Valladolid

Los avisillos cobran protagonismo en la Feria de San Antonio de Medina del Campo

Y es que, estos pequeños panes tienen mucho que ver con el ámbito religioso. Su origen data de siglos remotos. Tal y como cuenta la tradición, la vinculación de San Antonio con el pan está basada en un milagro. Una madre prometió dar pan a los pobres si su hijo enfermo se curaba. Cuando el niño se recuperó, ella cumplió su promesa. Desde entonces, dar pan a los pobres en nombre del santo se convirtió en una costumbre para honrarlo y ayudar a los necesitados.

«Empezamos haciéndolos solo para la eucaristía y los regalábamos, cosa que también hacemos hoy en día», menciona. «La gente coge los panes con mucha devoción como una forma de pensar que van a tener suerte y prosperidad el resto del año», añade Ribón. Un aspecto que se ha presenciado durante la misa en honor al co-patrón de la localidad, pues numerosos vecinos han tomado un 'avisillo' de las cuatro enormes cestas repletas de casi 200 panecillos.

«Sí que noto que ha ido ganando importancia entre la gente más devota», expresa la gerente. No solo en la Villa de las Ferias, sino también en municipios colindantes. «Por ejemplo una de nuestra clientas que es de Rubí de Bracamonte ha comprado 100 panes para su iglesia», detalla.

Entre el 13 y el 16 de junio, la Panadería Pastelería Ribón elabora en torno a 1.500 panecillos de San Antonio. Estos no solo se podrán adquirir en sus establecimientos repartidos por la localidad, sino también en los bares y restaurantes medinenses. Desde hace unos años, el gremio hostelero local desarrolla una ruta de tapas donde el avisillo es el gran protagonista.

En estos cuatro días, los vecinos y visitantes podrán degustarlo de múltiples opciones. Acompañado con jamón ibérico, con pollo y salsa gaucha, con lomo de cerdo, mermelada de tomate, bacon, queso y alioli, con chorizo, queso curado de oveja y torreznos de Soria, con rabas, con tripas de la olla, longanizas largas y chorizos negros o relleno de ternera mechada, crema de vegetales y cebolla caramelizada. También con mici; una carne en forma de rollo tradicional de Rumanía, o incluso con crema de queso. Una gran variedad de estilos que espera cautivar el paladar de todos los medinenses.

Este pan es muy distinto al que estamos acostumbrados a comer en nuestros hogares. La diferencia respecto a su tamaño es evidente. «Son bolas más pequeñas, tienen más elaboración», puntúa Ribón. En relación al sabor, este es más suave ya que se introduce manteca en la masa. Y la maña, sin duda, es un hándicap. «Lo hacemos todo manual, es muy casero», añade la gerente.

Finalizado el fin de semana, Medina del Campo despedirá a los avisillos hasta la próxima Feria de San Antonio de 2025. Mientras tanto, la Panadería Pastelería Ribón retomará su ritmo de producción y se centrará de nuevo en sus productos más clásicos. Afincados en la localidad vallisoletana desde 1895, el comercio alcanza ya la cuarta generación. Aunque hay elaboraciones que han renovado con el paso de los años, el negoció trata de cuidar el más mínimo detalle para mantener las recetas tradicionales de sus antepasados.