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Un programa de humor de la cadena SER se ha mofado del ministro de Transportes, el vallisoletano Óscar Puente, después de que explicara esta semana en una entrevista con Carlos Alsina en la emisora Onda Cero, que su equipo de asesores de comunicación ha elaborado ... una recopilación de insultos y descalificaciones que ha recibido en periódicos y medios digitales. La recopilación comprende un centenar de artículos de opinión en 33 medios nacionales y regionales, en un periodo de seis meses comprendido entre el 26 de septiembre del año pasado y el 27 de marzo de este ejercicio con supuestas ofensas.
La iniciativa de Puente ha recibido muchas críticas, sobre todo por la utilización de dinero del erario público, así como burlas por la extravagancia del estudio. Así, parece que 'Quien salva a un ministro, salva al mundo entero' debería ser el lema al comprobar cómo sufre Óscar Puente. Y aún más los de Valladolid tendríamos que sumarnos a esa labor encomiable y solidaria con un paisano al que ofenden, vilipendian y vejan de forma gratuita con las columnas que se lanzan, como dardos envenenados e injustos, desde una prensa hostil y hostiera con el Winnie the Pooh de la política.
La tarea ha comenzado ya en varios frentes, por tierra, mar y aire, desde que iniciara la ofensiva 'Las Noches de Ortega', de la cadena Ser, con un programa de humor para «animar al bondadoso ministro y darle cariño y amor». Llamadas de supuestos oyentes jalonan media hora desternillante. «Una bonita labor social», ironizaban, porque «yo nací para defender al débil y criticar al poderoso», aseguraba con sarcasmo el conductor del programa.
Ironía fina, porque forma parte del argumentario de los miembros del Gobierno erigirse en paladines contra los poderosos, como si sentarse en las sillas del Consejo de Ministros fuera cosa de gente menesterosa, vulnerable y desvalida. Dicen que los poderosos son otros, que no viven en palacios ni viajan en Falcon, y por favor tengan cuidado con ellos, que se camuflan entre nosotros, los muy ladinos, y es complicada su identificación.
Para luchar contra este desmán y hacer cariñitos al ministro triste es necesario que nos enfundemos la camiseta con la leyenda a elegir: la primera, que ya conocen, con la inscripción 'Quien salva a un ministro, salva al mundo entero', muy en la línea Schlinder y en homenaje a la lista de insultos revelada, y con el objetivo de internacionalizar la campaña; la segunda, ya para territorio nacional, con el clásico 'Todos somos Óscar Puente', al que se puede añadir 'fachas de mierda' para poner nombre a los autores de las insidias; y por último, una tercera específica para Valladolid que diga 'No aflojes, majete', a la que se puede agregar 'y que hay de lo del tren', que aquí no damos puntada sin hilo.
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