Taller de pintura organizado por el Ayuntamiento de San Pelayo en el verano de 2020. L. N.

Valladolid

Cambiar la ciudad por la paz de San Pelayo, un pueblo de 48 habitantes

Manuel Calvo y Elisa Cerrillo se mudaron con sus tres hijos de Palencia a la pequeña localidad vallisoletana

Laura Negro

Valladolid

Lunes, 3 de abril 2023, 00:08

Casi treinta años tuvo que esperar el pequeño municipio de San Pelayo, de 48 habitantes, para que sus calles volvieran a escucharse risas infantiles en los días de diario. Los hermanos Fabio y Sol Calvo llegaron en 2019 al pueblo natal de su madre, para ... quedarse a vivir en él. Para los sampelayinos, que son ejemplo de lucha contra la despoblación, la llegada de estos hermanos, fue recibida como un rayo de esperanza para la continuidad del municipio.

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Sus padres, Manuel Calvo y Elisa Cerrillo, que es, además, la teniente alcalde, decidieron que lo mejor para sus hijos era cambiar la ciudad (Palencia), por la paz de San Pelayo. En enero del pasado año, otro pequeño, Jesús, llegó a esta familia para convertirla en numerosa. Fabio tiene 16 años y necesidades especiales, por lo que acude a diario a un aula sustitutiva de educación especial. Sol, de 11 años y Jesús de 7, cursan 6º y 1º de primaria en el CRA Padre Hoyos de Torrelobatón. «Todos los días viene un taxi a por ellos para llevarles al colegio. Van con ellos un niño de Barruelo y una niña del Monte de San Lorenzo. Al principio muchos vecinos salían a despedirles por las mañanas, era todo un acontecimiento», explica Elisa, su madre. «Fue un gran cambio dejar Palencia para venirnos a un pueblo de menos de 50 habitantes. Es cierto que tenemos que coger el coche para ir a las extraescolares, pero antes también teníamos que hacerlo. Aquí tenemos muchísima tranquilidad y como no hay más niños en el pueblo, ellos conviven con las personas mayores, con las que tienen una relación muy cercana. Muchos días vamos al centro de convivencia y a veces, hasta hacen los deberes allí junto con las vecinas. La calidad de vida de toda la familia ha mejorado en el pueblo», remata esta madre.

Barruelo del Valle

Hasta hace 5 años, Barruelo del Valle tenía 6 niños jugando a diario en sus calles. Era el pueblo que más alumnos aportaba al CRA de Torrelobatón. Pertenecían a dos familias de inmigrantes que cuando se trasladaron en busca de nuevas opciones laborales, dejaron las calles con hambre de juegos y paseos en bicicleta. Este año, un niño de origen búlgaro ha llegado a la localidad. «Actualmente somos 51 vecinos y empadronar a un niño siempre es una alegría. La pena es que al ser uno, siempre juega solo. Los fines de semana vienen varias familias y los niños han hecho panda en el pueblo. Es una gozada ver cómo corren por el parque. Si a los niños les gusta venir, vienen los padres y eso da más vida al pueblo», dice Mario de Fuentes, regidor del municipio.

En Peñaflor de Hornija, la mejor arma que han encontrado para luchar contra la despoblación son los incentivos. El Consistorio que lidera Juan Antonio Gutiérrez, ha decidido otorgar unas importantes ayudas a la natalidad, consistentes en 1.500 euros por hijo, para las familias que tengan los dos progenitores empadronados en el municipio, y 750 euros para los casos en los que sólo esté empadronado uno de ellos. «El requisito para ser beneficiario, es que al menos uno los padres haya estado empadronado y residiendo en Peñaflor, durante los dos años anteriores al nacimiento o adopción y que permanezca empadronado durante los dos años posteriores. En el caso de las familias monoparentales el importe de la ayuda también será de 1.500 euros. Desde el 1 de enero de 2022 ya hemos entregado 4 cheques y la gente está encantada», explica Gutiérrez, quien también presume de tener 9 niños en la escuela local.

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El pasado mes de septiembre, Luis Miguel Serrador, alcalde de Velliza, tuvo un bonito gesto con Rubén y Berta, los papás del pequeño Roma, a los que entregó, de parte del Ayuntamiento, una enorme canastilla de bebé. Hacía unos 23 años que en el pueblo no empadronaban a un recién nacido. Esa fue su manera de darle la bienvenida al padrón y al pueblo.

En Adalia, desde hace varias décadas, no envían niños al CRA La Besana de Mota del Marqués. Su media de edad es de 58 años eso hace que las políticas municipales se centren en solucionar las necesidades de los mayores.

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