Adiós al hostelero que abrió El Diván hace 41 años en Fuensaldaña

Hasta tres importantes reformas permitieron que el local se adaptara a los tiempos para ofrecer a los vecinos y visitantes de Fuensaldaña un lugar en el que sentirse cómodos. Atrás quedó la época en la que el ocio nocturno centraba buena parte del negocio, ubicado junto a la desaparecida discoteca Ritmo 2002, y ahora en los últimos años el bar ha dado un vuelco para ofrecer también una buena oferta de tapas en su barra, en la que Floren llevaba años sin trabajar. Un infarto le obligó a prejubilarse y su hijo David tomó el testigo. «Estuve de empleado siempre y ahora lo llevo yo, aunque entre él y mi madre me han enseñado todo», señala David.

Nacido en Fuensaldaña, Julián Florencio Esteban, no siempre se dedicó a la hostelería y en su juventud trabajó como contable de Uralita. Los que le conocían bien destacan de él su carácter prudente. Su viuda, Lourdes Arranz, le define como hostelero de esta manera: «Era muy serio. La gente lo decía, pero se le quería mucho en el pueblo. Mantuvo clientes durante toda la vida», explica su mujer, que compartió con Floren casa, familia y trabajo, y ahora se despide de un hombre que ha formado parte de su vida y también de la de muchos vecinos de Fuensaldaña, que le echarán de menos al entrar en El Diván.