Barruelo del Valle: una villa que rebosa familiaridad

Hablar de Barruelo del Valle es hacerlo del pasado. La localidad hunde sus raíces en actividades que aún mantiene viva en su memoria, como la fabricación básculas romanas y esteras de esparto realizadas, antiguamente, por mujeres y niños. Aunque dichas actividades ya no se mantienen, sus vecinos recuerdan con emoción cómo eran reconocidos por ello. Pero no solo guardan historia, sino también tradición.

El día más significativo, y que está marcado en rojo en el calendario, es el Día de la Rogativa. La jornada comienza a media mañana con una romería que va de la iglesia de San Pelayo a la ermita de la Virgen de Villahudor.

El momento más emotivo tiene ocasión cuando la Virgen del Rosario y San Isidro confluyen frente a la ermita bajo la mirada de los feligreses. Allí, el párroco oficializa la eucaristía y bendice los campos. Como broche de oro se ofrece un refresco en la que no puede faltar embutido, empanadas y un vino español para los vecinos, que comparten un día de unión.

Esta tradición se remonta a cuando una gran granizada destrozó los campos de la zona. Sin embargo, los terrenos de Barruelo del Valle quedaron intactos. Por ello, cada 2 de junio los vecinos agradecen a la Virgen que les salvase de las penurias. Antiguamente, los vecinos subían hasta la ermita trece santos a pie, acompañados de los músicos que amenizaban el recorrido.

En los últimos años, se optó por transportar a tres santos en un remolque engalanado. Más recientemente, la tradición ha vuelto a su origen y es la Virgen del Rosario la que portan los feligreses hasta la ermita. Y es que Barruelo del Valle es historia, pero también tradición y arraigo a la localidad.

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