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Los ya esposos, en la calesa camino de la celebración del banquete. C. C.
Una boda sesenta años después
Valladolid

Una boda sesenta años después

Olivia Espino y David José Narros se dieron el sábado primer 'sí, quiero' que registra la iglesia de Aguasal desde 1963

Domingo, 24 de septiembre 2023, 18:45

Casi seis décadas, 60 años, 718 meses o, lo que es lo mismo, 21.848 días, son los que han tenido que esperar los apenas veinte habitantes que actualmente componen el censo de Aguasal para ver una boda en su iglesia. Todo un «acontecimiento», como señala el propio sacerdote, José Ramón Peláez, para un municipio, Aguasal, que es el segundo menos poblado de la provincia de Valladolid. Esta localidad próxima a Olmedo vive una sangría poblacional que ha hecho que su censo caiga en picado desde los 220 habitantes que tenía en 1910 a los 8 vecinos que registró en 1991. Así que aquí, como recuerdan los vecinos, los acontecimientos históricos más reseñables lo constituían hasta ahora la reinauguración de la iglesia en 2010 trás más de una década cerrada por su mal estado, en la que se invirtió 327.906 euros; y un desgraciado accidente de tráfico que acabó con la vida de dos ciclistas atropellados por un turismo en la carretera CL-602 en julio de 2013, que tuvo una gran repercusión mediática.

Pero este sábado por la tarde la localidad vivía otro hito histórico. Olivia Espino y David José Narros se daban el sí quiero en la iglesia de Aguasal, el primero en este templo desde que el 30 de noviembre de 1963 registrara la última boda. En esta ocasión, la celebración tenía lugar en Aguasal por la vinculación de la novia, pues Olivia Espino es natural de la localidad. Así que tras una década de noviazgo, ambos tuvieron claro dónde debía llevarse a cabo la ceremonia, ante varias decenas de familiares y amigos.

Emoción para la familia pero también para muchos de los invitados originarios del propio Aguasal, pues muchos de ellos no recordaban haber conocido una boda en la iglesia antes de la de Olivia y David. Sí hubo una ceremonia civil hace diez años en la casa consistorial.

La celebración del sábado comenzó con el acostumbrado retraso de la novia, 20 minutos, que procedente de Olmedo irrumpió en medio de la expectación en el atrio a bordo de una calesa tirada por dos caballos, para pasados unos minutos hacer su entrada en el templo por una alfombra roja. Un cuarteto interpretaba un tema de polifonía clásica que sirvió de entradilla a la eucaristía e impartición del sacramento del matrimonio por el sacerdote, que curiosamente portaba la casulla con la que el que fuera párroco hace 60 años ofició aquella última boda. A lo largo de una hora los novios no pudieron ocultar su emoción, y hasta con algún nervio, se fueron sucediendo las intervenciones de familiares, amigos y compañeros de ambos.

Imagen principal - Una boda sesenta años después
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Concluida la ceremonia, la salida a la calle de David José y Olivia como ya nuevos esposos se celebró con cantidad de arroz, depositado en cucuruchos de oblea que una vez vacíos fueron degustados, así como con innumerables confetis. Y tras múltiples abrazos, besos, saludos y felicitaciones de todos los invitados y el lanzamiento de cohetes, todos los presentes se trasladaron hasta Olmedo para disfrutar de una animada fiesta hasta altas horas de la madrugada.

Desde 1963

Hasta el sábado había que viajar hasta el 30 de noviembre de 1963 para encontrar un acontecimiento de este tipo en Aguasal. Era la festividad de San Andrés cuando en este pequeño municipio, situado a cuatro kilómetros de Olmedo y que por entonces contaba con algo más de 130 habitantes censados, Cayo Carbajo Magdaleno y Ángeles Victoria Gómez Muñoz manifestaron públicamente ante los invitados su decisión de contraer matrimonio ante el entonces párroco, Agustín Parrado, sacerdote natural de Fuensaldaña ordenado tres años antes.

Nadie por entonces podría sospechar que este templo dedicado a San Pedro, construido en ladrillo en el siglo XVI, no volvería a acoger ninguna boda hasta sesenta años después.

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