Cabezón pide un nuevo viaducto y que se aceleren las obras del puente. RODRIGO JIMÉNEz
Valladolid

Hartazgo en Cabezón por el retraso en las obras del puente

Los vecinos de los dos núcleos de Cabezón de Pisuerga se reúnen en un acto simbólico, para reivindicar la construcción de un nuevo viaducto y para quejarse por el retraso en las obras del puente medieval.

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 10 de julio 2022, 18:21

«La reforma del puente me va a suponer 2.000 euros de gasto. ¡Esto es inconcebible!», exclama Jesús Lázaro. Él es un agricultor de Cabezón de Pisuerga, que en la mañana del domingo se acercó con su tractor Barreiros hasta la entrada del puente medieval que divide a su pueblo en dos. Iba a cambiar el riego en sus tierras sembradas de alfalfa. Allí se encontró con varios cientos de vecinos que se habían reunido para para reivindicar la construcción de un puente nuevo para el tráfico rodado y para que las obras que se están llevando a cabo actualmente, terminen lo más rápido posible. «No nos pueden tener así por más tiempo. Necesitamos una solución. Yo en esta época del año, tengo que cruzar el puente varias veces al día. En condiciones normales, a lo largo de toda la campaña de alfalfa recorro unos 15-20 kilómetros, porque la tierra y la nave las tengo a pocos metros de distancia. Pero con el puente cortado, esos 20 kilómetros se van a convertir en más de 600 y 2.000 euros en combustible. ¿Y a mí quien me paga eso y todo el trastorno que me han ocasionado?», dice cabreado. Y es que, igual que Jesús, el resto de los vecinos afirman «estar hartos». Hartos de las esperas. Hartos de los retrasos. Hartos de unas obras que consideran «un parche» y hartos de que no se construya el nuevo puente que les habían prometido.

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El pasado 18 de abril, el puente romano de Cabezón, que divide al pueblo en dos núcleos con aproximadamente el 50% de la población en cada uno de ellos, quedó cortado por las obras de consolidación que se iban a prolongar 3 meses. Los vecinos de ambos barrios, reclamaron una pasarela peatonal que les permitiera cruzar de un lado a otro del pueblo para realizar las diferentes gestiones. Esa pasarela nunca llegó. Las obras llevan un importante retraso y el domingo, coincidiendo con la apertura un paso peatonal temporal, los cabezoneros se reunieron en uno de los dos lados del puente para exigir «que acaben las obras ya». El viaducto romano tiene 152 metros de longitud y como no pueden cruzarlo, se ven obligados a recorrer 16 kilómetros de ida y otros 16 de vuelta, bien por la carretera de circunvalación VA-30 o por la autovía A-62. La Junta de Castilla y León ha habilitado un servicio gratuito de buses lanzadera para conectar los dos lados del municipio. Una solución insuficiente para los vecinos.

No es la primera obra que mantiene cortado este monumento. En 2007 se hizo en él una rehabilitación por un importe de 770.000 euros, que generó en los vecinos los mismos inconvenientes que en la actualidad. «Entonces se arreglaron los desperfectos, pero no se eliminaron las causas que los producen, como es el alto tráfico de vehículos y las filtraciones de agua», señala Jesús Montero, presidente de la plataforma vecinal 'Cabezón con su puente', que trata de salvar el monumento fluvial a la vez que dar una solución al problema de comunicación entre ambos barrios. «En 2015 se cayó el muro de contención. Tras 6 meses de obras, sufrimiento y una inversión de 900.000 euros, se reabrió. Las obras que se están haciendo ahora se han hecho por el procedimiento de urgencia y se han presupuestado 1.3M de euros debido al inminente peligro de derrumbamiento. Son muchas las veces que ha pasado por el puente el autobús escolar cargado de niños y el coche de línea a Valladolid. Hemos estado expuestos a un grave peligro», recalca Montero, que el pasado viernes recibió una llamada desde la Subdelegación de Gobierno. «Me dijeron que para concentrarnos más de 20 personas había que comunicarlo por escrito. Explicamos que esto no iba a ser una manifestación, sino de un acto simbólico de unión de dos barrios que han estado separados durante casi tres meses, por una obra necesaria, pero que incordia mucho al quehacer cotidiano de los vecinos», subraya el presidente de la plataforma. «Pedimos a la Consejería de Fomento que se cumplan los plazos y que acabe cuanto antes esta maldita obra; y a la Consejería de Movilidad, que en los presupuestos del año que viene, habilite una partida para que se licite el proyecto constructivo del nuevo puente de Cabezón, cuyo coste se presupuestó en 7M de euros. Si analizamos los datos, la Junta ya se ha gastado casi la mitad de ese dinero sólo en reparaciones». Durante el acto simbólico Montero, leyó un manifiesto en el que hizo un repaso de todas las reivindicaciones vecinales y de los siguientes pasos a seguir. «Estamos hartos de que la Junta de Castilla y León nos ignore y ponga en riesgo nuestra seguridad, aplazando constantemente la construcción del nuevo puente, que es la única solución a los problemas de movilidad que sufre Cabezón», dijo.

Los mayores, los más perjudicados

Los primeros en llegar a esta reunión entre vecinos de ambos barrios de Cabezón, fueron Pilar de la Puente y Francisco del Pozo. Este matrimonio vive en el casco antiguo y destaca el «enorme gasto en gasolina que el corte les supone». Antes cruzábamos el puente a diario, para echar la quiniela, para comprar el pan, para ver a los amigos o para tomar un cacharro en el bar. Ahora, sólo lo hacemos 3 veces por semana, porque es un incordio tener que hacer 32 kilómetros cada vez. Hoy que ya hemos podido pasar andando, hemos aprovechado para echar la quiniela», comentan ambos.

Allí estaba también Rafael Ríos, miembro de la plataforma quien señaló que los más afectados, son los mayores del pueblo. «Ellos no tienen coche y pedimos a la Consejería de Sanidad que mientras duraran las obras pusieran un consultorio médico en el Barrio Nuevo. Les dimos todas las facilidades posibles, pero nos lo denegaron. Hay trabajadores de Ayuda a Domicilio que han tenido que dejar de atender a algunos de los usuarios porque no les da tiempo a ir de un lado a otro del pueblo dando el rodeo. Queremos una solución ya. Nos sentimos ignorados», se queja.

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Jesús Villate es otro de los cabezoneros que no dudó en acudir al encuentro vecinal. Él ha dejado de ir a la farmacia, al banco y al supermercado de su pueblo y ahora va al pueblo vecino, Cigales, porque hace muchos menos kilómetros. «Hace unos días quise ir a la iglesia de mi pueblo a un funeral, y me tocó hacer los 32 kilómetros de rodeo correspondientes. ¡Es de locos!», se queja. «Incluso para ir a la piscina ahora en verano, tenemos que coger el coche, armarnos de paciencia y ponernos en carretera», apostilla su vecina Lis Espinilla.

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