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«Estamos como hace treinta años. Si no lo veo, no lo creo», lamentaba Conchi Martín, vecina de Portillo, instantes antes de pedir la vez y guardar cola en la Plaza de Pimentel, a los pies del castillo. Porque allí, a las cuatro menos cuarto ... de la tarde, estaba previsto que un camión de bomberos de la Diputación Provincial repartiese agua entre los 2.370 vecinos del municipio, sin suministro durante más de 24 horas, desde primera hora de la tarde del domingo, por una avería en la red que gestiona la Mancomunidad Río Eresma, de la que se nutren varios pueblos de la zona. Ese mismo día se solventó el problema, si bien no estaba previsto que se recuperara el abastecimiento hasta primera hora de la mañana de este lunes. Y lo hizo, pero tan solo durante unas horas. Les duró poco la alegría a los portillanos, pues sobre las 09:00 horas los operarios identificaron dos nuevas roturas en tuberías del citado sistema de distribución, a tan solo dos kilómetros del reventón registrado la jornada anterior. «Cuando nos hemos levantado parecía que se había solucionado, que por fin teníamos agua de nuevo después de un domingo muy largo y complicado, pero al rato lo hemos perdido. No podemos estar así», admitía el alcalde de Portillo, Juan Antonio Esteban, quien también aseveró que, durante ese periodo, se registraron «cortes intermitentes».
«A las nueve ya no teníamos. Se han vuelto a reventar tuberías y esperamos que pueda solucionarse cuanto antes porque es complicadísimo estar sin agua», continuaba el regidor. Instantes después se puso en contacto con la institución provincial para que el cuerpo de bomberos se trasladara hasta la localidad y llenase con cisternas el depósito.
Sin embargo, finalmente se optó por desplazar un camión, esta vez del parque de Medina del Campo, cargado con 12.000 litros de agua, y que fueran los propios ciudadanos los que acudieran al punto de encuentro con los recipientes y envases que considerasen adecuados para almacenar el agua, como medida para «tratar de paliar, en la medida de lo posible, esta deficiencia», como aseguraron fuentes municipales.
Primero acudió a Portillo, a las 15:45 horas. Cerca de una hora y cuarto después, sobre las cinco, hizo lo propio en Arrabal, núcleo perteneciente al pueblo. Decenas de garrafas, botellas y cubos colgaban de los brazos de los portillanos y rebosaban maleteros. Todo, en un intento por retomar una relativa normalidad. «Me ha dado tiempo a poner el lavavajillas y hacer la comida, pero nada más», comentaba otra vecina, Carmen Martín. «Yo solo he podido ducharme, pero qué menos que un poco de agua para lavarte y para las tazas», añadía Juan Carlos, otro afectado.
Estas roturas –a última hora de la tarde de este lunes seguían las tareas de reparación– se produjeron, según explicó la presidenta de la Mancomunidad y alcaldesa de La Pedraja, Henar González, por las bajas temperaturas. «Cuando se deshielan, las tuberías sufren una dilatación. Se han encogido con el frío, ahora aumentan y se revientan», señaló. En este sentido, indicó que estas dos nuevas averías, como ya ocurriera con la del domingo, únicamente afectaron a Portillo.
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