La provincia de Valladolid pierde población pero elegirá dos concejales más en 2023

En el primer caso, Arroyo, el PP quiere volver a ser partido de Gobierno -Independientes por Arroyo (IPAE) ganó en 2019 y gobierna con Ciudadanos-, pero aún tiene que dirimir su candidatura. Juan Jesús de la Fuente y Marta Sanz, ex de Cs en las Cortes, tienen opciones de encabezar la papeleta. El PP pasó de 2 a 4 ediles en 2019, se quedó a uno de IPAE, pero con cuatro concejales más en juego y un electorado con muchas opciones, los restos pueden decidir.

En el segundo caso, Nava del Rey, la pérdida de dos ediles y el hecho de que se esté fraguando una posible candidatura independiente complicará mucho la posibilidad de reelección de Blanca Martín (PP), quien sucedió entonces a Guzmán Gómez, que se hizo con la Alcaldía de Medina del Campo tras soltar el bastón de mando en la localidad vecina.

Los concejales se adjudican en función de la población. Arroyo de la Encomienda ha pasado de los 19.632 del padrón definitivo de 2018 a los 21.369 del padrón de 2022. Y justo en los veinte mil está el tramo que delimita tener 17 concejales en el Salón de Plenos de contar con 21. Otro caso de ganancia de ediles, pero bastante más simple, es el de Aguilar de Campos. Al pasar de 244 a 257 habitantes supera los 250 que se establecen como primera barrera de la tabla de distribución de concejales. Harán falta 7 en lugar de 5 para constituir el Pleno. Algo parecido le pasa a Langayo tras haber subido de 246 empadronados a 254. Fuensaldaña rebasa los dos mil por muy poco (tenía 1.640 en 2019) y pasa de 9 a 11.

En el cómputo de pérdidas, Bolaños de Campos baja por cuatro de los 250 y se queda con cinco concejales de los 7 que elgía hace cuatro años. Algo similar ocurre en Encinas de Esgueva y sus 210 habitantes (tenía 257). Carpio se queda por debajo de los 1.000 habitantes y reduce sus ediles de 9 a 7.

La capital, Valladolid, no recupera los dos concejales que perdió en 2019, sin embargo. Entonces la referencia era el padrón de 2018, que reflejó 298.866 habitantes. Bajaba de 300.000 después de que en 2014 se acuñaran 306.830. La normativa adjudica 25 concejales a los municipios de entre 50.001 y 100.000 habitantes. A partir de ahí, se suma uno más por cada cien mil habitantes «o fracción». Y se añade uno más si el resultado es par. En este caso, como salían 28, se repartían 29 sillones. Al caer por debajo de los trescientos mil se perdieron dos nombres en las papeletas municipales. Y la ciudad no los ha recuperado.

De hecho, también se ha perdido población respecto al año anterior. 2.136 habitantes menos en doce meses. En 108 localidades de las 225 se han perdido habitantes en la provincia, según reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística. Aparte de la capital, Tordesillas (98), Medina del Campo (88), Rueda (64), Medina de Rioseco (57), Matapozuelos (38), Bolaños de Campos (31), Tordehumos (31), Valbuena de Duero (25), Olmedo (20), Piñel de Abajo (20), Ciguñuela (19) y Casasola de Arión (18) son los que más han perdido en términos absolutos.

En términos relativos, esos datos se traducen en que Olmos de Peñafiel ha perdido el 20,7% de su población. Cabreros del Monte, un 15,8%. Canillas de Esgueva, Villacarralón, Llano de Olmedo, Moraleja de las Panaderas, Bolaños de Campos y Piñel de Abajo han visto mermada su población en torno a un 11%.

Los 519.851 habitantes que tenía la provincia hace cuatro años se han convertido en 517.975 ahora. 1.876 menos, pero con desigual distribución.