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Regina Méndez, la última vecina de Villacreces. Miguel García Marbán

Adiós a la última vecina de Villacreces

La España Vaciada ·

Regina Méndez falleció a los 100 años el pasado 11 de diciembre. En 1981 fue la última en dejar su casa de este núcleo terracampino, desde entonces despoblado

Domingo, 20 de diciembre 2020, 08:28

No existe pueblo sin vecinos. Por eso, cuando en el año 1981 los hermanos Vicente, Gregorio, Lorenzo y Regina Méndez Torbado decidieron irse a vivir a Villada (Palencia), se ponía fin a los varios cientos de años de la localidad de Villacreces, convertida desde entonces en despoblado. Regina, su última vecina, fallecía el pasado 11 de diciembre, a las pocas semanas de cumplir un siglo de vida.

Los cuatro hermanos, solteros, habían vivido en Villacreces, en la casa familiar de la calle Empedrada, siendo durante ocho años los únicos vecinos de un pueblo, ya casi fantasma, al que cada día llegaba el panadero desde Villada, e incluso el cura de Grajal de Campos les iba a decir misa a los cuatro cada domingo. Sin embargo, llegó un momento en que la situación se hizo insostenible ya que asistían cada día al expolio de las casas para llevarse puertas, ventanas, vigas y tejas, con largas noches de intranquilidad al escuchar ruidos en las calles ya despobladas. Un día, al regresar de Villada, supieron que su casa también había sido robada.

Entonces, tomaron la costosa decisión de abandonar el pueblo de sus vidas, según Regina recordaba con pena hace años en su casa de Villada, a la que en el lejano 1981 llegaron los Méndez Torbado. Durante años, los hermanos regresaban casi a diario a su hogar del pueblo, a tan solo 6 kilómetros de Villada. Tenían una pequeña huerta en la que entretenerse, a la vez que asistían al constante saqueo de las casas, incluido el cementerio, en el que las tumbas fueron profanadas, incluida la de los Méndez Torbado. Con el tiempo, su propia casa también fue desvalijada.

Imagen. Fracisco y Santiago, ante el torre que aún permanece en pie

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Imagen. Fracisco y Santiago, ante el torre que aún permanece en pie Miguel García Marbán

Al cuidado del sobrino

Su sobrino Francisco Martínez Torbado, de Zorita de la Loma, se preocupó y cuidó de los cuatro hermanos cuando se fueron haciendo mayores. Tras fallecer Vicente, Gregorio y Lorenzo, Regina era ya la última vecina de Villacreces. Después de pasar sus seis últimos años en una residencia de personas mayores, falleció a los 100 años de edad, siendo enterrada, al igual que sus hermanos, en el cementerio de Villada, a pesar de que siempre había manifestado su deseo de ser sepultada en su pueblo natal, junto a sus padres, Lorenzo y Emeteria, según rememoró el alcalde de Santervás de Campos, Santiago Baeza, quien también recordó el homenaje que se le hizo a Regina en la localidad de Juan Ponce de León.

A sus 78 años, Martínez Torbado describió con cariño a su tía como una persona buena, afable, muy generosa, como lo eran sus hermanos, que «siempre ayudaban a los pobres que se acercaban a su casa». Los cuatro «sufrían mucho al ver cómo el pueblo caía en el abandono y en el expolio». De Villacreces trajo al presente que era más grande que Zorita de la Loma, con sus fiestas, las Reliquias, del 31 de agosto, con procesión, música y la llegada de muchos vecinos de los pueblos cercanos. Durante años fue presidente del coto de caza del pueblo cuando lo dejó su tío Lorenzo.

Ahora, con mucha pena, ve en Villacreces el futuro de muchos pueblos terracampinos, como el suyo de Zorita de la Loma, donde ya solo viven cuatro personas mayores en dos casas. Durante la Edad Media, el municipio de Villacreces perteneció al monasterio de Sahagún y, más tarde, en el siglo XV, fue señorío de la Casa de los Enríquez a partir de 1426, cuando Alfonso Enríquez, primer Almirante de Castilla, fundó el mayorazgo. Como en muchos pueblos, el éxodo rural que afectó a España desde mediados del siglo XX provocó que disminuyera su población, que en 1950 era de 130 vecinos. Su economía agropecuaria se basaba en el cultivo de cereal, legumbre y vid, y en la cría de ovejas.

En 1972 pasó a depender del Ayuntamiento de Santervás de Campos. Cuando los hermanos Méndez Torbado decidieron irse a Villada en 1981, Villacreces contaba con treinta casas en pie y cincuenta bodegas. Ahora, solo hay desolación, con un montón de ruinas, de paredes de adobe que el agua va convirtiendo en tierra, con alguna fachada semiderruida de ladrillos. Solo la esbelta y sólida torre mudéjar del siglo XVI de la iglesia queda como testigo de lo que una vez fue un próspero pueblo. «Huyo lo que era firme, y solamente lo fugitivo permanece y queda», en versos del gran Francisco de Quevedo.

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