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La voz de alarma de los agricultores sobre los daños que causa la fauna silvestre en general, y el conejo en particular, es un hecho ... recurrente cada año.
La organización agraria Asaja ha vuelto a poner el foco en este asunto y asegura que la presencia de conejos «se ha descontrolado en lo que llevamos de inicio de año».
Juan Ramón Alonso, presidente de Asaja Valladolid, explica que la mayor o menor presencia atiende a cuestiones como «la climatología o los descastes que se hayan hecho». Todo apunta a que, en esta ocasión, la sequía y las heladas han animado la voracidad de estos animales que se han lanzado a destruir el cereal recién nacido de los agricultores de la provincia. «Muchas parcelas ya no tienen nada y las que están naciendo corren un serio peligro de perder toda su producción», denuncia Alberto Cano, agricultor en Villavieja del Cerro. También estos animales son un peligro para las próximas sementeras de remolacha, girasol y maíz.
Toda la provincia está afectada por lo que Alonso considera «un mal endémico que no vamos a dejar de denunciar», pero hay dos puntos concretamente que son la «Zona Cero» de la «gran plaga» de conejos que sufre Valladolid. La autovía A6 a la altura de Tordesillas y el eje que discurre paralelo a la Nacional 122 entre Zamora y Tordesillas con las poblaciones de Bercero, Villavieja del Cerro, Torrecilla de la Abadesa, Villalar de los Comuneros, Ataquines, principalmente.
Preocupa, de manera especial, la situación de zonas como Cigales y los pueblos de alrededor: Mucientes, Cabezón de Pisuerga, Corcos y los daños irreversibles causados en algunas viñas.
El caso del viñedo
Luis Centeno, agricultor de Cigales, explica que las cepas se ven afectadas de dos maneras: «Cuando están en verde y se lo comen y al año siguiente brota si la han dejado respirar». Otra cuestión es «cuando se menten dentro del viñedo y matan la cepa, si ves huras en la viña ya sabes que alrededor hay cuatro o cinco cepas muertas y que va más».
En los meses de verano «con toda la vegetación salen y como no hay otra cosa se comen las uvas, pero no llega a matarla». Insiste en que «cuando hay muchísimos es increíble el daño que hacen».
Centeno se muestra consciente de que «la naturaleza es así, pero lo que no podemos respetar es que no nos den los permisos para cazar de manera inmediata. ¿Es que no ven el daño?»
Esos permisos los concede la consejería de Medio Ambiente «y nos llegan un mes y medio después de solicitarlos. Podríamos estar desde el uno de febrero cazando, sobre todo porque es en invierno cuando hacen más daños porque recorren más superficie para alimentarse, pero tardan muchísimo».
Los cazadores tienen la posibilidad de combinar tres modalidades: la caza con hurones, con escopetas y con redes, «tenemos autorizados los tres y te puedo asegurar que hay resultados, que no hay un cazador que vuelva vacío porque hay tantos…».
Ha habido algún año que incluso se ha pagado a 0,50 euros cada conejo y se dado el caso de cazadores que han llegado a cobrar hasta 1.000 euros.
Luis Centeno lamenta que esta situación tenga una solución «muy mala», pero reivindica que «al menos cada administración se encargue de los suyo para evitar daños».
Mesa de trabajo
Asaja ha solicitado una reunión urgente de la Mesa de Trabajo que se ocupa de la superpoblación del conejo, presidida por la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, e integrada por las organizaciones agrarias y representantes de Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Carreteras del Estado, Diputación de Valladolid y Junta de Castilla y León (Fomento y Agricultura), que tiene las competencias en materia de control cinegético y de plagas. Este encuentro se ha fijado para el próximo día 17.
Esta organización va a solicitar, entre otras medidas, permisos especiales y permanente de varios meses de duración para poder caza a estos animales; más kilómetros de alambrado en carreteras, vías de tren y otros terrenos de titularidad pública, para evitar que estos animales «invadan» las tierras de cultivo y mayor limpieza y mantenimiento de los bordes de los ríos. Pretenden, además, que también la Junta de Castilla y León declare emergencia cinegética su sobreabundancia en el campo y en zonas consideradas de seguridad como carreteras o autovías.
Otra realidad sobre la que se alerta es del problema que están suponiendo las nuevas instalaciones de placas solares, un nuevo refugio y criadero para los conejos, que no solo quitan tierras de producción, sino que sirven de entorno perfecto para su expansión.
Conejo híbrido
En comunidades como Castilla la Mancha el problema se ha visto agudizado con la presencia de lo que denominan conejo híbrido, una mezcla del conejo de granja con el conejo de monte.
Parece ser que es un animal más voraz, que duplica el número de camadas y de crías al año por lo que su crecimiento es exponencial. Se identifican a simple vista porque su peso es mucho mayor, de 800 gramos a casi 1,5 kilos.
«Hay agricultores que nos han dado el aviso de que están viendo conejos diferentes, mucho más gordos, como si estuvieran preñados», alerta Juan Ramón Alonso, «vamos a ponerlo en conocimiento de quien compete, y que los técnicos observen, yo no me atrevo a decir si son híbridos o no, pero si están en otras zonas, aquí no tardarán».
Incrementan las indemnizaciones por daños
Una idea de los perjuicios que provocan los conejos la dan los partes de siniestro y según los datos de Agroseguro, la superficie siniestrada por daños por conejo en Castilla y León en 2022, asciende a 9.672 hectáreas, correspondientes a 6.099 parcelas. La indemnización abonada por Agroseguro a los agricultores de la región se ha situado en 508.404 euros.
Esas 9.672 hectáreas, por línea, corresponden muy mayoritariamente a cultivos herbáceos (9.585 hectáreas). El resto se reparte entre productores de hortalizas, viñedo y cultivos forrajeros.
Por provincia, la mayor parte de las hectáreas siniestradas corresponden a Valladolid (3.387 hectáreas), Burgos (2.129 hectáreas), Palencia (1.464 hectáreas) y Zamora (1.399 hectáreas). El resto se reparte entre el resto de provincias: 491 hectáreas en Segovia, 444 hectáreas en León, 215 hectáreas en Ávila, 105 hectáreas en Salamanca y 38 hectáreas en Soria.
Respecto a los últimos años, 2022 supera en hectáreas e indemnizaciones por daños por conejo a los años anteriores. En 2020 fueron 7.542 hectáreas con 272.194 euros abonados. En 2021 se elevaron hasta las 7.145 hectáreas y 422.347 euros abonados.
Desde Agroseguro recuerdan que «los daños ocasionados por la fauna, tanto cinegética como silvestre, están garantizados en todas las líneas de seguros agrícolas dentro de la garantía básica, por lo que cualquier agricultor que suscriba una póliza, los tiene cubiertos».
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