Canillas de Esgueva: Una insignia del románico sobre el Esgueva

Entre las dos altas torres que conforman los últimos restos de un antiguo castillo, avistamos un notable edificio que se eleva en pleno valle del Esgueva: la iglesia de San Miguel Arcángel, ubicada en la localidad vallisoletana de Canillas de Esgueva.

En un enclave bañado por el río Esgueva y en plena ladera del cerrato castellano yace este presumible edificio cristiano de origen románico del siglo XVIII. El templo posee muros de piedra y una sola nave, que está cubierta por una bóveda de cañón con lunetos.

Aunque de modestas proporciones, ha experimentado con el paso del tiempo importantes y reseñables transformaciones entre los siglos XVI y XVIII. Fue entre esas fechas cuando se llevó a cabo la construcción de las dependencias anejas y su esbelta torre, realizada en torno al año 1800. También en aquel entonces se aprovechó para realizar las obras de sustitución de la primitiva cubierta por la actual y la ya citada bóveda de cañón. Si el visitante fija la mirada en su exterior observará una cabecera que presenta un tambor liso de gran sencillez que se asienta sobre un zócalo pétreo de tosco sillarejo en su textura.

En su cornisa, y bajo el campanario, se incluye una hilera de ilustres canecillos prácticamente imperceptibles a la vista. Se recomienda al viajero quedisfrute de este detallen que sustenta, ejemplificante de las obras románicas. Su portada, afable y sencilla, se halla enrasada con el muro sur de la nave, por donde se eleva la esbelta y sinuosa torre de piedra, que alberga un campanario del siglo XVI con campanas que repican en el valle del Esgueva.

En la actualidad, este templo canillero -ese es su gentilicio- ha ejecutado obras de mantenimiento en su estructura, consolidando de esa forma las paredes y cimientos.

En cuanto a su interior, es importante destacar, además de su retablo mayor de estilo rococó, dos de sus tallas más sublimes: las imágenes de San Miguel y de San Isidro.

La primera recorre las calles en procesión cada ocho de mayo, para celebrar las fiestas a las que da nombre; y la segunda se engalana para bendecir estos campos bañados por el Esgueva. Con motivo del nombramiento de su paisano misionero Aquilino Bocos como cardenal, la parroquia de San Miguel arcángel acogió una emotiva eucaristía.