Especial Municipalismo: Memoria viva de Castilla y León
La Cistérniga: «Cipriano Escudero dio un ejemplo a todos los vecinos»
«El Duque de Lerma pasó por nuestro pueblo, pero tenemos otros ilustres menos conocidos de los que nos sentimos orgullosos»
patricia gonzález. alcaldesa de la cistérniga
Lunes, 27 de junio 2022, 00:16
Se tiene constancia de que lo que hoy conocemos como La Cistérniga existe desde el Neolítico, por lo que han pasado muchas cosas, y sobre todo muchas personas, por sus calles, algunas nacidas aquí –con un gran arraigo familiar–, otras de paso y algunas, como ocurre en la actualidad, que deciden instalarse el La Cistérniga y formar su hogar aquí.
Entre todas las personas que han pasado por nuestras calles algunos nobles y de renombre, como el Duque de Lerma. Otros han sido más anónimos y nos cuesta recordarles pese a que lo merezcan. Pero hay uno que quizá no es muy conocido, ya que lo que hizo puede que no transcendiera públicamente, aunque marcó una diferencia para nuestro pueblo. Estoy hablando de Cipriano Escudero.
Cipriano Escudero era el párroco de La Cistérniga cuando en 1936 se produce un golpe de estado contra el legítimo gobierno de la II República que nos lleva a una cruenta guerra entre hermanos como fue la Guerra Civil.
La historia cuenta que se llevaban a los obreros de la Casa del Pueblo a «ser paseados» por los falangistas de Valladolid, cuando el camión que trasportaba a los vecinos de La Cistérniga se detuvo al ponerse delante don Cipriano. El párroco les espetó: «Para llevarles donde queréis llevarles, me tenéis que atropellar antes a mí». Se dice que los falangistas desistieron e hicieron caso al cura y todos juntos se fueron a merendar.
Otros hablan de que el alcalde republicano Pablo Díaz Martín fue quién lo evitó, ya que el camión llevaba un obrero suyo y este pidió despedirse de su patrón y fue esté el que con la ayuda del párroco lo impidió. Sea como fuere, don Cipriano Escudero fue recompensado por el municipio, dando su nombre a una de sus calles.
Otro de los personajes de los que los vecinos de La Cistérniga debemos sentirnos orgullosos es de Valeriano Orobón Fernández. Fue un gran sindicalista, promotor de la CNT en aquellos primeros años del siglo XX, cuando la libertad de pensamiento y expresión no era tan sencilla como lo es ahora. Se vio obligado a exiliarse y gracias a su talento natural se convirtió en un prestigioso traductor. De su cabeza nació la letra española del famoso himno del movimiento anarquista.
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