![Las clarisas abandonan Villafrechós tras una convivencia de seis siglos](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202012/24/media/cortadas/clarisas-kXlF-U13036917126tnC-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Las clarisas abandonan Villafrechós tras una convivencia de seis siglos](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202012/24/media/cortadas/clarisas-kXlF-U13036917126tnC-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Los vecinos de Villafrechós no van a tener un bueno inicio de año. La comunidad de religiosas clarisas pondrá fin en 2021 a su presencia en la localidad, en el Real Monasterio de Santa Clara, después de más de seis siglos de su fundación, ... en el lejano año de 1406.
Una vez más, la falta de vocaciones ha conducido a las cinco veteranas religiosas (todas con más de 60 años) con las que cuenta el monasterio a la difícil decisión de trasladarse al convento de Santa Clara de Valladolid, en la calle del mismo nombre, una de las tres comunidades de clarisas que existen en Valladolid, junto a la de las Descalzas Reales de la Asunción de la Madre de Dios y a la de Santa Isabel de Hungría. Esta necesidad de vocaciones del convento Villafrechós se puede ver como una llamada a la vida conventual en la web clarisasvocaciones.blogspot.com.
El alcalde de la localidad, Miguel Ángel Gómez, manifestó su desaliento ante el cierre de un convento que «hemos conocido toda la vida, y es parte de nuestra historia». Además, señaló la importancia de perder cinco vecinas en un pueblo de 490 habitantes, con todo lo que ello cuenta para ayudas y subvenciones, pero también por el hecho de la perdida de las compras que la comunidad hace en los comercios y de otros servicios del pueblo. En este sentido, no duda de que «es un palo más para la despoblación». Gómez lamentó el que no haya vocaciones, a pesar de que «ahora hay más comodidades que nunca». Sin embargo no está de acuerdo que las pocas religiosas se trasladen a Valladolid, cuando «tendría que ser al revés». En este sentido, denunció la actual política de hacer converger todo en la ciudad, «va en contra del mundo rural y supone el fin de los pueblos».
El regidor manifestó también su preocupación por el patrimonio del convento, que ocupa toda una manzana en el centro del pueblo, con casi una hectárea de extensión. Por un lado, por el propio inmueble, «como el segundo edificio más alto de Europa construido en tapial, que va a quedar abandonado y, aunque su estado es muy bueno, cuando deje de tener mantenimiento, al final, con el tiempo, vamos a tener una ruina en el centro del pueblo». Pero también, por el rico patrimonio mueble que contiene el convento después de seis siglos de historia, como la magnífica talla gótica de la Virgen de los Ángeles, de Alejo de Vahía, que existe en el banco del retablo mayor de la iglesia. Para el regidor, «no puede ocurrir que, de la noche a la mañana, se disemine el patrimonio del convento, porque es expoliar la historia del pueblo, aunque no sea nuestro materialmente».
Por eso, el alcalde pidió a la Dirección General de Patrimonio que lleve a cabo un inventario de lo que existe y que controle su movimiento. El convento es un importante recurso patrimonial y turístico que «podría ser visitado para conocer cómo es la vida conventual».
La decisión de las religiosas de abandonar la localidad en los primeros meses del nuevo año ha caído como un jarro de agua fría entre los vecinos, según se han ido enterando, con gran desilusión, tristeza y contrariedad. Son muchos siglos conviviendo, participando de sus celebraciones, como la de Santa Clara en agosto.
El veterano vecino Víctor Santos, además de mostrar su preocupación por el futuro del patrimonio, indicó que «es algo decepcionante, porque es una perdida para el pueblo, para los vecinos, para nuestra historia, para nuestras devociones». Hasta ahora, la capilla del convento acogía una misa diaria, debido al precepto de las religiosas. Ahora, no se sabe qué va a pasar, aunque corre un rumor de que la capilla podría quedar abierta para el culto. Lo cierto es que «en más de una ocasión los sacerdote nos habían dicho que éramos unos privilegiados, que si las monjas se iban tendríamos una misa semanal», añadió.
En 1406, Doña Urraca de Guzmán, señora de Villafrechós, cedió su palacio para fundar el Real Monasterio de Santa Clara. El cenobio fue protegido por los duques de Osuna, según se refleja en la presencia de su escudo, en especial el que culmina el arco triunfal de la iglesia. En los retablos, hay una interesante colección iconográfica de santos de la orden franciscana.
Durante las últimas décadas las religiosas han tenido un taller de confección. En el año 2006, la comunidad conmemoró sus seis siglos de historia con la presencia el entonces arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez.
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