Samara y Fernando, dos jóvenes participantes en el programa de apoyo escolar Promociona. RAMÓN GÓMEZ

«Soy gitana y llegaré a la universidad»

Más de 97 alumnos han pasado por el proyecto, con clases de apoyo en el colegio del Carmen y la fundación Secretariado Gitano

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 17 de noviembre 2019, 08:42

A Samara Ramírez (16 años) le decían las amigas –algunas ya casadas, con hijos (a su edad)– que se olvidara de libros, que para qué estudiar tanto, que desechara apuntes y se echara un novio. A Fernando Ramírez (16 también) los colegas le soltaron que ... de tanto hincar los codos «parecía un payo», que para qué tanto esfuerzo, tantas horas de flexo, si total, si al final...Loly Borjas (17) tiene claro que no desea para ella lo que ve en tantas chicas de su edad: «Yo no me quiero amargar la vida. Voy a ser profesora de Infantil, con mi propio sueldo. Quiero independizarme, tener mi carné de conducir, mi propia casa... Y no depender de nadie».

Publicidad

Samara, Fernando, Loly son tres de los jóvenes que participan en Promociona, un proyecto de la Fundación Secretariado Gitano que acompaña a jóvenes calés en su camino hacia el éxito educativo. Un sendero lleno de baches, con pocas señales (referentes en los que fijarse)y, por desgracia, todavía con muchas limitaciones de velocidad.

«Pero estamos avanzando mucho», asegura Isabel Pérez, orientadora educativa del proyecto, en el que están implicados no solo los alumnos, sino también las familias y centros educativos de la capital (los colegios Fray Luis de León, Miguel Hernández, Gabriel y Galán, Allúe Morer y Nuestra Señora del Carmen, y los institutos Ramón y Cajal, Arca Real, Galileo, Zorrilla y Diego de Praves).

El reto es romper prejuicios y sacarle los colores a las estadísticas. Los datos dicen que el 63,4% de los alumnos gitanos no terminan la educación secundaria obligatoria. Que suponen casi nueve de cada diez casos de absentismo escolar detectados por el plan municipal en Valladolid. Que ellas abandonan antes que ellos los estudios (segundo de la ESO suele ser el año clave, 16 años muchas veces la frontera para dejar las aulas). Que el fracaso escolar tiene altos porcentajes entre la comunidad gitana, lo que supone un desfase curricular de hasta dos años.

¿Por qué?«La transición a la educación Secundaria es complicada», reconoce Pérez, quien destaca que uno de los principales factores es «la ausencia de referentes». «Muchos niños y jóvenes no tienen cerca ejemplos de éxito educativo: personas de su familia que hayan terminado los estudios y eso les haya permitido conseguir un trabajo cualificado». A esto se unen «las escasas expectativas y confianza en sus capacidades, la segregación escolar o los recortes educativos en clases compensatorias».

Publicidad

Frente a esto, la fundación ha lanzado el 'pupitre gitano', una iniciativa que el martes visitará la Facultad de Educación para mostrar los planes iniciados en Valladolid para romper con esta inercia. En la actualidad, hay 97 estudiantes implicados, desde quinto de Primaria hasta Bachillerato. El 75% de su alumnado de Secundaria han obtenido el título de la ESO. De ellos, el 71%continúa sus estudios. Más de la mitad han logrado aprobar todas las asignaturas. Y para todos se abre el camino a la Universidad (los hay que están cursando Educación, Trabajo Social, Derecho) o a los ciclos formativos.

El proyecto Promociona ofrece clases de apoyo escolar dos días a la semana en la sede de la fundación Secretariado Gitano y otros dos en el colegio del Carmen. Elvira Vázquez es la orientadora del centro e insiste en que la falta de referentes suele ser fundamental. «A veces los niños gitanos lo tienen complicado. Se ponen a estudiar, pero les vienen a buscar cinco o seis amigos que lo han dejado y les dicen que venga, que salgan, que vamos a la calle. La tentación está ahí. Pero si tienen una familia que los apoya y personas cerca que han conseguido completar los estudios, el esfuerzo no será tan duro».

Publicidad

Josué Jiménez (33 años) es el padre de Esther (10), estudiante de quinto de Primaria en el colegio Miguel Hernández. Es el primer año que participa en el programa. Cuenta que Sociales y Mates le cuestan un poco más. Que le gustan sobre todo Lengua, Inglés y las asignaturas vinculadas por el arte. «Estudiar te puede llevar a hacer algo importante en tu vida. A mí no me gustaría una profesión de riesgo, como bombero o policía. Quiero estudiar diseño gráfico, animación por ordenador», asegura. De hecho, tiene ya ideas hasta para crear su propia serie. Se titula 'Del odio al amor'.

«A ella siempre le ha gustado estudiar y en casa le hemos dado mucha importancia», asegura Josué, su padre, convencido de que la educación es «un pilar importante de su futuro». «Le cuesta un poco, pero en casa le ponemos ejemplos de gente cercana a nosotros. Su primo Juan ha hecho Trabajo Social. A mí terminar los estudios me ha abierto muchas puertas para trabajar, ahora en un comercio. Mi mujer también retomó los estudios y se ha sacado el título de la ESO. Tener un entorno favorecedor ayuda», añade.

Publicidad

«El trabajo de las familias es fundamental», asegura Pérez. «Tal vez no puedan ayudarles con los deberes, a hacer fracciones... Pero sí que les pueden inculcar los hábitos de estudios, que tengan un horario, un cuarto, que no se queden despiertos hasta muy tarde porque si no al día siguiente no van a clase...».

Un ejemplo de esa implicación es el de Verónica Ferreduela (41 años), presidenta del ampa en el colegio Allúe Morer, madre de tres chicas. La mayor, Yanire (20 años)terminó Secundaria y ha continuado su formación con estudios de Comercio. Tamara tiene 15 años, cursa segundo de la ESO y toca el violín en la orquesta In Crescendo. La pequeña, Lara, acaba de comenzar quinto de Primaria. «Mi padre Arturo ha trabajado toda su vida en el Ayuntamiento, de jardinero, de conductor... Y siempre quiso que nosotros estudiáramos.Yo tengo el graduado escolar. Y quiero para mis hijas lo mejor. Que estudien. Los gitanos lo tenemos más difícil, para nosotros es una cuesta arriba siempre, y hay que estar preparado. Yo me casé joven, a los 19 años.No quiero que mis hijas se casen tan pronto. Quiero que prosperen por ellas mismas», concluye.

Publicidad

«La sociedad se suele fijar en las minorías gitanas. Hay unos pocos que delinquen. Otros pocos que son artistas y salen en la tele y las revistas. El grupo mayoritario es el más desconocido.Es el de los gitanos que estudian, que trabajan. Y es también el grupo que más trabas tiene que superar, que más esfuerzo tiene que hacer para salir adelante». La educación es clave para ello. Y hay jóvenes como Samara, como Esther, como Fernando y Loly que lo tienen muy claro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad