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Teresa, Francisco y Raúl, en su establecimiento de la calle Juan de Juni. L. N.

Cuando la profesión va en el ADN

Francisco y Raúl Sahagún y Mª Teresa Bahíllo acaban de inaugurar la Carnicería Sahagún donde calidad e innovación van de la mano

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 6 de mayo 2018, 14:14

Son padre e hijo y además comparten el ADN de una profesión que corre por sus venas desde niños. Francisco aprendió el oficio de carnicero de sus padres, transmitió su saber hacer a su esposa Teresa y ahora, orgullosos, los dos ven como su vástago ha heredado su pasión cárnica. El pasado 24 de abril inauguraron su nueva Carnicería Sahagún, en la que los tres han dado forma a un negocio tradicional convirtiéndolo en un establecimiento que ofrece toda una experiencia de cliente y donde la carne tiene un gran valor añadido.

Cuando Francisco tenía 18 años sus padres montaron la carnicería Ajújar, en Medina de Rioseco. Ellos le transmitieron actitud ante la profesión, importantes valores y un legado de futuro. «Llevo en el negocio la friolera de 40 años y siempre me ha encantado», asegura. Cuando se casó con Teresa, ella entró a trabajar también en el negocio familiar, que ya se había ampliado con dos establecimientos más en la capital. Francisco trabajó con sus padres hasta 1994, cuando montó su propio negocio en la calle Juan de Juni, donde ha permanecido hasta el pasado mes de abril.

Raúl empezó a cortar filetes cuando apenas tenía 12 años. Salía corriendo del colegio para echar una mano en el negocio. Reconoce que allí es donde verdaderamente disfruta, aunque reconoce que el trato directo con el público a veces le resulta complicado. «Hago jornadas de trabajo larguísimas. Hay días que me levanto a las dos de la mañana y no lo dejo ni para comer. Pero si lo hago es porque me encanta», asegura este carnicero. Los tres estaban dados de alta en el régimen de autónomos, pero al tener un gran volumen de ventas, en 2016 crearon la sociedad Sahagún e hijos, S.L., en la son administradores solidarios. «Hace 10 años compramos un local junto a la carnicería pensando en ampliar el negocio de cara al futuro. En aquel momento no podíamos hacer una gran inversión a si que aparcamos el proyecto y alquilamos el local», relata Raúl.

Hace un año, ese espacio se quedó sin inquilinos y los Sahagún decidieron que era el momento de montar una gran carnicería para dar mayor servicio a su amplia clientela. «La tienda antigua se nos había quedado pequeña. Queríamos que nuestros clientes compraran más a gusto. Nos han sido fieles durante 24 años y queríamos corresponderles instalándonos en la calle de siempre. Además, necesitábamos también más amplitud para trabajar más cómodos», concreta Francisco. Así que pronto comenzaron con las obras en el local. La inversión realizada por esta familia para la puesta en marcha de su nueva carnicería, ronda los 800.000 euros. «Es una cantidad muy elevada para un negocio de este tipo. Ahí está incluida la compra del local, los proyectos, la obra, maquinaria y decoración. Hemos apostado por innovar en un sector que es muy tradicional. Somos conscientes de que es arriesgado, pero seguro que nos irá bien. Hemos solicitado subvenciones pero no nos han concedido ninguna. Tan sólo una rebaja en las tasas del Ayuntamiento», explica el patriarca.

La nueva Carnicería Sahagún fue inaugurada el pasado 24 de abril. Es un establecimiento dotado de personalidad y originalidad. Cada elemento decorativo está cuidadosamente elegido con el objetivo de animar al consumo y de crear un espacio muy humano, cercano y fresco, en el que el cliente disfrute de una gran experiencia de compra. «Yo he diseñado la decoración. He querido que quedara bonito y que fuera muy personal. A todo el mundo le está gustando», explica Raúl orgulloso. Buen ejemplo de ese toque propio, es el original suelo transparente que está plagado de fotografías familiares, recortes de El Norte de Castilla y divisas de toros.

Es un negocio de barrio, de los de toda la vida, pero altamente especializado y que tiene por delante un gran recorrido. Es el establecimiento idóneo para la compra diaria, pero también para aquellos que buscan novedades para ocasiones especiales, con producto de calidad, sin gluten ni alérgenos. «Todo es de elaboración propia. Mi hija es alérgica a la proteína de la leche de vaca, estoy muy concienciado con esta grave problemática. Por eso todos nuestros productos son aptos para celiacos, intolerantes a la lactosa y a la proteína de la leche de vaca», cuenta este joven.

Su mostrador está repleto de chorizo, jijas, lomo adobado, pinchos morunos, hamburguesas de diferentes tipos de carne y salchichas. Son especialistas en lechazo y ofrecen gran surtido de jamones. «Trabajamos con una ganadería de Villán de Tordesillas, que utiliza alimentación totalmente natural», añaden los Sahagún.

Esta carnicería pertenece a la marca de garantía Tierra de Sabor y al Consejo Regulador IGP Lechazo. Con ellos asistirán al Salón Gourmets en Madrid con el doble objetivo de buscar nuevos clientes y proveedores. «Quiero empezar a vender hamburguesas de wagyu, una carne exquisita y que cada vez está más demandada. Necesito empresas que me provean asegurándome calidad», indica Raúl. También está pensando en incluir en su oferta otros productos gourmet. «El público cada vez demanda más especialidades y productos saludables y seleccionados. Queremos ser especialistas en ello. Vamos a iniciar también los trámites para convertirnos en charcutería, con la intención de hacer precocinados, asados y otros elaborados», anuncia Raúl, quien también se encarga de llevar las redes sociales y de atender pedidos a través de whastapp. «Sin mis padres no hubiera sido posible. Ellos son el alma de este negocio. Les agradezco su apoyo y que me hayan transmitido esta pasión por el oficio», concluye emocionado Raúl.

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