Una profesión esencial al servicio de la sociedad y trascendental para la vida diaria

Cuando abrimos un grifo en nuestros hogares, nunca nos planteamos qué profesionales hacen posible este ejercicio vital en nuestra vida diaria. Cuando, durante la primera fase del confinamiento, veíamos circular vehículos que aportaban suministros y otros que desinfectaban nuestras calles, nunca nos preguntábamos qué profesión hacía factible esa operación tan necesaria en tiempos de pandemia. «Nuestra profesión tiene una trascendencia clara en la vida diaria de las personas; nuestras actuaciones principales se centran en el ciclo del agua, carreteras, urbanismo, seguridad vial, tráfico y medioambiente », explica Óscar Sánchez Morán, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Castilla y León, en nombre de sus compañeros de CITOPCyL.

Los ingenieros técnicos de Obras Públicas reconocen que son una profesión «poco reconocida por la sociedad, aunque seamos los responsables de diseñar las conducciones que llevan el agua a los hogares o la depuradora que permite que ese agua sea tratada, o del diseño, construcción y conservación de las carreteras...».

A los ingenieros civiles les corresponde la redacción y firma de estudios, proyectos o trabajos que tengan por objeto la concepción, planificación, diseño, proyección, construcción, reforma, reparación, conservación, mantenimiento, demolición, fabricación, instalación, montaje, gestión o explotación de bienes muebles o inmuebles, en sus respectivos casos, tanto con carácter principal como accesorio, siempre que queden comprendidos por su naturaleza y características en la técnica propia de la titulación. A su vez, les corresponde la realización de mediciones, cálculos, valoraciones, tasaciones, peritaciones, estudios, informes, planos y otros trabajos técnicos análogos y la dirección de toda clase de obras y servicios relacionados con la Ingeniería Civil.

Durante la pandemia, los ingenieros técnicos de Obras Públicas han sido esenciales, «sobre todo en lo relacionado con la conservación y explotación de carreteras, y en el desarrollo de la logística necesaria para que los suministros básicos estuviesen garantizados. También nuestro trabajo ha sido importante en el desarrollo del Sistema Vigía de detección de SARS-COV-2 en aguas residuales, capaz de detectar las partículas del virus en esas aguas».

En la última década, el número de egresados en carreras técnicas ha decaído de forma notable, algo que se ha convertido en un problema porque «no hay técnicos suficientes con la titulación adecuada para desarrollar trabajos de Ingeniería Civil tanto en la Administración como en el ámbito privado. Esto genera intrusismo. En lo público y en lo privado, existe un nicho de mercado para los ingenieros civiles pero que se ve amenazado por otros sectores cercanos a nuestra labor profesional, que cuentan con un perfil menos adaptado a la realidad que se necesita. Un ejemplo: si necesitas proyectar una carretera, no puedes contratar los servicios de un arquitecto, y si quieres construir un edificio, no debes contar con un ingeniero civil».

Para la defensa de la profesión, cuya obligatoriedad para ejercerla está regulada por Ley, CITOPCyL ha jugado un papel esencial. «Nos hemos centrado en fomentar el aspecto social, dotando de un espíritu de comunidad al Colegio. Cuando no existían restricciones, hemos organizado eventos, cursos de formación y jornadas de especialización..., sin olvidar que ofrecemos información técnica, visado de trabajos profesionales, emitimos certificados de firma electrónica, se presta asesoría jurídica y atendemos las necesidades de los colegiados, tanto presencial como telemáticamente».

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