Simancas: sobre el municipalismo
Alberto Plaza Martín, alcalde de Simancas
Martes, 13 de junio 2023, 00:29
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Alberto Plaza Martín, alcalde de Simancas
Martes, 13 de junio 2023, 00:29
Un año más se me ofrece, en unas pocas palabras, la oportunidad de hablar de municipalismo y de trasladar unas cuantas ideas y reflexiones generales sobre la base de la experiencia acumulada y la actualidad.
Es evidente, que para quienes estamos en el día a día de un municipio, la oportunidad sigue siendo tremendamente interesante. Primero por alzar la vista de la vertiginosa actividad de cualquier administración local, y reflexionar por unos momentos sobre el camino recorrido y por recorrer. Sin duda, para mí es un momento importante y me gustaría compartir con los lectores varias cuestiones previas con carácter general:
PRIMERO.- Como se dice muy a menudo, pero no por ello es menos importante, los ayuntamientos son la administración pública más cercana a los ciudadanos.
Y esto no deber ser considerado como la «pantalla o escudo» de las administraciones. Ni los ayuntamientos son los hermanos menores, ni son los responsables del funcionamiento de todo el conjunto de las administraciones públicas.
Es bien cierto, que en un alarde (a mi juicio mal interpretado), se interpreta que los ayuntamientos y especialmente los concejales son figuras polifacéticas y voluntaristas en la solución de los problemas que plantean los ciudadanos. Pero no es menos cierto que esto no excluye la responsabilidad de otras administraciones y otros cargos en esa tarea de mejorar la calidad de vida de los vecinos.
Y lo digo en el doble sentido de que el ciudadano acude a su Ayuntamiento en busca de información o auxilio, pero también lo digo porque los responsables de otras administraciones tienen la obligación de colaborar y cumplir con sus funciones propias y competencias concretas.
En esta línea, se dan casos en los que el concejal o alcalde de turno se encuentra entre medias de funciones o competencias no asistidas por la administración verdaderamente competente. Esta una situación a mejorar.
SEGUNDO.- Todos los ciudadanos tienen un Ayuntamiento. Lo que viene a significar que, dentro de sus funciones básicas, los ayuntamientos cumplen con los derechos y deberes de sus vecinos. Es cierto que, aún con carencias históricas, planificaciones incorrectas, con aciertos y con errores, no habrá alcalde o concejal que no piense y trabaje por el bien de sus vecinos. Por la mejora de los servicios básicos, por la atención personalizada, por el desarrollo de su municipio; personalmente creo que esta es una premisa, a pesar de que nuestra tarea a menudo no sea justamente reconocida. A mi modo de ver, uno de los mayores errores por los que los derroteros políticos nos han llevado en los últimos 30 años ha sido no defender la sociedad en su conjunto, la figura del concejal y, obviamente, la del alcalde.
Primero porque el avance social y cultural viene lógicamente de la mano de quiénes son dignos representantes de esa sociedad. Y, sin duda, los políticos somos los representantes de los ciudadanos. La política es la representación de la sociedad misma.
Y además porque la gestión de un Ayuntamiento debe ser cada vez más asimilable a la gestión de una empresa, eso sí sin un ánimo de lucro o beneficio más que el interés general a que dicha actividad reporta valor. Y en esa actividad la dirección e impulso de las acciones debe estar equilibrada con la responsabilidad. Es decir, hace falta avanzar en la preparación y formación de los representantes (políticos) a la par de exigirles el cumplimiento de sus compromisos o deberes. Pero no puede ser una cuestión sin la otra.
TERCERO.- A todo esto hay que sumar que en el aspecto económico o de financiación, la situación sigue siendo tremendamente injusta. Nada se avanza sobre la financiación local.
Por supuesto, si queremos mejorar la labor de los ayuntamientos tendremos que tomar en serio de una vez por todas la financiación local con un pacto de ámbito nacional que aborde correctamente este tema tan trascencental. Y no se trata de incrementar la presión fiscal, sino de facilitar un verdadero equilibrio entre las distintas administraciones.
Tras estas reflexiones generales, me gustaría aportar cinco breves puntos, a mi juicio pendientes de abordar con más profundidad:
1.- Sobre el reto demográfico y la despoblación: y especialmente en este orden porque hoy hablamos mucho de despoblación, pero no somos conscientes de que gran parte del problema de la despoblación tiene su base en la falta de natalidad y el reto demográfico. A mi juicio hay que «despolitizar» este asunto y llevarlo verdaderamente a la agenda de todos, para tratarlo con la objetividad merecida en una planificación a medio y largo plazo. Sin duda es un asunto de Estado y sobre el que hay que hacer planteamientos legislativos y presupuestarios convincentes en diversas materias: fiscalidad diferenciada, vivienda (fundamentalmente alquiler), servicios sostenibles, transportes, educación.
2.- Sobre el desarrollo sostenible: los ayuntamientos, con carácter general son los máximos defensores de las cuentas equilibradas y los proyectos de desarrollo reales. Los mejores defensores del medio ambiente y del equilibrio natural. Pero a la vez, son los grandes obligados por la legislación a pesar de no contar siempre con los recursos técnicos y de asesoramiento suficientes para su aplicación.
3.- La gran actualización y modernización de la administración local, tiene que venir de la mano de sus técnicos. Por ello hay que impulsar y completar las relaciones de puestos de trabajo, hay que completar las plantillas de personal y sobre todo, hay que desarrollar un plan de formación continua y de carrera que incentive su trabajo.
4.- Otro aspecto es el que tiene que ver con las competencias impropias, asunto ampliamente debatido en otro tiempo y que ahora parece haber caído en el olvido. Y tan importante como las competencias viene, como antes dijimos, la financiación local justa. Se hace urgente abordar este asunto.
5.- Por último, pero no menos importante, quiero destacar el debate sobre la ordenación territorial ligado con las instalaciones energéticas de grandes dimensiones. Parques fotovoltaicos y aerogeneradores, sus líneas de evacuación, y quiero poner de manifiesto que todo este desarrollo e implantación se está haciendo en gran medida al margen de los ayuntamientos.
Desde una consideración general de utilidad pública estatal, pero sin considerar el interés general del municipio o la repercusión local de tales proyectos. La tramitación de los expedientes es compleja, la planificación urbanística local normalmente no prevé, ni imagina la instalación ni su afección.
Sin duda, con estos breves apuntes sobre la visión del municipalismo y su actualidad tan sólo pretendo que sirvan para comprender mi voluntad de su defensa. Me confieso un firme defensor de la administración local, de la necesidad de su modernización y de su conexión con otras administraciones, con el Poder Ejecutivo y con el Poder Legislativo. Por ello, y para acabar y en mi condición de Senador quiero reivindicar la importancia y funcionalidad práctica de que exista una conexión real de alcaldes/senadores y de senadores/alcaldes con el objetivo de facilitar el trasvase de conocimientos y experiencias para contribuir a mejorar las condiciones de vidas de nuestros ciudadanos, vecinos siempre de algún Ayuntamiento.
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