Valladolid
Cinco jóvenes de la comarca de Mota del Marqués llevan la esperanza a ValenciaValladolid
Cinco jóvenes de la comarca de Mota del Marqués llevan la esperanza a ValenciaEn un acto de solidaridad y valentía, cinco jóvenes de la comarca de Mota del Marqués han viajado este fin de semana hasta Valencia para ofrecer su ayuda en las áreas más afectadas por las recientes riadas provocadas por la DANA. Marco Muelas (32) y ... Carlos de la Cuesta (24), ambos de Mota del Marqués, Adrián Casado (28) de Villamarciel, Álvaro San Juan (30) de Fuensaldaña y Luis Antonio Anta (32) de Cerecinos de Campos han dejado sus trabajos y compromisos para trasladarse con dos potentes todoterrenos y una grúa de asistencia en carretera hasta la zona cero, concretamente hasta Paiporta y Catarroja.
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Su intención era ayudar con la extracción de vehículos en las calles. Además, han llevado con ellos varios cientos de kilos de alimentos, productos de limpieza y artículos de primera necesidad que han aportado sus vecinos. «Estuvimos viendo las noticias durante días y nos sentíamos impotentes», comenta Marco, el impulsor de esta iniciativa. «Somos jóvenes, tenemos ganas y fuerza y queríamos hacer algo. Fue ver el programa 'Horizonte', de Iker Jiménez, lo que nos motivó a querer ir y ayudar en primera línea. En ese programa pedían ayuda de verdad, mientras en otros medios de comunicación prácticamente desanimaban a la gente para que no fuera hasta allí». Marco animó a sus amigos y familiares a unirse a él. Su primo Carlos se sumó a la causa. Gracias al Whatsapp el grupo se completó con tres amigos más.
En pocas horas tenían todo organizado. Gracias a la generosidad de los vecinos de sus respectivas localidades y de otros pueblos como Villalar de los Comuneros, lograron llenar dos potentes todoterrenos de provisiones antes de emprender el viaje. «La respuesta ha sido increíble. La gente acudió enseguida a nuestra llamada. Nos dieron agua, leche, comida enlatada, ropa, pañales, productos de higiene femenina, e incluso nos hicieron bizums para costear el combustible», explica Carlos, orgulloso sobre todo de haber podido conseguir una grúa de salvamento en carretera, que ha sido cedida por la empresa motana Grúas de la Cuesta. «Antes de salir contactamos con Pablo Villar, exalcalde de Villalar de los Comuneros, que vive en la zona afectada. Nos animó a ir a echar una mano. También llamamos a la policía municipal de Valencia, para asegurarnos de que nuestra ayuda sería bien recibida. Nos dijeron que no entendían por qué en algunos medios se estaba desanimando para que no acudieran voluntarios cuando lo cierto es que están desbordados. Nadie se puede hacer a la idea de lo que es esto», cuentan estos jóvenes que salieron a las 23:00 horas del viernes de Mota del Marqués.
Al llegar a Valencia contactaron de nuevo con la policía municipal, que les aconsejó ir a los municipios más afectados. Para estos cinco amigos, la llegada a Paiporta a las 07:00 horas fue impactante. Ninguno de ellos estaba preparado para lo que se encontraron. «No nos esperábamos ver tanto desastre. Esto es un caos total», dicen desde el otro lado de la línea telefónica. «Hay cientos y cientos de coches y hasta camiones volcados. Las calles están llenas de barro, las casas inundadas hasta dos metros y medio de altura. Parecen escenas sacada de una película de guerra. Nos pararon antes de entrar, pero en cuanto vieron la grúa y los vehículos cargados de comida, nos dejaron continuar», añaden.
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Los todoterrenos y la grúa han sido esenciales en su labor, ya que muchas de las calles están intransitables debido al lodo y los escombros. Álvaro describe la dificultad de maniobrar entre la devastación: «En algunas zonas, la grúa no puede entrar y solo podemos avanzar con los todoterrenos. Es realmente complicado. Hay verdaderas montañas de vehículos. Éramos conscientes de que debajo podía haber muchos cadáveres, aunque no nos hemos encontrado ninguno. Estábamos preparados por si acaso», explica Álvaro. Tras toda una mañana trabajando sin descanso, la magnitud del desastre llevó a estos jóvenes a trasladarse a primera hora de la tarde hasta otro municipio. «En Paiporta había demasiados voluntarios en las calles con palas y cepillos. Eso a nosotros, con la grúa y los todoterrenos, nos dificultaba mucho la labor de remolcar. Por eso hemos decidimos desplazarnos buscando un lugar en el que tener más espacio para trabajar con la grúa», cuentan.
Las autoridades les dividieron. Luis Antonio, Álvaro y Marco acabaron trabajando en Benetusser mientras que Adrián y Carlos echaron una mano en Picaña. «La policía no nos dejaba entrar. Nos las tuvimos que ingeniar para buscar otras entradas a estos pueblos. Es algo que no entendemos. Nosotros sólo queríamos ayudar. Los vecinos se sentían muy frustrados. Les parece una vergüenza que no dejen echar una mano a los voluntarios. Se sienten abandonados», comenta Álvaro.
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El domingo a primera hora se desplazaron hasta Alfafar. En total calculan que han retirado más de una treintena de vehículos. «Un grupo de militares con los que hemos coincidido nos han dicho que la policía municipal a ellos tampoco les deja actuar. Es una tragedia y viendo lo que hemos visto, no nos creemos la cifra oficial de 217 muertos. Estamos seguros de que pasan de mil. Hemos visto como en algunos coches de las calles en los que hay algún muerto, lo marcan con lo que pueden y lo dejan para el final. Hay miles de muertos. Miles. Lo peor está por venir. Son muchas toneladas de lodo las que queda por retirar», recalca.
Para Marco, este viaje marcará un antes y un después. «Lo que he visto aquí me ha impresionado muchísimo. No podía imaginarme que algo así pudiera ocurrir en nuestro país. Es una catástrofe de proporciones inimaginables», dice mientras se escuchan sirenas a lo lejos. «Ves a la gente agradeciéndonos la ayuda, lo cual es gratificante, pero al mismo tiempo muy duro. Sientes que nada de lo que haces es suficiente», añade Álvaro. Luis Antonio, por su parte, comenta que «sabemos que hemos ayudado pero es sólo un grano de arena en comparación con todo lo que se necesita. Nos vamos de aquí con un sabor amargo por la pena de no poder hacer más«. Adrián expresa su sorpresa ante la magnitud del desastre: »No esperaba tanto. Hemos visto una solidaridad enorme de la gente, que aporta lo que puede: desde cepillos hasta productos básicos«. Para Carlos, lo más duro era ver cómo la gente salía a pedir comida. «Hay familias enteras que lo han perdido todo. En situaciones como ésta, es cuando más orgulloso me siento de mi pueblo, Mota del Marqués y de cómo la gente se ha volcado para ayudar», dice.
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En la mañana del domingo el cabestrante de su grúa sufrió una avería. «Con una máquina cargadora nos subían los coches desguazados y los descargábamos en un descampado», comentan. Sobre las tres de la tarde del domingo este grupo de amigos se puso en camino para regresar a casa. Lo hacían agotados y desolados por toda la destrucción que habían presenciado, pero a la vez satisfechos por haber aportado su ayuda en un momento tan crítico. «Teníamos que volver porque nuestros trabajos no nos permitían quedarnos más tiempo, pero no descartamos regresar para seguir echando una mano a los valencianos», concluyen.
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