Secciones
Servicios
Destacamos
La bella iglesia de Santiago de Tordehumos del siglo XVI tiene una deuda de por vida con el belén viviente que cada nueva Navidad se representa en la localidad. La celebración de aquel belén, que el próximo 5 de enero cumplirá 25 años, sirvió ... para reivindicar el estado ruinoso del templo con riego de derrumbe de la cubierta y de perderse, entre otras obras de arte, el bello púlpito gótico, el artesonado con sus formas arabescas o el excelente retablo mayor, atribuido a los Maestros de Toro.
Tras años de realizarse una cabalgata de Reyes por las calles del pueblo, fue el grupo de dulzaineros Zarabandos los que organizaron el 5 de enero del año 2000 uno de los primes belenes vivientes, que se ubicó en el bello atrio de la iglesia de Santiago con el fin de atraer la atención de su mal estado de conservación. La iniciativa fue todo un éxito con gran colaboración vecinal, aunque «con mucho trabajo pues había que prepararlo todo el mismo día y luego, nada más acabar, recogerlo hasta altas horas de la madrugada», según recordó el veterano enfermero Tomás Olandía, uno de los primeros organizadores que sigue tocando la dulzaina en los Zarabandos. Al año siguiente, la irrupción de una nevada hizo recoger todo con rapidez y celebrar la representación en el interior de la iglesia de San Miguel, convertida en centro cultural, en el que sería su sitio definitivo a partir de 2008 al ser más cómodo tanto para preparativos como para desmontaje.
En la memoria de aquel belén queda que los jóvenes José Martín y Nieves Hernández fueron San José y la Virgen María, que con tres meses la bebé Ana de Prado hizo de Niño Jesús, que los veteranos vecinos de la asociación de personas mayores Hermenegildo Álvarez, Eduardo Belmonte y Julio Manrique hicieron de Reyes Magos, con todo lo que supuso, por su edad, subirles en la carroza. Porque «el mayor valor de aquella representación fue la participación e implicación, de todas las edades y sensibilidades, en algo que era nuestro, con el orgullo de haberlo hecho nosotros», según recordó Tomás Olandía, quien señaló que de aquellos años, cuando sus hijos eran pequeños, guarda muy buenos recuerdos, porque «aunque nos dábamos una gran paliza, era muy grande ver la ilusión de los niños». Una actividad en la que «colaboraba todo el pueblo, todo el mundo ofrecía algo para el belén». También recordó que se usaban unos sillones de la parroquia que fueron tapizados y se construyó en el taller de su hermano José Eulogio una plataforma para adaptarla a las andas con ruedas del Cristo de la Vega para ser la carroza en la que llegaban los Reyes Magos. Por su parte, Javier Álvarez, también de los Zarabandos, recordó con emoción aquellos años de duro, pero gratificante trabajo, destacando que «fue algo muy bonito, una buena experiencia, algo distinto que gustó mucho». También resaltó la gran colaboración vecinal, indicando que «la gente traía sus cosas para recrear los oficios». Por su parte, el alcalde de la localidad, Agapito Bravo, también recordó su participación empujando durante años la carroza de los Reyes Magos, con lo que tiene un pueblo con tantas cuestas. En la actualidad sigue participando como pastor en una actividad que «sirve para dinamizar al pueblo a través de la participación de los vecinos». Bravo también destacó que «el belén se ha convertido con los años en otro atractivo turístico del municipio».
Lo cierto es que aquel belén viviente fue el detonante de una campaña de sensibilización por la iglesia que dio lugar a la creación, por parte del Ayuntamiento y colectivos locales, de la Asociación Santiago, con gran número de iniciativas, de las que la prensa se hizo eco dando visibilidad al mal estado del templo. No se tardó en solicitar al Arzobispado la cesión del templo, que, al final, fue cedida en uso al Ayuntamiento, dando inicio a su restauración al ser incluida dentro del importante programa Arquimilenios II, de la Junta de Castilla y León, con una inversión de 347.000 euros de la Consejería de Fomento, con la que se llevó a cabo la reparación de las cubiertas y parte del magnífico artesonado.
Esta Navidad, el belén viviente de Tordehumos se celebrará en la iglesia de San Miguel el 28 de diciembre y el 5 de enero, siendo en esta segunda representación cuando llegue a los 25 años con gran orgullo de todos los vecinos. Una vez más, la entrada de los participantes en el escenario, cantando una canción de la tradición de las pastoradas, dará paso a las palabras de un narrador con la representación de los distintos pasajes bíblicos, como la Anunciación del arcángel San Gabriel a la Virgen María, la visitación, el empadronamiento, la posada, el nacimiento del Niño Jesús, el anuncio a los pastores y la llegada de los Reyes Magos, con visita a Herodes y, más tarde, adoración al Niño Jesús con sus presentes de oro, incienso y mirra, todo ello intercalado con villancicos. Los paisajes bíblicos se representarán de nuevo con una cuidada escenografía, con el recuerdo de oficios tradicionales como zapatero, herrero, curandero, carpintero, alfarero, leñador, panadero o carnicero, entre otros, con gran presencia de objetos de otros tiempos como vasijas, cestos de mimbres, un yunque o un horno antiguo. Una escenografía, ambientación y guion de los que estará muy atenta, como en los últimos diez años, la vecina Pilar Santos, quien aseguró que «durante estos días la iglesia es mi segunda casa, pero es una alegría muy grande que todo quede bien, que le guste a la gente y que los niños participen».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.