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Adiós a Luis Piñero, apasionado paisajista castellano de Laguna de DueroA. C.
Jueves, 30 de noviembre 2023, 19:39
Los colegas del pintor Luis Piñero (Valladolid, 1948) en la Unión Artística Vallisoletana cuelgan estos días los retratos que les hizo en las redes sociales del colectivo. Es su personal homenaje a la memoria de este artista de Laguna de Duero al que despidieron el ... pasado lunes. Curioso homenaje a un creador al que en realidad no le convencía mucho eso de pintar retratos. «No le gustaba nada retratar a personas -recuerdan al alimón sus hijas Ana y Esther-. De hecho, era raro ver seres humanos en sus paisajes».
No vivió de la pintura sino de su profesión de delineante, pero Luis Piñero era un autor más que vocacional. «Era su pasión y su vida», insisten sus hijas. Desde la más tierna infancia le atrajeron atriles, pinceles y acuarelas. Tanto, que decidió matricularse en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Valladolid, donde se graduó en Artes Aplicadas con premio extraordinario, además de un galardón Martí Monsó de dibujo artístico.
Un talento académico que se vio refrendado después por los muchos reconocimientos que ha recibido en docenas de concursos. Valladolid, Tordesillas, Portillo, Antigüedad, Medina, Toro,... en su casa debe haber una lista interminable de lugares en los que fue reconocida su obra. No hubo año en su trayectoria que no 'cayera' alguno.
Su especialidad eran los concursos de pintura rápida en los que le hacían feliz dos cosas: pintar al aire libre y hacerlo por gusto, sin la presión de la tasación posterior de los mercados del arte. «Nosotras recordamos el placer que le producía ir a los lugares y no sentir ninguna presión por buscar un reconocimiento. Si llegaba, bien, pero por encima de todo estaba el disfrute», rememora Ana. En los últimos años, esta afición paterna arrastró a toda la familia, hijas y nietos, que acudían a los lugares de estos concursos como los fans número 1.
Había transitado del óleo, al acrílico, la acuarela y, en los últimos tiempos, trabajó con la nogalina y su capacidad para jugar a proyectar sombras. Pero siempre desde un estilo muy realista, centrado en lo que el ojo ve.
Aunque no pertenecía a corriente alguna, Luis Piñero era un habitual de las convocatorias de la Unión Artística Vallisoletana. Se le podía ver en alguna tertulia, o en las juntanzas de colegas los domingos en la Plaza España de Valladolid. Colectivo que después colgaba sus obras en las anuales exposiciones de Artecalle, en la Cúpula del Milenio o en el Salón de Otoño de la capital.
Al conocer la noticia de su fallecimiento, muchas personas, sobre todo entre sus vecinos de Laguna de Duero, se han acordado de este gran paisajista que trató de transmitir su pasión y sus conocimientos a tantos chavales que, como él, sintieron la vena artística desde muy jóvenes.
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