![La aventura de un «guiri profesional» en las fiestas de Castronuño](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/10/20/guiri2-krwE-RCi86ZykhAqrHXkw8PrIWXJ-1200x840@El%20Norte.jpeg)
![La aventura de un «guiri profesional» en las fiestas de Castronuño](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/10/20/guiri2-krwE-RCi86ZykhAqrHXkw8PrIWXJ-1200x840@El%20Norte.jpeg)
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Cuando los primeros acordes de una charanga irrumpen en las calles, y los balcones se visten de colores, las fiestas de los pueblos comienzan a tejer su magia. Estas celebraciones no son solo eventos, son el latido de las comunidades que las organizan, un ritual ... en el que la memoria y la alegría se entrelazan, transformando cada rincón en un escenario de convivencia y folclore. En ellas, lo cotidiano se disuelve y da paso a días en los que el tiempo parece detenerse para celebrar lo que realmente importa; la unión entre vecinos, el orgullo por lo propio y la herencia cultural que pasa de generación en generación.
Este momento es uno de los más esperados en los pueblos. Y una de esas localidades que recientemente ha celebrado sus fiestas patronales ha sido Castronuño. Unos días dedicados a San Miguel, en los cuales no han faltado sus tradicionales 'Bajadas del Palillo'. Pero entre sus vecinos, este año se ha colado un nuevo integrante que ha disfrutado de estas fechas como si fuera uno más.
Tom Hopcroft, natural de la ciudad inglesa de Birmingham, se encontraba recorriendo España a pie y en monopatín cuando, «accidentalmente», se topó con la localidad vallisoletana, después de atravesar un campo de mazorcas de maíz. A su llegada al municipio se encontró un cúmulo de vecinos disfrazados y una charanga y pensó que tenía que pasar la noche allí. «Ha sido increíble, es la mejor noche de la experiencia», asegura.
Sus planes cambiaron por completo. Rápidamente se acercó a un pinar de la zona, colocó su hamaca, repuso fuerzas y se adentró en las fiestas de Castronuño. «Había estado otras veces en las fiestas de los pueblos de otros amigos, pero aquí no conocía a nadie. A los cinco minutos de llegar empecé a hablar con la gente y al final una mujer me invitó a comer y a dormir en su casa. Me pasé toda la noche con su grupo y vimos los toros», señala. Tal ha sido su asombro y su buena acogida en la localidad, que Tom tiene pensado volver al año que viene. «Obviamente repetiré», cerciora.
Hopcroft se define a sí mismo como «guiri profesional» y tampoco le molesta que otras personas se refieran a él con ese distintivo. Hace ocho años aterrizó en Madrid «por amor» y aunque la relación «no salió con éxito», su «amor por España» continuó.
Tanto que hace un año montó su propio negocio. Y, como no podía ser de otra manera, lo denominó 'Guiris de mierda'. Con su marca explica estar «cambiando el sentimiento del nombre». Cada semana, organizan ciertos eventos para crear «conexiones humanas». «La gente en las ciudades, especialmente, se sienten solos», comenta. Clases de yoga, citas rápidas networking o fiestas en rooftop no solo unen a los extranjeros que viven en la capital, sino también a todos aquellos españoles que echan de menos las costumbres inglesas una vez regresan a nuestro país después de haber vivido fuera una temporada.
Tras haber vivido todo este tiempo en Madrid, Tom decidió emprenden una nueva «aventura». Hace poco más de un mes comenzó una nueva andanza con el objetivo de descubrir la «España profunda». Su viaje arrancó en San Juan de Gaztelugatxe, un islote de la localidad vizcaína de Bermeo, conocido por haber sido escenario de Juego de Tronos en alguna que otra ocasión.
A partir de ese punto, Tom ha atravesado País Vasco, Navarra, La Rioja, Castilla y León, Extremadura y Andalucía. Un trayendo de norte a sur que espera terminar en una semana en la localidad gaditana de Tarifa. «La idea era hacer algo diferente que no he visto a nadie antes. Siempre hay razones para no hacer algo así, pero a veces hay que intentarlo», señala.
Su paso por nuestra Comunidad Autónoma no ha sido nada fácil. «En Castilla y León hay mucho viento y, por eso, era tan difícil cruzarlo en monopatín. Pero los pueblos han sido increíbles. Cuando paraba a tomar una cerveza o una tapa, siempre he hablado con la gente en los bares. Son súper acogedores», expresa.
Hacer una escapada de estas características, y encima solo, tiene cierta complicación. «Ha habido un montón de días en los que, obviamente, no quieres andar, no quieres seguir, pero al final es una reflexión de la vida. Algunos momentos son difíciles, pero te hacen estar duro y fuerte mentalmente», manifiesta. Durante su viaje, Hopcroft se ha enfrentado al huracán Kirk. «He estado tres días andando y en monopatín con la lluvia», comenta.
Durante este mes, Tom ha recorrido numerosos lugares y, para él, es «difícil» decidir con cuál de todos se quedaría. «Mi Madrid, para mí, es lo mejor. Me encanta. Pero es verdad que he tenido dificultades para tener conexiones en los bares. Aunque eso en los pueblos es súper fácil, entonces por eso me gustan», menciona. El inglés cree que necesita ser «un español real», lo que significa «vivir en la ciudad y tener un pueblo». «A lo mejor podría ser Castronuño o Astudillo, que también me lo he pasado muy bien allí», refleja.
Para los vecinos de Castronuño estas Fiestas de San Miguel han sido como cualquier otras. Pero para Tom ha sido un recuerdo que no solo se ha quedado guardado en su teléfono móvil, sino también en su memoria y en la retina de sus ojos.
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