![«Un amigo escribió a Camelia y le dijo: ¿No te has ido?»](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201907/18/media/cortadas/nava1-kvfB-U807926436912iB-1248x770@El%20Norte.jpg)
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La pantalla del teléfono móvil está resquebrajada. Está «así», dice Blasbu Daniela, la madre de Camelia Simona Melu, la joven de 15 años de Nava del Rey que lleva desaparecida desde hace diez días, porque es el dispositivo que utiliza toda la unidad familiar. «No necesitamos más. Camelia le usa más para hablar con sus amigos, pero nosotras para llamar y poco más», asegura la progenitora. Le cuesta mantener el pulso. Está decaída y «muy triste», aunque «esperanzada». No ha vuelto a ver a su hija desde la noche del pasado martes 9 de julio. Tampoco a tener noticias de ella. Cenó, se preparó y, minutos después de las once, salió de su casa ubicada en la calle Alta del Castillo de la localidad vallisoletana, donde vive con su madre, su hermana Denisa, su tía Camelia y sus cuatro primos. No dio muchas explicaciones, tan solo que se iba a dar un paseo con su amiga Alexandra, una práctica que solía hacer «habitualmente». En aquel momento, recuerdan, llevaba un pantalón y una chaqueta negra y una blusa blanca. No se llevó «absolutamente nada»: ni móvil, ni dinero ni ropa.
A la madrugada siguiente, sobre las cinco y media, Blasbu y Camelia, la tía, se levantaron, como cada mañana, para ir a trabajar al campo. Entraron en las habitaciones para despedirse de los pequeños y comprobaron que Camelia Simona no había llegado. «Lo primero que pensamos es que se había hecho tarde y se había quedado a dormir donde su amiga», afirma su madre. Se fueron «tranquilas». Pero cuando regresaron a casa después de terminar la jornada laboral, a eso de las dos de la tarde, comprobaron que la adolescente aún no había llegado. Lo primero que hicieron fue llamar a su amiga Alexandra. Ella desconocía el paradero de Camelia. De hecho, según les relató, ni tan siquiera había estado con ella la noche anterior. «Ahí ya empezamos a sospechar algo, y lo primero que hicimos fue comunicárselo al Ayuntamiento y denunciar su desaparición», apunta Blasbu.
No iban a parar hasta saber dónde y con quién estaba la joven. Como comparten teléfono móvil, a Blasbu y a su hermana se les ocurrió que, si se hacían pasar por Camelia, igual alguno de los contactos con los que a menudo se intercambiaba mensajes podría conocer su ubicación. «Me hice pasar por Camelia, seguí la conversación y en un momento dado, un chico pregunta:«No te has ido? E inmediatamente le llamé y le dije que era su madre y que por favor me dijera si sabía dónde estaba mi hija», apostilla.
Al otro lado de la pantalla estaba uno de sus amigos «de unos 19 o 20 años». Fue él, según las comentó, quien llevó a la menor hasta Tordesillas «porque quería ver a su novio». La dejó junto al puente y, cuenta la progenitora, «Camelia le dijo:'déjame aquí que viene mi novio a recogerme'». «El chico que la llevó hasta Tordesillas no tiene nada que ver. Él dejó a mi hija allí y se volvió», insiste. Aunque reconoce que sospecharon, Blasbu descarta que formulara esa pregunta porque su hija trasladara a sus amigos la intención marcharse con su novio, sino porque el joven pensaba que finalmente no se vio con su pareja. «Ella no nos había contado que estaba con alguien. Sus amigos tampoco le conocen», incide.
Es el último rastro que tienen de Camelia Simona. Ahora, la Guardia Civil investiga los hechos. Por el momento, todas las hipótesis permanecen abiertas, si bien fuentes de la Subdelegación del Gobierno no han entrado en más detalles hasta no tener una información concluyente.
Su madre y su tía no contemplan la posibilidad de que se haya marchado voluntariamente porque, sostienen, nunca ha hecho «nada parecido». Tampoco es una persona conflictiva, que se meta en líos. Todo lo contrario. La definen como una joven «alegre, divertida, que se ríe y baila todo el rato». «Tengo la esperanza de que la encuentren pronto», añade la progenitora. Los que «peor» lo están pasando, apuntan, son tanto sus cuatro primos como su hermana Denisa, de 11 años, de quienes se hace cargo mientras Blasblu y Camelia acuden a trabajar. «Está muy preocupada, nunca habían estado tanto tiempo sin verse», lamenta.
Cualquier detalle puede ser fundamental. Camelia Simona es de origen rumano y lleva viviendo en Nava del Rey desde hace dos años. Tiene 15 años, mide 1,60 metros y pesa 55 kilos. Es de complexión delgada y tiene los ojos marrones oscuros. Además, tiene el pelo largo, por la mitad del antebrazo, aproximadamente, aunque en muchas ocasiones suele llevarlo recogido. En caso de tener alguna información sobre Camelia, esta puede comunicarse tanto a Guardia Civil como a los teléfonos 112 o al 643 05 01 65.
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