pérdida de peso, y un empeoramiento severo, que le abocó a no ser capaz de comer solo ni tragar.

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Ante ese «deterioro alarmante», los responsables de la residencia «no adoptaron ninguna medida adicional más allá de al parecer intentar disimular la medicación machacándola». «Su deterioro de salud era grave y progresivo antes de ser ingresado en la residencia, una vez detectado y aceptado el residente la atención y cuidado debió ser especialmente observado para en previsión de los contractualmente suscrito haber procedido a los adecuados traslados hospitalarios si el centro carecía de capacidad bastante para atenderle», refleja la sentencia, que incide en la importancia del seguimiento del estado de salud del paciente una vez ingresado en el geriátrico.

«La adecuada asistencia no implica realizar un mero reconocimiento y consiguiente diagnóstico, sino la toma de decisiones de protección del residente en función de su estado real de salud y según su deterioro cognitivo. Decisiones que no se tomaron a tiempo y que provocaron el fallecimiento de Luciano por su tardía remisión a los centros hospitalarios», añade.

La Audiencia Provincial de Valladolid acoge los argumentos del juez de Primera Instancia que declaró «la existencia de un grave incumplimiento de las obligaciones asumidas por la residencia en cuanto a los cuidados esperables del residente, como el apoyo a las actividades cotidianas, que es de mayor intensidad respecto de las personas dependientes como era Luciano. Y esa negligencia está causalmente relacionada con el óbito del residente pues la causa de la muerte fue esencialmente la deshidratación a la que se llegó por la falta de esos cuidados».