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La historia del clan de Los Píos está salpicada de violencia. Este grupo familiar hunde sus raíces en el poblado de La Esperanza, que abandonaron de manera progresiva junto al resto de inquilinos a comienzos del siglo XXI para mudarse, en su mayoría, a la ... barriada de Las Viudas (Delicias). Su nombre ya circulaba por los archivos policiales vinculado, sobre todo, a robos y trapicheos de drogas. Hasta el fatídico 2 de diciembre de 2005, cuando dos integrantes del clan, formado entonces por una treintena de personas –su peso era menor en cuanto a volumen–, zanjaron una discusión por la calidad de la droga que estaban vendiendo a dos compradores a tiros, golpes y cuchilladas. Rafael y Álvaro, dos hermanos 'píos', serían condenados dos años después a penas de 49 y 38 años de prisión por el doble asesinato de dos hermanos y el homicidio de su propia cuñada, que fue alcanzada por una bala perdida en la cabeza durante la discusión en el domicilio familiar de la calle Tajo. El nivel de violencia de la agresión, y de otros altercados previos, así como el hecho de que las víctimas no fueran gitanas, evitó entonces el destierro del clan, que continuó asentado en Las Viudas.
La barriada sería el escenario en tiempos más recientes, en 2012 y 2019, de dos nuevos altercados a tiros, aunque sin heridos, protagonizados por 'píos'. En ambas ocasiones sí hubo otros clanes implicados. Así que a raíz del incidente del 16 de septiembre de 2012, que los 'píos' saldaron a tiros por una disputa en torno a la custodia de una niña, los patriarcas sí acordaron el destierro del clan al completo (treinta personas entonces) de la ciudad durante dos años con la condición de que hasta su regreso se mantendrían sus viviendas (siete u ocho) intactas en la barriada. La mayoría regresaría a ellas una vez cumplido el acuerdo. Cinco años después, el 10 de agosto de 2019, el clan protagonizaría un nuevo tiroteo por sus desavenencias con otra familia del barrio. Esta vez no hubo destierros masivos.
Los miembros del clan que este viernes han abandonado la vivienda que ocupaban ilegalmente en La Cistérniga no están vinculados a delitos de sangre, aunque su cabecilla, E. J. L., de 49 años, fue detenido junto a seis allegados acusado de una ristra de robos cuando ocupaban otra casa al borde de La Corala el 17 de noviembre del año pasado. En aquella operación tuvieron que intervenir los Grupos Rurales de Seguridad (GRS) de la Guardia Civil.
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