![Adiós a Benedicta Pérez, 'abuela de Olmedo' y cofrade mayor de la Soterraña](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/04/13/ol)-kQI-U20057306706v9E-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Adiós a Benedicta Pérez, 'abuela de Olmedo' y cofrade mayor de la Soterraña](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/04/13/ol)-kQI-U20057306706v9E-1200x840@El%20Norte.jpg)
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A poco más de dos meses para que hubiera cumplido los 101 años, este jueves numerosos vecinos de Olmedo han dado el último adiós, primero en el templo parroquial de Santa María del Castillo donde tuvo lugar el funeral, y después los más allegados en ... el cementerio municipal de la Villa del Caballero, a Benedicta Pérez Sangrador, 'Bene' como popularmente era conocida, 'abuela de Olmedo' y última mujer nombrada cofrade mayor de la Virgen de la Soterraña.
Benedicta Pérez Sangrador recibió en mayo del pasado año esta distinción en un acto en el que se le otorgó la medalla de plata, además de un ramo de flores. En este emotivo acto estuvo arropada por buena parte de su familia, hermanos cofrades y vecinos en la cripta de la iglesia de San Miguel, donde se venera a la patrona de la villa de Olmedo y los siete pueblos de su tierra, coincidiendo con la tradicional ofrenda que cada año presenta a su patrona la citada hermandad.
Iscariense de nacimiento, Benedicta residió desde los 14 años en Olmedo, localidad a la que se desplazó para atender a su tía Celestina, que acababa de quedarse viuda y sin hijos. En la Villa del Caballero pasó su juventud y contrajo nupcias con Ramón Luquero, del que enviudó con tan solo 47 años, sacando adelante a sus siete hijos –Jesús, Boni, Puri, José, Rosi, Josefina y Juani– cuando apenas contaban 19 años el mayor y cuatro la pequeña en aquellos difíciles finales de los años sesenta y comienzos de los setenta del pasado siglo. Fue entonces cuando se hizo cargo del bar que le dejó su tía, hasta que en 1989 –con 67 años–, se jubiló poniendo fin a su vida laboral.
Sus siete hijos la han atendido y acompañado con cariño en estos últimos meses en los que su estado de salud comenzó a resentirse, lo que obligó a su hospitalización en varias ocasiones. Tenía seis nietos que la han hecho bisabuela de tres biznietos. Vecina de la calle San Miguel, cerca de la iglesia del mismo nombre en cuyo camarín recibió la distinción de cofrade mayor de la Virgen de la Soterraña, de la que desde su llegada a Olmedo fue gran devota, quienes la conocieron aseguran que siempre se caracterizó por ser «una mujer trabajadora y luchadora, de un corazón muy grande en cuerpo pequeño», pendiente de todos e independiente a la vez.
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