![Arte en la piel con sello femenino](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201912/18/media/cortadas/emprendedores-tatoo-kHlG-U90100160595181F-624x385@El%20Norte.jpg)
![Arte en la piel con sello femenino](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201912/18/media/cortadas/emprendedores-tatoo-kHlG-U90100160595181F-624x385@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Los tatuajes están más de moda que nunca. Han dejado de ser un estigma para convertirse en una seña de identidad. Todos quieren llevar arte en la piel, pero sin embargo todavía quedan muchos estereotipos que combatir. Se trata de un sector muy masculinizado, donde la mayoría de los tatuadores son hombres y ellas tienen que esforzarse el doble para demostrar lo mismo.
Dos jóvenes vallisoletanas, la anilladora Karen Tascón Buitrago y la tatuadora Celia Martín Catalina, han incorporado la perspectiva de género a este mundo poniendo en marcha Goddess Studio, donde tatuajes y piercings tienen sello femenino. Ellas son una buena muestra de que las mujeres se están posicionando en el sector del 'body art' y que cada vez son más los clientes que optan por tatuarse o anillarse por féminas.
Con tan solo 12 años Karen Tascón empezó sentir pasión por los piercings. Solía ir a la biblioteca para sumergirse en libros de anatomía y cuando su hermana mayor se perforó, ella le acompañó disfrutando de cada momento. A los 14 años había devorado infinidad de libros sobre esta materia y tenía claro a qué quería dedicarse en el futuro. «A esa edad, me ofrecí a hacer piercings a mis amigos, para probar. Esa misma tarde tuve a siete dispuestos delante de mí. Cuando hice la primera perforación, en un ombligo, supe que había nacido para esto. Todavía hoy muchos de esos amigos que anillé aquel primer día siguen siendo mis clientes. Eso solo significa una cosa, que soy buena en esto», dice muy segura de sí misma. «A mí lo que realmente me gusta es el procedimiento que conlleva hacer un agujero», aclara. Lo suyo es tranquilizar al cliente, aclarar dudas, aconsejarle y acompañarle en el proceso de curación. «En la atención al cliente no escatimo esfuerzos», añade esta joven que ha realizado un gran número de cursos formativos.
Buscó un local para ponerse por su cuenta y lo encontró en el centro comercial Avenida, en el paseo de Zorrilla. Un estudio pequeño, no demasiado visible para el gran público y a un precio asequible. «Me daba miedo arrancar un negocio. Todos me decían que era muy joven y no podría con ello. Pero al ver el local dejé de tener dudas», recuerda. Empezó a comprar material, pero se dio cuenta de que sola sería difícil asumir todos los gastos, así que decidió buscar una socia. «Tenía claro que quería asociarme con una mujer. Este sector está todavía muy dominado por los hombres y quería romper esas barreras. Eso sí, debía cumplir un requisito, que su trato al cliente fuera tan exquisito como el mío», dice.
Un tatuaje de una medusa en la piel de una clienta le llamó la atención y quiso conocer a la artista. «Tenía un estilo poco habitual y se veía una mano femenina detrás del diseño. Aquel tatuaje me inspiró y contacté con ella a través de Instagram. En cuanto nos conocimos en persona, congeniamos», relata Karen. Cuando Celia vio el local, solo dijo dos palabras: «cuenta conmigo», y así pasó a formar parte del proyecto.
Emprendedoras: Karen Tascón Buitrago (22), anilladora, y Celia Martín Catalina (26), tatuadora
Inicio de la actividad: 16 de febrero de 2019
Contacto: Paseo de Zorrilla, 54-56 (centro comercial Avenida) de Valladolid. Telf.: 653 132 957. Instagram: @goddess__studio
Celia es de La Pedraja de Portillo y una apasionada del arte. Domina todas las técnicas, pero su especialidad es el retrato realista hecho con bolígrafo. «Siempre me habían gustado los tatuajes y durante un año sabático en mis estudios, unos amigos me ofrecieron ir a Asturias a conocer a un tatuador irlandés, Trevor Logan. Estuve una semana aprendiendo el oficio. Con él descubrí un mundo diferente, el de las agujas. Siempre había sido muy aprensiva, pero aquello me encantó», recuerda Celia.
Practicó mucho tiempo sobre la piel de naranjas, hasta que se atrevió a tatuar. Empezó con amigos y conocidos. «Yo llevaba toda mi vida pintando, pero tatuar es muy distinto, porque pintas sobre volumen. Mi hobby de pintar piedras me ayudó mucho a aprender a encajar el dibujo sobre el músculo», destaca esta artista de la piel, que estudió el Grado Medio de Ilustración y Diseño Gráfico. Tras varios años tatuando a amigos, un día recibió un mensaje de una desconocida, Karen, que le proponía emprender juntas. No se lo pensó.
Lo primero fue adecentar el estudio, gestionar el alta en Sanidad y solicitar la licencia de apertura en el Ayuntamiento. «Acudimos a la Ventanilla Única en la Cámara de Comercio, donde recibimos un gran asesoramiento. Al ser paradas de larga duración, no tuvimos que abonar la tasa de comunicación ambiental. Ayudas no nos han concedido, porque no llegábamos a la inversión mínima», cuentan ambas.
En Goddess Studio el cliente es el centro. Ofrecen servicios de tatuaje y anillado con todas las normas de higiene y sanidad. «Lo más importante de todo es tranquilizar al cliente y resolver todas sus dudas. Una mala praxis puede ser fatal de por vida, por eso yo aconsejo que acudan siempre a profesionales. Muchos clientes vienen a mí diciendo que les han hablado de mi simetría, mi calidad y mi material y eso me llena de orgullo», indica Karen, que desde hace tres meses tiene contratada una empleada tres días por semana. Según esta anilladora, cada día le piden cosas nuevas y joyería más original. «El ombligo se sigue llevando mucho, también los pezones y el septum (en la nariz). Las únicas modificaciones corporales que hago son dilataciones y microdermales», explica, mientras enseña con orgullo su lengua bífida.
Celia disfruta con el dibujo, por eso huye de los diseños copiados de Internet o de otros tatuadores. Sus creaciones son originales. «A nuestro estudio vienen muchísimas mujeres, porque se sienten muy cómodas. Soy muy fiel a mi estilo. El realismo solo lo dejo para los cuadros, en los tatuajes yo trabajo el puntillismo y el 'blackwork'. Si alguien se quiere tatuar conmigo, tiene que ser porque le gusta lo que hago. Solo trabajo con tinta negra, por eso si el cliente quiere tatuarse en color o un dibujo muy tradicional, le recomiendo a otros amigos tatuadores», afirma.
Karen y Celia son jóvenes, tienen ilusión por el negocio y auténtica pasión por lo que hacen. Pero si de algo se sienten orgullosas es de que hacen un amigo de cada cliente.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.