Los campos de lavanda de Tiedra, destino turístico para instagramers

Cuando el calor del verano comienza a apretar en los campos, la lavanda despierta de su letargo y llena los paisajes con su delicado aroma y tonos violeta intenso. Este año, la floración se ha adelantado al mes de junio, pero lo habitual es que a mediados de julio las plantaciones alcancen su máximo esplendor ofreciendo estampas de gran belleza para los visitantes y curiosos. Éstos, provistos con sus smartphones, se zambullen en interminables sesiones de fotos, selfies y vídeos, con los que luego presumirán en TikTok, Instagram y Whatsapp, ante amigos y seguidores. Buscan la foto perfecta, aquella obtenga la mayor cantidad de 'likes'.

Las filas ordenadas de plantas y la paleta de colores vibrantes se prestan para composiciones atractivas y visualmente impactantes. El atardecer es la hora punta para los posados entre lavandas y lavandines y para ello, no hay que dejar nada al azar. Utilizan ángulos inusuales, juegan con las luces y las sombras, y hasta el color de la ropa, es fundamental. «Yo me he puesto mi vestido amarillo para que resalte más con el morado. Queremos fotos bonitas para Facebook, Instagram y Whastsapp. Conocimos la existencia de los campos a través de las redes sociales. Nos llamaron mucho la atención y por eso quisimos venir», explica la colombiana Andrea, que acudió a Tiedra acompañada de su hija Marleyn y de su marido Luis Melgosa, de Laguna de Duero. «Nos apetecía disfrutar de estos campos tan bonitos de lavanda, de su color y su olor. Ellas posarán y yo las haré las fotos», dice él muy conforme mientras ellas buscan la mejor pose.

La mayoría de los visitantes se concentran a última hora de la tarde. Con la caída del sol, la luz y los colores son mucho más vistosos. Al fondo, se observan varios niños vestidos de comunión, posando entre las flores para reportajes que quedarán para la posteridad. Hay un autobús entero lleno de turistas procedentes de Pontevedra que pasarán 4 días en la provincia visitando castillos y campos de lavanda. «Nos está pareciendo una maravilla. No nos lo esperábamos así. En el grupo tenemos personas hasta de 94 años y están fascinadas con este cultivo y sus paisajes. Todo el mundo está encantado haciéndose fotos dentro de la plantación», cuenta Paz Otero, responsable de este grupo de turistas.

También las hermanas Tatiana y Stephany, de Valladolid, que repiten experiencia en Tiedra. «La vez anterior vinimos en el mes de septiembre y no había lavanda. Ya se había cosechado y por eso, este año no nos lo hemos querido perder y hemos venido antes», cuentan ambas mientras se hacen fotos la una a la otra. «Las fotografías nos han salido muy bien. Nuestro Instagram es privado, así que sólo las disfrutaremos nosotras y nuestros amigos más allegados», completan estas hermanas. Otro que no quiso perderse esta experiencia visual, olfativa y gustativa, fue el vallisoletano Esteban, que no dudó en disfrutar de esta maravilla de paisaje tomándose una cerveza de lavanda. «El turismo de floración me parece de lo más interesante», apostilló.

Además de la experiencia sensorial que ofrece este cultivo, el turismo en Tiedra ofrece otros muchos alicientes: su encanto rural y su rica historia. Sus preciosas calles, su curiosa plaza y su coqueto castillo. También su ruta de las fuentes, su observatorio astronómico, sus productos locales como la miel y los hojaldres y por supuesto, Tiedra de Lavanda, el primer centro de interpretación de la lavanda de España, que abrió sus puertas en 2019 y que recibe en los meses de verano entre 3.000 y 5.000 visitantes. Allí ofrecen visitas guiadas, un repaso por la historia, modos de cultivo y variedades, un recorrido por la destilería, donde se extraen los aceites esenciales y por el campo de ensayo de variedades, e incluso, una experiencia de realidad virtual para disfrutar de la floración de los campos desde otro punto de vista. «Desde que se cultiva la lavanda, el paisaje de Tiedra ha cambiado de forma radical. Antes los campos eran amarillos de cereal. Ahora son morados. Gestionamos unas 500 hectáreas de lavanda y lavandín en Tiedra y alrededores», explica Sofía Fonseca, responsable de comunicación de Tiedra de Lavanda. «La foto más típica y la que vienen buscando los visitantes, es la del atardecer frente al Jardín de Variedades de Lavanda, sentados en una mesa y unas sillas y disfrutando de la puesta de sol. También le llama mucho la atención nuestra 'Lavandeta', una foodtruck en al que la gente disfruta no sólo del aroma de los campos, sino también del sabor, con los chupitos y cervezas de lavanda que ofrecemos al público», añade.

El turismo de floración de la lavanda ha sido un revulsivo para este pueblo y ha causado un impacto muy positivo en su economía local. Desde el Centro de Interpretación estiman que entre los meses de julio y agosto, entre 15.000 y 20.000 personas pasan por estos campos a visitar los cultivos, «aunque es muy difícil de calcular debido a la gran extensión de terreno que abarcan», explican desde Tiedra de Lavanda.

Para los turistas y curiosos, no hay nada como tomar asiento frente a los campos de lavanda y lavandín, activar los cinco sentidos y dejarse embriagar por la intensa fragancia, escuchando de fondo el piar de los pájaros y el zumbido de las abejas a lo suyo, polinizando las flores. Todo mientras se contempla una impresionante puesta de sol sobre morado. Click, click ¡Foto!