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En Barruelo del Valle la despoblación acecha. Es un pueblo sin niños, donde ya no llega el autobús escolar y donde el columpio siempre permanece quieto. Hay actualmente 47 vecinos censados y el de menor edad, supera la treintena. Sin embargo, en verano, y ... especialmente en agosto, las risas infantiles lo inundan todo. En las calles se escucha una alegre algarabía de pandillas jugando a la pelota y al 'pilla-pilla', aunque también los hay silenciosos, que quedan en algún rincón apartado para jugar con el móvil o la consola.
Son muchos los barrueleros que regresan en los meses de más calor al pueblo que les vio nacer y crecer. Quieren para sus niños aquella infancia de juegos y quedadas en la calle que ellos tuvieron. Vuelven para recordar el pequeño paraíso de bicicletas BH que era Barruelo. Los partidos de fútbol sala, las salidas a las huertas, las llamadas pícaras e intempestivas a los timbres del vecino, las noches jugando al bote o al escondite. Quieren eso para sus hijos y eso ya solo lo encuentran en verano.
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Laura Negro
Conscientes de que un pueblo sin niños está condenado a desaparecer, en Barruelo del Valle se resisten a ello. Por ello, durante estos días de agosto, el Ayuntamiento, en colaboración con la Diputación Provincial, ha organizado distintas actividades para los más pequeños, con la intención de que los niños quieran permanecer más tiempo en el pueblo. Por eso, el martes se celebró un taller de alfarería, en el que participaron más de 20 pequeños de diferentes edades. También algún mayor. Lo impartió Juan Laguna, un alfarero de Portillo completamente enamorado de su oficio, quien supo transmitir a los niños esa pasión por el barro y el torno. Les enseñó a modelar bonitas vasijas y huchas que todos se llevaron de recuerdo. La tarde continuó con juegos de camas elásticas, lo que divirtió a grandes y pequeños y terminó con una velada nocturna de cine de verano en familia.
Las actividades continuarán durante los siguientes días con yincanas, competiciones de tiro con arco, hinchables de agua, talleres de elaboración de pan, un espectáculo de magia a cargo del mago Oscar Escalante y con una cata de vinos y quesos para los padres y abuelos. «Da una alegría inmensa ver el pueblo lleno de gente como lo estaba antaño», dice Mario de Fuentes, alcalde del municipio y diputado provincial. «Hasta hace 5 años teníamos 6 niños en el pueblo. Pertenecían a una familia cubana y otra búlgara, pero dejaron el pueblo por motivos laborales. Cuando ellos se fueron se acabó la alegría en las calles. En aquel momento Barruelo era el pueblo que más niños aportaba al CRA de Torrelobatón», prosigue el edil barruelero. «Organizamos estas actividades para que los niños mantengan el gusto por venir a Barruelo y también para que vengan otros niños de los pueblos de alrededor y se conozcan. Es una buena manera de hacer comarca», concluye de Fuentes.
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