Las consecuencias de la crecida del Cega en Viana

«Mi casa se inundó en diez minutos y salimos con el agua por las rodillas»

Algunos de los once propietarios de la calle Río han regresado en la mañana de este lunes a las viviendas anegadas para achicar agua y recuperar los víveres que se hallaban en los congeladores, una de las escasas pertenencias que han podido salvar del paso del agua. Las estancias inferiores lucían con la apariencia de un vertedero de sofás, mesas, lámparas y todo tipo de aparatos electrónicos y electrodomésticos cubiertos de fango. Las marcas del agua en las puertas de los garajes atestiguan una importante inundación cercana al metro en el interior de las viviendas. Sin luz y sin calefacción, muchos de ellos no saben cuando podrán volver a sus casas.

La pesadilla se repite para los vecinos de la calle Río, que ya sufrieron las consecuencias de otra inundación del Cega en 2013. El muro de contención construido a raíz de la crecida de hace más de una década no impidió que el agua campara a sus anchas por las mismas casas. La de Jose Antonio González, de 55 años, es una de ellas. Él solo llevaba viviendo allí 15 meses, cuando dejó su piso en el vallisoletano barrio de La Rubia. «Todos los muebles eran nuevos (...) acabábamos de empezar a colocar todo», lamenta González, que se hospeda en un hotel desde el domingo sin fecha de salida. El Ayuntamiento ha puesto a disposición de los vecinos algunas instalaciones municipales: «Cuando pasó sí que nos abrió la Casa de Cultura para que estuviéramos allí (...) Al día siguiente por la mañana llamé a varios hoteles».

La riada los pilló por sorpresa a las dos de la mañana. En el suelo aún están unas toallas que pusieron con la esperanza de limitar el paso del agua. «Hasta que no venga el seguro no podemos tocar nada», puntualiza González, que muestra el estado en el que han quedado sus muebles del salón y una vajilla cubierta de barro y agua. A pesar de que estaban prevenidos, la posición del cauce por la tarde no dejaba imaginar la aguacera desatada horas después: «Nos avisaron de que quitáramos el coche unos días antes. El sábado por la tarde estuve paseando a la perra y había bajado bastante el nivel. Yo estaba muy tranquilo porque había bajado mucho -el cauce- y a las dos oímos ruido en la calle y vimos que el agua vino del Duero para acá».

Este vecino señala la suciedad en la desembocadura del Duero como la principal causa del anegamiento: «Empezamos a ver venir el agua en sentido contrario y se inundó la calle. Mi casa se inundó en diez minutos, salimos con el agua por la rodilla. La perra ya salió nadando»

El alcalde de la localidad, Alberto Collantes, se ha acercado este lunes a la avenida afectada para acompañar a los vecinos y a los bomberos en las labores de limpieza. Apunta a que el agua llegó dos horas antes de lo previsto y que los niveles registrados por la Confederación Hidrográfica del Duero no suponían una crecida de esta magnitud: «La estación de aforos de Megeces, la más próxima a Viana, registraba 86 metros cúbicos a las once de la noche y ese agua tardaría en venir aquí cuatro horas. Tenía que haber llegado a las 3:00. Lo que nos encontramos es que a la 1:00 una empezó a saltar el agua del espigón por la parte de la depuradora y a meterse en las casas. Y ya estábamos hablando de más de cerca de 200 metros cúbicos de agua».

A la experiencia de 2013 se encomienda Gustavo Pedraza, 57 años, uno de los vecinos afectados, que se muestra sereno a pesar del panorama desolador de su vivienda. Las horas antes subieron todas las pertenencias que pudieron al segundo piso, que está «patas arriba». A pesar de que estaban prevenidos, Pedraza apunta, al igual que el alcalde, a un desbordamiento imprevisto: «En tres horas, de tener un metro y pico de dique libre a saltar por encima de las viviendas un metro (...) Nada que ver con los cálculos de la Confederación, que estaba marcando menos de 90 metros cúbicos y han venido más de 200». Pedraza, cuya vivienda se encuentra en la parte con mayor desnivel de la calle, no pudo regresar a su casa para coger algo de ropa y otros objetos personales hasta las 11 de la noche del domingo, cuando el Cega volvió a su cauce.

Gustavo no cuenta con volver a su casa al menos hasta dentro de dos semanas. Su salón es una mezcla de «fango y gasoleo» y la instalación eléctrica se ha visto dañada por la humedad: «Es totalmente insalubre estar ahí dentro (...) Los primeros 15 días por lo menos yo sé que vamos a tener que estar fuera. Luego ya veremos si podemos entrar a las viviendas y dotarlas de luz».

El regidor de Viana ha pedido a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) que reconozca que «ha habido fallos y no carguen contra un humilde alcalde de pueblo» y que «se haga limpieza de cauces, que no hacen» y «regulación del Cega, que ya tenemos la experiencia de 2013». Maria Jesus Lafuente, presidenta de Confederación Hidrográfico del Duero (CHD), ha respondido a las críticas alegando que el desbordamiento ha sido «fruto de caudales históricos excepcionalmente altos causados por las lluvias y el deshielo» y ha recordado que «solo en la provincia de Valladolid la CHD ha invertido entre 2021 y 2023 casi tres millones de euros para el mantenimiento y conservación de cauces».