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Donde antes desembocaban las llamadas con destino Fombellida, donde se custodiaban los equipos de transmisión y de conmutación que hacían posible la comunicación, dentro de poco podrá comprarse pan, leche y carne fresca. El Ayuntamiento de la localidad vallisoletana –de solo 176 vecinos–, en un «intento» por revitalizar el medio rural y atraer nuevos habitantes, ha decidido rehabilitar la que hace décadas era centralita telefónica (también fue durante unos años entidad bancaria) para 'transformarla' en una tienda de alimentación y ultramarinos y un pequeño apartamento. Aún desconocen si el arrendamiento se hará junto (tienda más piso) o por separado, pero lo que sí anticipa su alcalde, Víctor Alonso, es que ya tienen una persona interesada en gestionar el negocio.
«Nos llamó una persona de fuera interesada en montar una tienda en el pueblo y nos pusimos a buscar fórmulas, a ver cómo lo hacíamos, porque no podíamos dejarlo pasar», dice el regidor, que asegura que, a raíz de correrse la voz entre sus vecinos de lo que se pretendía hacer, el carnicero –que tiene actualmente el establecimiento en su casa– planteó la posibilidad de desempeñar también allí su actividad. Con respecto al apartamento, que se ubicará en la planta de arriba y que consta de salón, baño, cocina, dos habitaciones y una terraza «desde donde se verá todo el Valle del Esgueva», ya son varias las familias que han levantado el teléfono para preguntar por su disponibilidad. «Nos han llamado distintas personas interesadas en alquilar la vivienda para venirse aquí a vivir, desarrollar su proyecto de vida en Fombellida, pero incluso antes de que esto se fuera a hacer, eran muchos los que nos preguntaban si había alguna posibilidad de alquilar algo por la zona», justifica Alonso.
Se presentó la «oportunidad» –explica el alcalde– y no han querido dejar pasar un tren que permitirá a esta pequeña localidad convertirse, 15 años después de que cerrara la última tienda física, en 'epicentro' comercial del grueso del Valle del Esgueva, pues la gran mayoría de pueblos de la zona carecen de este tipo de servicios. Subsisten gracias a la venta ambulante. «Se pretende que haya un comercio constante y de cercanía al vecino sin necesidad de tener que desplazarse hacia otros lugares a comprar; también servirá para otros pueblos como Torre, que está aquí al lado», argumenta.
El martes se retomarán las obras. El objetivo es que en un mes, o mes y medio, a más tardar, esté todo a punto. «Tiene que estar listo para verano, que se llena el pueblo de gente y hay muchísima actividad», sostiene Alonso. El piso, por su parte, no estará hasta llegado el otoño.
En ambos casos, el precio del alquiler será «muy barato», asequible para prácticamente cualquier bolsillo. Porque no buscan «hacer negocio», sacar rédito de la iniciativa, sino «prestar un servicio que es muy necesario». «No lo hemos decidido, todo dependerá de cuánta gente se interese por la casa». El coste total de los trabajos rondarán los 70.000 euros y serán financiados en su mayoría por subvenciones de la Diputación de Valladolid y de la Junta, aunque el Consistorio fombellidero aportará una parte. En la vivienda contigua (también de propiedad municipal), donde durante décadas reposaron las ideas de los maestros don Adrián y don Maxi, habitan desde hace unos años dos familias con niños. Plantearon la posibilidad de conectar ambos espacios, pero lo descartaron para abrir el abanico de posibles usos.
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