La protesta de los camioneros emborrona la inauguración de la fábrica de Switch

A la tercera fue la vencida y Dheeraj Hinduja, presidente de Switch Mobility, puedo desplazarse a Valladolid para el acto protocolario, que se ha desarrollado con la puesta en escena del Puja, un ritual religioso que rinde homenaje a las deidades de la India. Lo que estaba pensado como un gran acontecimiento, con la presencia del alcalde vallisoletano, el presidente de la Junta, la ministra de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana y los embajadores indio y británico, ha devenido en algo totalmente diferente. Las inmediaciones del área de 141.500 m2 que ocupará la primera fábrica de Switch en la Europa continental, en los antiguos terrenos de Acor la carretera vieja de Santander, han estado en todo momento aseguradas por la presencia de una decena de furgones policiales y varias decenas de agentes.

Bajo una pancarta con el lema 'SOS, por un transporte digno', unos sesenta transportistas han hecho visible su problema al grito de «no somos delincuentes, ni una minoría, ni somos de ultraderecha; somos los mismos que repartían la comida durante la pandemia».

Una vez completados los trámites administrativos, que la empresa india calcula llevarán dos meses, comenzará la construcción de la nueva fabrica, que prevé producir los primeros autobuses dentro de 12 meses. Las instalaciones incluirán líneas de producción de última generación y no emitirán ningún carbono. Tienen una inversión prevista de 100 millones de euros durante la próxima década y darán empleo a 2.000 personas, además de crear otros 5.000 puestos de trabajo indirectos en toda la comunidad.

Según ha manifestado Dheeraj Hinduja, presidente de la firma india de capital mayoritariamente público, «con su larga historia en el sector automoción, una sólida red de proveedores y una gran cantidad de talento en ingeniería, Valladolid es la ubicación ideal para este proyecto». «Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a los gobiernos nacional, regional y local, que han trabajado incansablemente para apoyarnos», ha añadido.

El fabricante que ha elegido la capital vallisoletano para su expansión en la Unión Europea, y al frente del cual se encuentra el gurú del coche eléctrico Andy Palmer, nació a partir de los productos eléctricos de Ashok Leyland, el cuarto fabricante de autobuses más grande del mundo, y la británica Optare. En 2014, Switch lanzó al mercado los primeros autobuses eléctricos en las carreteras de Londres y desde entonces ha puesto en circulación 300 vehículos. Según ha asegurado Hinduja, en 2024 tienen prevista su implantación en Estados Unidos.

En el día en que el Gobierno ha publicado en el BOE las ayudas del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado (PERTE VEC), la ministra de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, llegaba a Valladolid como suplente de última hora del presidente del Gobierno. En sus palabras en el acto de colocación de la primera piedra, ha desgranado algunos detalles de un plan que recoge medidas por valor de 2.975 millones de euros, de los que 1.425 millones se concederán en forma de préstamos y otros 1.550 millones a través de subvenciones. «No vamos a dejar atrás a ningún sector», ha repetido.

En su discurso de bienvenida, Óscar Puente ha señalado que «no sabemos aún cómo van a ser los coches del futuro, pero sí sabemos que el futuro pasa por el transporte público con emisiones cero». El alcalde ha recordado cómo en 2016 viajó a la India para inaugurar una planta de la empresa vallisoletana Lingotes Especiales y, seis años después, una empresa del país asiático ha venido a Valladolid para implantar una factoría de vehículos eléctricos que, además, «dará continuidad a la actividad industrial que en su día se desarrolló en los terrenos de la cooperativa azucarera».

Con el ruido de fondo de la pitada de los camioneros vallisoletanos, a los que han acompañado compañeros llegados de otras provincias y que no han cesado en sus gritos durante la hora larga que ha durado el acto, la ministra de Transporte se ha dirigido después a los periodistas para asegurar que «la mayoría de los transportistas están trabajando». «Estamos identificando los puntos más conflictivos para garantizar los suministros y no permitir intimidaciones ni amenazas de quienes llevan a cabo actuaciones violentas detrás de las cuales hay una parte de la ultraderecha, que los está alentando», ha señalado, reiterando así sus manifestaciones de días pasados.

A escasos 50 metros, los transportistas se declaraban «autónomos propietarios de uno o dos camiones», subcontratados por «empresas que les llevan a la ruina» y que no se sienten representados por unas asociaciones como Fenadismer o entidades como el Comité Nacional del Transporte que consideran «traidores». Megáfono en mano, uniformados con chalecos amarillos y un enfado que les desbordaba, repetían ante quienes se acercaban a escucharlos que cobran «70 céntimos por kilómetros cuando el Observatorio de Costes establece un pago de 1,50 euros y el gasóleo está a 1,80 en las gasolineras».

Valladolid daba así la bienvenida al futuro de la movilidad eléctrica entre olor a incienso hindú, con los «buenos auspicios» proclamados por el clérigo que ha dado color a la ceremonia, pero con una trastienda que pone en primer plano que con una inflación por encima del 8%, la conflictividad social no ha hecho sino empezar.