Primeras señales para acabar con trece años de atascos en la rotonda de La Cistérniga

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, anunció a finales de marzo, durante una visita a Valladolid, el «inicio inminente» de una obra que aliviará la enorme presión de tráfico que, desde su puesta en funcionamiento (en 2010), registra esta conexión, compuesta por dos glorietas consecutivas, de 30 metros de diámetro y cuatro accesos cada una, separadas por 230 metros de distancia.

La solución prevista es la construcción de un nuevo carril que nacerá en la bajada desde la VA-30. Este tercer carril permitirá que los conductores que se dirijan hacia Valladolid capital no tengan que desembocar en la rotonda, sino que enlazarán con la A-11 una vez pasada esta (la primera de las dos que hay en este tramo).

De este modo, se eliminará un importante número de vehículos que llegan al nudo, ya que solo ingresarán en la rotonda desde la VA-30 aquellos que circulen hacia La Cistérniga o en dirección Soria (hacia Tudela de Duero o Peñafiel).

La necesidad de una solución para los eternos problemas de tráfico que registra esta rotonda infernal eran ya evidentes el mismo día de su inauguración, el 14 de octubre de 2010, cuando se registró un «monumental atasco», según la crónica de El Norte de Castilla. El entonces subdelegado del Gobierno, Cecilio Vadillo, aseguró días después que esos problemas se solucionarían en cuanto terminaran las obras de la ronda exterior, entonces aún en ejecución. No fue así. De hecho, han pasado trece años desde su estreno para que por fin se tomen medidas en uno de los puntos más conflictivos del tráfico en la provincia. Es habitual ver, sobre todo en horas punta, cómo el atasco se prolonga durante cientos metros a lo largo de la VA-30 para poder acceder a la rotonda.

El 11 de septiembre de 2018, la Demarcación de Carreteras del Estado en Castilla y León Occidental remitía al Ministerio (entonces) de Fomento una misiva para que tomara cartas en el asunto. «El tráfico que soportan las glorietas excede su capacidad, especialmente en la situada en el sureste, formándose de manera cotidiana colas de vehículos en los ramales que acceden a las glorietas», reconocían los técnicos.

Los últimos datos de intensidad media dicen que por la A-11 en dirección a esa rotonda circulan a diario 19.955 vehículos (el 12,87%, pesados).

Además, el informe recordaba que en 2015 se identificó un tramo de concentración de accidentes entre los puntos kilométricos 357,9 y 358,4 de la A-11, «esto es, justo en la finalización de esta autovía en la glorieta sureste de este enlace». Los estudios realizados atribuían esta concentración de accidentes al no respeto de la prioridad en la glorieta, la elevada intensidad de tráfico, los errores de elección de carril por parte de los conductores y las «retenciones de gran importancia en los accesos a la glorieta en las horas punta». Es decir, el propio ministerio reconoce que los atascos que allí se generan contribuyen a incrementar el número de accidentes en la zona.

La solución cuyas obras ahora comienzan es la construcción de ese carril segregado que permita a los vehículos que proceden de la VA-30 girar hacia la derecha, sin tener que llegar hasta la rotonda. Pero los técnicos de la Demarcación de carreteras juzgan que «esta actuación es insuficiente para resolver completamente la problemática del enlace». Ante esto, recuerdan que ya el proyecto de trazado de la ronda exterior sur preveía la posibilidad de diseñar este enlace con una tipología de tres niveles en el futuro.

En febrero del año pasado, el Ministerio de Transportes adjudicó por 441.630 euros un contrato de servicios para la redacción del proyecto de trazado y construcción de la remodelación del enlace, en unas obras que ahora da sus primeros pasos.