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Varias personas hacen cola a primera hora de este lunes, en el local de inscripción para la Marcha del Cáncer. Carlos Espeso
Los primeros de los 50.000: comienza la inscripción para la Marcha del Cáncer

Valladolid

Los primeros de los 50.000: comienza la inscripción para la Marcha del Cáncer

Decenas de personas hacen cola desde primera hora de la mañana para apuntarse en la caminata solidaria del 29 de octubre

Víctor Vela

Valladolid

Lunes, 16 de octubre 2023, 15:19

Es todavía de noche en Valladolid. No se han apagado aún las farolas. Falta más de una hora para que se abra el plazo de inscripción y ya hay una larga cola formada en la calle Montero Calvo. La Marcha contra el Cáncer que el próximo domingo 29 de octubre recorrerá Valladolid ha comenzado aquí, en este punto de reparto de dorsales y camisetas instalado en el número 6 de Menéndez Pelayo, una antigua sucursal bancaria donde hoy no se ahorran esperanzas en la lucha contra la enfermedad.

El reto está en alcanzar los 50.000 participantes. Y el primero se llama Jesús Palomo, vecino de La Rondilla, trabajador en una clínica de radiología, quien ha recibido el encargo de familiares y amigos para apuntarse, para que les apunte, en la marcha solidaria. «Cuanto antes, mejor. No me importa la espera cuando es por una buena causa», asegura Jesús, mientras a su espalda no deja de llegar gente.

Como María Begoña Martín, de las Delicias, quien viene con una lista de encargos para inscribir a 26 personas, entre miembros de su familia y compañeros del servicio de limpieza en San Viator. Trae un papel con la talla de las camisetas que necesita y que la organización entrega a los 30.000 primeros inscritos. En el caso de Begoña, «siete de la L, diez XL, una XXL y ocho XS».

Javier Altable, de Boecillo, viene para llevarse cuatro dorsales. Participará con su mujer, sus hijas y la perra, Luna, que no se pierde tampoco esta multitudinaria cita benéfica. O José Luis Plaza, convencido de que lo importante de la marcha no es batir el récord de participación, ni siquiera pasar una mañana agradable de caminata por el centro de Valladolid. Lo verdaderamente valioso es «colaborar, cada uno con lo que podamos, en la lucha contra esta enfermedad».

Jesús Palomo y María Begoña Martín, los primeros en la cola. C. E.

«Una enfermedad de mierda», dice con rabia Miriam Curiel, de Pajarillos. Su abuelo padeció cáncer de garganta. Un amigo de su padre «se ha ido en apenas seis meses». «Al final, todos tenemos a alguien cerca. Y por desgracia sigue muriendo mucha gente. También niños. Hay que luchar como podamos». Y un puñado de pasos puede ayudar.

El dinero recaudado con esta marcha (seis euros la inscripción) servirá para financiar siete proyectos predoctorales y varias becas de investigación respaldadas, con 600.000 euros, desde la delegación vallisoletana de la AECC.

«Ver que participa tantísima gente es una satisfacción por el trabajo bien hecho, pero sobre todo supone un respaldo ciudadano al ejercicio de transparencia que se hace desde aquí. La gente sabe que el dinero que aporta servirá para impulsar investigación oncológica de calidad», asegura Luisa Lobete, gerente de la asociación contra el cáncer. Durante estos días de inscripción y hasta la celebración de la marcha, trescientos voluntarios de la AECC colaborarán para que todo salga al dedillo, para que no haya problemas, para que las colas para apuntarse sean lo más ágiles posible.

Decenas de personas hacen cola en la calle Montero Calvo. Carlos Espeso

A las nueve de la mañana se abren las puertas de este punto de Menéndez Pelayo (la inscripción también se puede hacer en El Corte Inglés e Hipercor). En tan solo unos minutos, ya hay más de cien personas esperando turno. La fila llega hasta Cano Cornejo. No deja de llegar gente. Algunas personas, en grupos. Los impresos se rellenan de pie, en la calle, para ganar tiempo. Al haber cerrado El Corte Inglés de Constitución, ha habido que reforzar este punto de inscripción en el centro.

Nieves Álvarez es una de las voluntarias que entrega camisetas y dorsales. «El primer año hice la marcha como caminante. Después, empecé a colaborar en la organización». Ha sufrido los zarpazos del cáncer muy de cerca. Su hija falleció con tan solo 34 años por un cáncer de mama. «Desde el primer momento supo que se iba a morir. No le dijeron cuándo, pero sí muy claro que no iba a sobrevivir. Nunca la vi llorar. Cuando le decían qué guapa estás, ella siempre contestaba que sí, guapa por fuera, pero podrida por dentro». No era verdad. También había belleza en su forma de ser.

Inés Campo y Nieves Álvarez, voluntarias de la AECC. Carlos Espeso

«Ella había estudiado en el Leopoldo Cano, luego hizo ocio y tiempo libre en el Condesa Eylo, y cuando le diagnosticaron la enfermedad, se puso a estudiar una carrera, Educación Social». Aprobó los tres primeros cursos. Con la dificultad que supone ir a clase después de una sesión de quimio, con el apoyo de los compañeros que le prestaban apuntes cuando ella no podía acudir. «No pudo terminar la carrera. Se matriculó de cuarto un lunes y ese viernes falleció», rememora Nieves, consciente de que el apoyo a la investigación es la mejor vía para acabar con la enfermedad.

«A mí me gustaría que algún día esta marcha no fuera para combatir el cáncer, sino para celebrar que ya lo hemos vencido», comenta esperanzada Silvia Tejedor, vecina de Laguna, quien ha participado en todas las caminatas organizadas hasta el momento. Para Natán Rodríguez, de Huerta del Rey, será su segunda vez. Acudirá junto a su hijo, su padre, su madre. Ella tiene cáncer. De médula ósea. «Es una luchadora, pero va a días», cuenta emocionado.

Local de inscripció, en el número 6 de la calle Menéndez Pelayo. Carlos Espeso

Sergio Mouriño también ha vivido de cerca la enfermedad. Su hermana mayor. Cáncer de mama. «Cuando nació mi hija pequeña, ella estaba con la quimio. Recuerdo perfectamente el día que vino a conocer a su sobrina, sin pelo». Pero con toda la ilusión del mundo por celebrar la vida. Y aquí están todos ellos, Silvia, Natán, Sergio… dispuestos a sumar huellas contra la enfermedad.

«Valladolid colabora mucho, mucho», dice Antonia Mateo, voluntaria desde hace 16 años en la AECC. Su marido, Mariano, falleció de cáncer de pulmón. «Durante este tiempo, las cosas han cambiado. Se investiga más, se van dando pasitos…», cuenta desde el otro lado de un mostrador de 'merchandising', en el que se venden bolígrafos, huchas, pulseras o paraguas. Junto a ella, están Pruden Nistal y Victoriana Sánchez.

Ellas forman también parte de un grupo de diez voluntarias que, una vez a la semana, cosen unos almohadones que después entregan a las enfermas de cáncer de mama que están en el hospital. «Todos podemos colaborar de alguna manera», explican. Y el modo más directo, cercano y saludable tendrá lugar el próximo domingo 29 de octubre, cuando la Marcha contra el Cáncer salga a las 10:30 horas de la Acera de Recoletos. La organización, aunque no se fija cifras, confía en llegar a los 50.000 inscritos. Los primeros, los más madrugadores (cuando en Valladolid todavía era de noche) ya tienen en casa la camiseta, el dorsal y la ilusión a punto por participar en el largo camino para acabar con la enfermedad.

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