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La implicación de Valladolid con la conquista de América es muy amplia. En la Chancillería sellaron su unión Isabel la Católica y Fernando de Aragón. En el 'corazón' de la ciudad, en el convento de los Franciscanos de la Plaza Mayor, expiró el de Cristóbal ... Colón. Y aquí también murió el guerrero indígena cazcán Tenamaztle, considerado un precursor de la lucha por los derechos humanos gracias al apoyo de fray Bartolomé de las Casas.
De la muerte vallisoletana de Francisco de Tenamaztle (como se le conoció aquí) había noticia pero no constancia documental. Hasta que, hace ahora tres años, el historiador mexicano Álvaro J. Torres encontró un documento en el Archivo General de Indias de Sevilla. Después anunció la noticia en una conferencia en Nochistlán (Zacatecas), lugar de nacimiento de este caudillo.
Este personaje provoca una creciente atracción al otro lado del Atlántico. Y este último hallazgo se ha traducido en una biografía que van a presentar este lunes en Valladolid los presidentes de la Comisión de Derechos Humanos de los Estados de Jalisco y Nayarit, Alfonso Hernández y Maximino Muñoz. Una visita que incluye la plantación de un árbol con tierra traída desde México. Todo ello cuando se cumplen 470 años de su llegada como prisionero a Valladolid (1552).
Francisco Tenamaztle (Tenamaxtli en su tierra) lideró la épica Guerra del Mixtón (1541-1542), considerada una de las mayores rebeliones de los originarios de la Nueva España contra los abusos que sufrían. Fray Bartolomé de las Casas en su 'Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias' denunció las «grandes crueldades y matanzas» en las provincias de Nueva España.
Tenamaztle se levantó en armas porque entendió que no había otra opción. Sus hombres mostraron una gran fiereza. En los primeros escarceos, sorprendieron a los soldados españoles que acabaron huyendo. «Toda la tierra estaba alzada y los caxcanes hechos unos leones, y que no había otro remedio que pedir socorro a todo el reino», cuenta un texto de De las Casas.
En una de las refriegas, el virrey Mendoza logró arrinconar a los cazcanes en un desfiladero. Cientos de ellos se arrojaron al vacío antes que entregarse. Finalmente, su líder Tenamaztle se plegó al virrey. «Fue dando grandes voces a su gente e vasallos para que cesase la batalla (...) buscó la paz para salvar la vida de su pueblo», explica el relator y humanista dominico.
Ya preso, los españoles trataron de usar su influjo para capturar al resto de tribus sublevadas. Pero Tenamaztle logró huir y se dedicó a la guerra de guerrillas durante nueve años. En 1551 decidió entregarse. Bajo la protección de la Iglesia se intentó usar su ejemplo para pacificar al resto de aborígenes.
El obispo de Guadalajara, Gómez de Maraver, decidió llevarlo a la capital mexicana para tratar su futuro con el virrey, Luis de Velasco, quien decidió su deportación a España.
Velasco tomó una inusitada disposición. Envió al alcalde del puerto de Veracruz 200 pesos de oro para pagar el flete del barco que debía llevarlo a Sevilla, para que Carlos I y el Consejo de Indias dispusieran de su suerte. Incluían una recomendación: «que se ponga en parte donde no pueda volver a estos reinos». Engrillado y encadenado, embarcó rumbo a España. Desde Sevilla fue trasladado a Valladolid en mayo de 1554, para que se sometiera al juicio del Consejo de Indias.
Emprendió una nueva forma de lucha: cambió las flechas por palabras. Su osadía y determinación llevaron a una investigación en la que denunció que «he sido enviado a estos reinos de Castilla preso y desterrado, solo, desposeído de mi estado y señorío y de mi mujer e hijos (...) padeciendo muchas injurias y afrentas y persecuciones. No ha bastado haberme hecho los españoles tantos y tan muchos daños irreparables, haciéndome guerras injustas, crudelísimas, matándome en ellas muchos de mis vasallos y a mis parientes y deudos».
Carlos V decidió darle un trato cordial y generoso. Una Real Cédula dada en Valladolid el 10 de mayo de 1554 le asignó un salario de cuatro reales diarios. Tenamaztle utilizó estas deferencias para profundizar un su lucha por la dignidad indígena. Y en Valladolid conocería a uno de sus grandes valedores, el propio fray Bartolomé de las Casas.
Pero el guerrero enfermó durante su estancia en Valladolid a finales de septiembre de 1556. A pesar de las órdenes imperiales de cubrir sus gastos de enfermedad (costaron 6.000 maravedíes), Tenamaztle falleció en la ciudad el 5 de octubre de 1556.
Para De las Casas, su figura fue el modelo para sus argumentos en favor de los derechos de los indígenas: el derecho «inviolable» de tener libertad natural y dominio de sus tierras. Una nueva idea de justicia que después profundizó otro dominico: Francisco de Vitoria.
El hallazgo de su partida de defunción ha aumentado el interés en México. Además de nuevas publicaciones, como la que presenta estos días en Valladolid, un grupo de historiadores del Estado de Jalisco se ha planteado la posibilidad de «ir a Valladolid a buscar sus restos». La primera pista estaría en los archivos del Consejo de Indias sevillano que, en aquella época, «tenía bien registrado dónde colocaban los cuerpos».
La figura de Francisco de Tenamaztle ha inspirado a algo más que a los historiadores de un lado y otro del Atlántico. A sus biografías se suma la nueva que se va a presentar este lunes en la Fundación Santiago y Segundo Montes de Valladolid 'Tenamaxtli: la recuperación de una memoria indígena'. La novela 'Otoño azteca', del historicista norteamericano Gary Jennings, está basada en su vida, aunque no es lineal sino que se inspira en los inicios de sus rebeliones y en la Guerra del Mixtón. Además, la película mexicana 'La carga' (2016), dirigida por Alan Jonsson, se centra en el proceso judicial iniciado contra él en Valladolid.
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