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Pesquera de Duero, la familia, muchos representantes del sector del vino de la Ribera del Duero y amigos despidieron en la tarde del sábado al gran bodeguero Alejandro Fernández, que falleció hace una semana en Santander hasta donde había viajado con su hija Eva para seguir haciendo la labor que más le gustaba, vender sus vinos. La tristeza se palpaba en el ambiente.Las banderas seguían a media asta en el Ayuntamiento de Pesquera, pueblo natal de Alejandro, al que no pudo regresar en vida, como hubiera deseado, por el conflicto familiar.
Había gran expectación desde la seis de la tarde, una hora antes de que diera comienzo la misa. Primero fueron llegando amigos de Alejandro y de su hija Eva, la pequeña. Más tarde, su esposa Esperanza Rivera, acompañada de sus otras tres hijas, Lucía, Olga y Mari Cruz, sus maridos y sus nietas, pero rodeadas de tanta gente que casi era imposible verlas. Casi a punto de iniciarse la misa, apareció Eva con su marido y su hijo Alejandro, el único nieto varón del apreciado bodeguero.
La iglesia de San Juan Bautista no fue suficiente para albergar a tanta gente como acudió a una misa-homenaje en la que no estaba presente el cuerpo sin vida del bodeguero porque fue incinerado en la ciudad marítima. Solo la foto de Alejandro Fernández con una copa de vino y una botella de Tinto Pesquera, su marca mítica y que da nombre a su primera bodega, bajo el altar y muchísimas coronas de flores, también colocadas por los laterales, enviadas por los empleados de las cuatro bodegas que gestionan en estos momentos las hijas como Familia Fernández Rivera, y de muchos bodegueros de la zona. De hecho, las coronas que han ido llegando durante toda la semana a Pesquera de Duero estuvieron hasta ayer por la tarde en la ermita de San Sebastián, que ha estado abierta al público para que los vecinos y visitantes pudieran entrar.
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«Fue el impulsor de grandes vinos, un hombre respetado y querido. Debemos estar agradecidos por su gran valor, así que vamos a darle un fuerte aplauso», afirmó el sacerdote. La ovación en el interior de la iglesia fue contagiándose entre las decenas de personas que permanecían fuera del templo. El cura solo mencionó a Alejandro Fernández, en ningún momento citó a ningún otro miembro de la familia que se repartía en los bancos de ambos lados.
Alejandro Fernández no solo fue pionero en la creación de la primera bodega moderna en Pesquera de Duero, municipio en el que en la actualidad suman más de una treintena, sino que también fue uno de los padres e impulsores de la Denominación de Origen Ribera del Duero, que se constituyó en 1982. Por eso no podían faltar los representantes del Consejo Regulador, con su presidente a la cabeza, Enrique Pascual, que acudió acompañado de Miguel Sanz, el director general, Alfonso Sánchez, el secretario, junto al máximo responsable de la Ruta del Vino creada alrededor de la comarca vitivinícola, Miguel Ángel Gayubo.
No faltaron en la despedida al famoso bodeguero el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero; el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar; los alcaldes de Pesquera, José Luis Martínez Lubiano, y de Peñafiel, Roberto Díez, y el diputado provincial Agapito Hernández, entre otros cargos políticos.
Entre los bodegueros estaban Peter Sisseck, de Dominio de Pingus; Ramón Arroyo, hijo de Ismael Arroyo, otro de los impulsores de la zona y amigo de Alejandro, fallecido hace un par de años; Luis Sanz y su hija y enóloga Belén Sanz, de Bodega Dehesa de los Canónigos; Manuel Pérez Pascuas (Viña Pedrosa) y Paco Rodero, de Pago de los Capellanes, y Pedro Ruiz, de Alma Carraovejas.
La enóloga María Isabel Mijares, que fue la encargada de presentar en Madrid hace un año el nuevo Tinto Pesquera Original, acudió junto a su hermano. No se perdieron la misa de despedida Agustín Goytre, quien fue director comercial de la bodega Tinto Pesquera durante 12 años; José Luis González y Jaime Bermúdez, de Vino Selección. González fur el encargado de vender los primeros vinos de Alejandro hace más de 40 años. Desde Valladolid acudiero los sumilleres Juanjo Alejos e Ignacio Gómez.
También estuvieron el abogado del bodeguero hasta su fallecimiento, José María Mohedano, acompañado de los letrados Juan Manuel Fernández, Rocío Fernández y Javier Moreno, y del catedrático de Derecho Mercantil Jesús Quijano. Así como los representantes legales de Esperanza y sus tres hijas mayores, Félix Pérez Álvarez y Jesús Rodríguez Merino.
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