Las casas rurales con piscina de la provincia cuelgan el cartel de completo este verano

Para los empresarios del sector los meses que ha durado el estado de alarma han sido complicados. Vieron cómo todas las reservas que tenían para lo que quedaba de año se anulaban. Coincidiendo con el pase de Valladolid capital a la fase 2 de la desescalada, los teléfonos de los establecimientos de turismo rural volvieron a sonar y muchos ya han colgado el cartel de completo, especialmente los que disponen de zona de baño propia.

«Las casas rurales con piscina están llenas hasta la bandera de aquí a final de verano», apunta Luis Chico Luque, recién reelegido presidente de la Asociación de Turismo Rural de Valladolid y propietario de la Casona de labranza Campo y Lumbre, en Benafarces. «El resto de alojamientos rurales también han visto incrementarse notablemente sus reservas, aunque de manera más lenta. La prioridad para los clientes son las casas con piscina o las que están próximas a embalses, pantanos o ríos», completa.

El 75% de esas reservas, que han comenzado a notarse desde este mismo fin de semana, son de clientes de la provincia; otro 20% procede de Madrid, en su mayoría, mientras que el 5% restante es del resto de la comunidad autónoma. La modalidad más demandada es la de los alojamientos rurales independientes, porque aúnan dos requisitos imprescindibles este año: privacidad sin espacios compartidos.

Los empresarios han apostado por seguir manteniendo los precios del año pasado, a pesar de que las medidas de seguridad e higiénico-sanitarias que han tenido que tomar como consecuencia de la pandemia de coronavirus han repercutido al alza en sus costes. «Todos los clientes al hacer la reserva nos preguntan si en caso de tener que volver otra vez al estado de alarma, se les devolvería el dinero. En ese caso lo que estamos ofreciendo es la devolución de la reserva o bien convertirla en una pre-reserva para más adelante. El cliente decide», aclara Chico.

El turismo rural se ha consolidado como una modalidad de turismo seguro ante al temor al contagio. La mayoría de las reservas son de familias con hijos y nietos y también abundan las de grupos de amigos. «Nos ha sorprendido la cantidad de llamadas recibidas de jóvenes de entre 16 y 17 años, pero que rechazamos si no vienen acompañados de adultos. También muchos grupos de peñas han reservado casas durante los días en los que se tendrían que celebrar las fiestas de sus pueblos. Eso ha ocurrido con jóvenes de Laguna de Duero y Viana, por ejemplo, que en vista de que no habrá fiestas, han optado por pasar unos días con los amigos en un lugar tranquilo», explica el presidente de los empresarios de turismo rural de Valladolid.

Además, las dinámicas de las reservas también han cambiado. Este verano las estancias serán mucho más largas. «Los alojamientos se solían coger para fines de semana y hemos notado que se ha aumentado el número de pernoctaciones, lo cual es muy importante. Tenemos familias que han alquilado casas por meses completos, quincenas y otros periodos largos de pernoctación», explica Luis Chico. «Hemos perdido unas fechas estratégicas para nosotros y todas estas reservas que acaban de llegar servirán para recuperarnos de la catástrofe, aunque no sea del todo. Han sido meses muy duros, en los que no hemos tenido ningún ingreso y sí muchos gastos, que hemos tenido que afrontar tirando de ahorros», manifiesta.

En contraste con esto, las reservas hoteleras están registrando una recuperación más lenta. Así lo constata Francisco Posada, presidente de la Asociación de Hoteles de Valladolid, quien remarca que «se están empezando a recibir reservas para julio y agosto, aunque la mayor parte de ellas no son tanto de turistas, como de trabajadores de empresas que vienen a Valladolid desplazados por tema de trabajo».