La carmelitas de Villagarcía de Campos muestran su singular Belén
El nacimiento está elaborado de forma artesanal con piel de guantería como parte de unos trabajos fueron el sustento del convento
La Navidad es tiempo de visitar belenes, aunque haya que viajar hasta la histórica localidad de Villagarcía de Campos para disfrutar del bello nacimiento monumental ... del convento del Sagrado Corazón de Jesús de las Carmelitas Descalzas, que tiene la gran singularidad de que sus decenas de preciosas estatuillas de gran tamaño están realizadas de forma artesanal con piel de guantería.
La instalación se vuelve a enseñar tras el parón de la pandemia. Junto a de las Dominicas de Mayorga, el de las carmelitas de Villagarcía de Campos son los dos últimos conventos femeninos del norte de la provincia. Este convento fue fundado el 15 de mayo de 1958 por las madres María Jesús de San José y María Teresa del Niño Jesús, conventuales del Carmelo de Medina del Campo. Como la primera tenía estrecha relación con el padre jesuita Jesús Portillo, se orientó la fundación hacia Villagarcía de Campos, donde la Compañía de Jesús tenía su noviciado. La cesión de los terrenos por la vecina de Villabrágina Asunción Mateo y la ayuda económica de la vallisoletana Concha Calero hicieron posible la fundación.
Los jesuitas fueron una ayuda muy importante desde el principio, tanto espiritual como material. De hecho, siempre han celebrado la eucaristía, según recuerda la superiora local Flor de María, de 63 años, a la que acompañan en la pequeña comunidad carmelita las madres octogenarias Ángela de Jesús, María José de la Eucaristía y Margarita de Jesucristo, lo que hace que el convento se haya tenido que afiliar a la Federación de San José de Castilla.
Donaciones de Barcelona
La veterana madre María José de la Eucaristía, que entró en el convento a los dos años de su fundación, fue la que en tiempos de gran carestía inició las labores de artesanía en piel de guantería, al principio con los recortes donados por una fábrica de Barcelona. Los primeros trabajos se regalaron a benefactores, pero gustaron tanto que se comenzaron a comercializar, con tanto éxito que «fue el modo de vida de la comunidad hasta hace muy poco tiempo», según recordó la superiora.
El éxito conllevó a que la realización de los trabajos artesanales, en un principio Vírgenes y Niños Jesús, se llevara a cabo con un sistema organizado, una especie de cadena en la que manos, caras, cuerpos o vestimentas eran realizados por monjas diferentes bajo la atenta coordinación de la madre María José de la Eucaristía, que daba el último toque, como hacía el maestro en los talleres barrocos de escultura, y que no tardó en inventar nuevos modelos con variedad de temas, en los que, junto a los religiosos, que eran los principales, se sumaron payasos o el de una gitanilla tocando las castañuelas.
El Belén que se puede visitar en la iglesia del convento fue obra muy temprana de este taller de artesanía en piel en el que no faltan las esculturas típicas como San José, la Virgen, el Niño, los Reyes Magos o los pastorcillos, pero también algunas como el borrico que «es el amor de los niños», según destaca la madre Flor de María, quien recuerda la necesidad de nuevas vocaciones, aunque sin olvidar que «para entrar hay que tener la llamada por Jesús y para ello lo principal es hacer oración». Por eso invita a la gente joven «a que hable con Jesús».
El singular Belén se puede visitar durante el día con solo acercarse al convento y llamar al timbre de este cenobio, que se encuentra a las afueras de Villagarcía en la carretera VP-5004 a La Santa Espina.
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