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Castromonte celebra un taller de jotas y paloteo contra el olvido de la tradiciónDurante siglos las danzas populares con sus músicas de dulzaina y tamboril han estado vinculadas a la vida social de los pueblos con constante presencia en sus celebraciones más importantes a lo largo del año respecto a fiestas, procesiones, bailes o bodas. Este acervo de ... la cultura popular se fue perdiendo hasta desaparecer, en muchos casos, para, en las últimas décadas, haber resurgido con grupos de danzas como el de Castromonte, en el que las ocho jóvenes mujeres que lo componen se han empeñado en que no se pierda esta tradición de las jotas y el paloteo. A la organización desde hace dos años de un exitoso encuentro de danza y palo, ahora ha sumado un didáctico taller de folclore que durante la mañana del pasado jueves se celebró en el centro de ocio con los niños participantes en el campamento urbano que organiza el Ayuntamiento.
Durante el taller, con dos horas de duración, las componentes del grupo Marta Rodríguez y Lucía Alonso enseñaron la vestimenta para bailar de las niñas, con enaguas, manteo, camisa, chaleco o chambra y alpargatas, y de los niños, con camisa, fajín, pantalón y alpargatas. Además, los más pequeños pudieron pintar las distintas prendas dibujadas en papel para luego recortarlas y pegarlas en los dibujos de un niño y una niña.
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Sin duda, la parte más interesante de la actividad fue la enseñanza de una pieza de jota y otra de palo, porque el fin último era el de animar a la juventud de Castromonte a bailar en el grupo, con la posibilidad de crear una sección infantil, según explicó Ana Espinilla, quien indicó «la importancia de aprender la tradición como forma de que no se pierda la jota y el paloteo». Sin duda a estos objetivos, se une las virtudes de practicar estas danzas tradicionales en edad infantil como una forma de divertido juego en el mejorar la concentración, conocer el cuerpo, favorecer la responsabilidad, ayudar a la salud mental, estimular los vínculos sociales o mejorar el desarrollo físico, además de favorecer a una mejor comunicación con sus iguales, a disfrutar del ejercicio físico y a desarrollar habilidades cognitivas.
Fue en año 2006, cuando un grupo de amigas que entonces eran unas niñas aprendieron a bailar danzas que las enseñó una chica para bailar la Virgen y San Roque en agosto. Muchos años después, esas amigas, Carmen, Inés, Lucía, Isabel, Marta, Ester, Laura y Ana, decidieron formar el actual Grupo de Danzas de Castromonte. En su inquietud el grupo visitó en Urueña el Centro Etnográfico Joaquín Díaz para saber si se conservaban danzas de su querido Castromonte, con resultado negativo.
Sin embargo, el veterano dulzainero Elías Martínez, del grupo La Charambita, de Villanubla, que acompaña a las castromontinas en sus bailes, se puso en contactos con mujeres mayores de la localidad y encontró una canción en la que se pide a la Virgen del Rosario que llueva en tiempo de sequía y que se ha adaptado como baile de cintas.
En esta inquietud etnográfica, el grupo de danzas está organizando una excursión a Mucientes para visitar el Aula Museo Paco Díez, que cuenta con una exposición permanente de instrumentos musicales tradicionales de España y Portugal organizados según la fuente del sonido: idiófonos, cordófonos, aerófonos y membranófonos.
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