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Alberto Ávila colocando una figura en el belén de Villabáñez Alberto Ávila
Alberto Ávila, el joven belenista que reinventa la Navidad en su pueblo

Valladolid

Alberto Ávila, el joven belenista que reinventa la Navidad en su pueblo

El vecino de Villabáñez es el encargado de montar el nacimiento en su localidad. Un belén «único» en la provincia de Valladolid que se puede visitar en el Ayuntamiento

Yaiza Cobos

Valladolid

Sábado, 14 de diciembre 2024, 08:27

El belén es un símbolo entrañable de la Navidad que nos conecta con la esencia de esta celebración: el amor y la esperanza. Representa el nacimiento de Jesús en un humilde pesebre, y cada figura, desde los pastores hasta los Reyes Magos, añade vida y significado a la escena. Su montaje se convierte en una actividad cargada de significado, especialmente para los niños, quienes aprenden sobre los valores de la Navidad mientras participan en esta costumbre. Más allá de su aspecto decorativo, el nacimiento invita a reflexionar sobre lo que realmente importa: la unión, la paz y el espíritu de compartir.

Hay quienes consideran el belén un elemento decorativo más de la Navidad. Si bien, hay otros que este objeto guarda una especial importancia. Alberto Ávila, vecino de Villabáñez, ha crecido rodeado de belenes. Con dos o tres años su abuela le regaló uno de escayola pintado a mano. «Todavía lo conservo, para mí es un tesoro», expresa. Desde que era un niño, comenzó a interesarse por los nacimientos. «Digamos que la afición me viene por mi padre, pero empecé a hacerlos desde pequeño», comenta.

Estos últimos cinco años se ha centrado en elaborar belenes artísticos y, estas Navidades, serán las terceras que su pueblo disfrute de una de sus obras. Ávila es el encargado de montar el belén en Villabáñez. Y a diferencia de otros lugares, el de esta pequeña localidad vallisoletana quita el hipo. «Durante todos los días que he estado allí ha habido gente que se me ha llegado a emocionar», asegura.

«Tengo un estilo un poco diferente a todos los belenes de Valladolid. Mi estilo es muy minimalista entonces doy mucha importancia a la sagrada familia», manifiesta. El nacimiento que este año ha preparado para su pueblo es «único» en la provincia «por la forma de presentarle», añade. Y es que, una vez el público entra en la sala, el belén está totalmente a oscuras. «Cuando tengo a todo el mundo delante, procedo al encendido y empieza una narración que, en este caso, es un poema. Digamos que es como si fuera una película. Se relata una historia a la vez que se va presentando el belén», explica. Es la primera vez que Ávila se decanta por elaborar uno de estas características.

Belén de Villabáñez Alberto Ávila
Imagen principal - Belén de Villabáñez
Imagen secundaria 1 - Belén de Villabáñez
Imagen secundaria 2 - Belén de Villabáñez

Se trata, sin duda, de un trabajo muy laborioso, pues Alberto comienza a prepararlo nada más empezar el año, durante el mes de enero. La primera fase es pensar qué proyecto va a hacer. «Intento inspirarme y buscar alguna imagen, aunque tenga la idea clara de lo que quiero hacer», relata. Tras ello, llega el momento de la construcción. «Empiezo en marzo y estoy hasta octubre», puntúa. Tras ello, traslada el belén al consistorio y finaliza el montaje.

Cada año, intenta que la temática sea totalmente diferente. «Nunca repito nada. Siempre intento cambiar de estilo para no acomodarme. Mantengo mi idiosincrasia, pero cada vez la técnica va mejorando», indica. Durante ocho meses, Ávila se encarga de elaborar a mano toda la escenografía y todos los complementos. En cambio, las figuras suele adquirirlas directamente de artistas nacionales.

Estas Navidad, tan solo serán diez las compongan el nacimiento. «Me gusta poner poquitas porque creo que el mensaje tiene que ser muy claro y conciso. Para mí, poner muchas figuras desvirtúa el belén», menciona. Este año su nacimiento está inspirado en un palacio en el cual se abren unos arcos que dan paso al paisaje. «El efecto de lejanía es impresionante y cada año suelo hacer un guiño al pueblo. Esta vez tocó el 'Chozo del Salerillo' y una imagen del patrón», detalla. Asimismo, el mensaje que este año pretende transmitir no es otro que «sencillez y sensibilidad».

Uno de los procesos más difíciles para Ávila, durante el proceso de elaboración, es el momento de la pintura. Por suerte, cuenta con el apoyo de compañeros de la Asociación Belenista Castellana de Valladolid, con quienes intercambia consejos. Pero, sin duda, el instante más satisfactorio es colocar la última pieza y esperar los comentarios del público. «Hay gente que viene año tras año a verlo, pero yo no quiero alabanzas ni nada. Para mí, lo mejor es lo que está pasando estos días; que las personas entran a ver el belén y luego no pueden ni hablar. Además, las palabras bonitas que te dicen siempre es de agradecer», asegura. Una «recompensa» muy gratificante para el bernio.

No ha hecho más que montar el belén de este año, y Ávila ya tiene en mente la temática del próximo. «Hay muchas ideas siempre, hay que madurarlas y ver las posibilidades», cerciora. Lo que sí tiene claro, es que volverá a colocarlo en Villabáñez. «Me han ofrecido otros espacios fuera de mi pueblo. Pero yo siempre digo que mi pueblo no se va a quedar sin belén», afirma.

Aunque asegura ser un hobbie «un poco raro», sí le gustaría que algún vecino de Villabáñez siguiera sus pasos y tomara el testigo de esta tradición en un futuro. Si bien, Alberto tan solo tiene 30 años y es considerado uno de los pocos jóvenes belenistas de Valladolid. «Es una afición que en Castilla y León es de gente mayor. Pero si es verdad que, por ejemplo, en el sur hay mucha gente joven haciendo belenes», explica.

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