Francisco Javier, con siete García en sus apellidos, junto a la placa con los apellidos familiares en Campaspero Agapito Ojosnegros

Campaspero, el hogar del apellido García

El 35% de los vecinos de la localidad comparte este apellido, que en algunos casos tienen repetido hasta 16 veces

Lunes, 19 de julio 2021, 07:06

«Hay muchos García, se lleva mucho. García es el apellido primordial y luego también está el Hernando», explica Francisco Javier García Acebes, vecino de Campaspero. ¡Vaya que si es el apellido principal! Que se lo pregunten a su convecino Ricardo que posee ocho, ... los mismos que su mujer Pilar. Y en el caso de sus tres hijas, echen ustedes la cuenta, la suma es sencilla y redonda.

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Otro Francisco Javier –exacto: también García- tiene hasta siete del tirón. En el caso de su esposa el primero de los apellidos es Hernando, pero también posee el García entre los siguientes. En la puerta de su casa, como buen cantero de una localidad en la que la piedra también es un distintivo, ha esculpido las iniciales de cada miembro de la familia y esos dos apellidos que identifican a este municipio de la comarca de Peñafiel. Y qué les voy a contar de Alberto. Pues contar sus apellidos: seis García, un Hernando y un Verdugo.

Francisco Javier García Acebes lo explica: «Hay muchos García, se lleva mucho», y el Instituto Nacional de Estadística (INE) lo certifica. Solo con el García como primer apellido en la localidad churra –a 1 de enero de 2020- hay 375 empadronados, y Hernando 98. Teniendo en cuenta que hablamos de una población de 1.060 almas -y una estadística que recoge solo el primer apellido-, el porcentaje de ese primer apellido en Campaspero es del 35,3% mientras que a nivel nacional –siendo el apellido más extendido- es del 3%.

Como señala Ricardo, antaño el problema no estaba en la coincidencia de los dos primeros apellidos con otros vecinos, sino en tener el mismo nombre, además. Con otro vecino que se llama como yo «había problemas con las cartas algunas veces, o en el banco, en la cooperativa también. Tuvimos que cambiar cada uno a un banco para que no hubiese confusión con la cartilla». A mayores, se buscó una solución aún más precisa y distintiva, como era poner a continuación del primer apellido el nombre del padre, en su caso, de esta manera: Ricardo García `de Tomás´. «Así venía en la cartilla de la remolacha, del cupo de la azucarera donde bajaba a llevarla a Peñafiel. Así que mira qué líos se preparaban», recuerda con humor Ricardo.

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Francisco Javier vivió esta mima situación en la escuela, aplicando la misma solución. «Éramos 5 o 6 que nos llamábamos Francisco Javier García García, por lo que el maestro nos conocía por el nombre del padre. Yo era Francisco Javier `de Vitorino´, otro era `de Justino´...».

Ricardo tiene ocho veces el apellido García. a. ojosnegros

Sobre el origen del apellido, hipótesis y estudios como el del filólogo e historiador Alberto Montaner, García es un antropónimo (nombre propio) de origen prerromano, cuya raíz se considera afín al euskera (h)artz, que deriva en (h)artzea y cuya forma antigua sería `kartzea´. Menéndez Pidal fija ya su uso en 789 y 791. Igualmente se señala su uso en Navarra antes que en Castilla.

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Hipótesis fundadas, pero hipótesis, ya que tal y como señala el genealogista vallisoletano –y profesor de Estadística en la UVA-, Ursi Carrascal, el origen del apellido no lo tiene tan claro, pero ni de este ni de ningún otro: «Saber el origen de un apellido es misión imposible, porque, con suerte, los documentos más antiguos que hay para la mayoría de los mortales son documentos de la iglesia (bautismo, matrimonios, defunciones), que en el caso de Campaspero se remontaban a finales del siglo XVI». El primer documento en el que aparece el apellido García en Campaspero es de 1593, constata Carrascal, del bautizo de un niño «hijo de Alonso García y Catalina Barroso su mujer vecinos de dicho lugar. Llamándose Andrés», inscribe en el libro parroquia el sacerdote.

En cuanto a la prolijidad del apellido en Campaspero, Carrascal explica que se trata de un motivo tan simple como la escasa movilidad de nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. El que estaba bien en el pueblo no le merecía la pena moverse y el que estaba mal pues no tenía posibles ni para moverse». Movilidad muy relacionada también «con la forma de ganarse la vida», señala el profesor.

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