Pesquera, una herida de 180 millones que sigue abierta al año de la muerte del fundador

Cuando se cumple el primer aniversario de su fallecimiento, el cisma familiar continúa abierto sin que el guadiana de las negociaciones mantenidas durante todo este año (y que siguen abiertas) haya desembocado en acuerdo entre la actual dirección de la compañía y la heredera universal de los bienes de Alejandro Fernández según el testamento, en el que el industrial únicamente dejó la legítima a sus nietas y se saltó a sus hijas Lucía, Olga y Mari Cruz en la línea sucesoria. El testamento está impugnado y estaba previsto que este mismo lunes 23 de mayo se celebrara en el Juzgado de Primera Instancia 7 de Valladolid la audiencia preliminar sobre sus últimas voluntades, pero la vista se ha aplazado 'sine die' por un problema de encaje de fechas entre los abogados.

En paralelo al conflicto de la herencia, este último año se cuentan cinco pleitos en Valladolid (tres demandas, una de ellas, contra la empresa de Pesquera Original, y dos denuncias por el uso de dos coches, estas últimas, archivadas), más el litigio mercantil por las etiquetas y las marcas que tiene que dirimir un juzgado de Madrid. Por el momento, la demanda contra la nueva empresa de Eva Fernández está suspendida en el Juzgado de lo Mercantil de Valladolid a expensas de que se resuelva el voluminoso pleito por las marcas en la sede madrileña. Ello, sin contar el inventario y reparto «decisivo» de los bienes gananciales en el proceso de divorcio de Esperanza y Alejandro, un procedimiento que sigue su curso en un juzgado de familia de Valladolid y donde todavía está pendiente de que se celebre la vista.

Toda la maraña judicial de los últimos cinco años se resolvería si las hermanas llegaran a un acuerdo económico por el que la hija menor renunciaría a sus pretensiones (especialmente, a la bodega de Tinto Pesquera, la joya del imperio de Alejandro Fernández y emblema de la casa) y saldría de las sociedades (tiene sus participaciones y las de su padre, pero sigue estando en minoría en los consejos de administración) a cambio de una 'indemnización' calculada sobre el valor del grupo empresarial. Actualmente, el valor de esta compañía bodeguera de Ribera del Duero está estimado en 180 millones de euros, veinte menos que hace cinco años, cuando empezó la guerra familiar. Pero en el tira y afloja la cifra de indemnización se ha ido reajustando y las condiciones, incluso las que fueron aceptadas, como realizar una parte del pago «en especie, en propiedades» han ido cambiando de manera unilateral. Los juristas especializados en derecho mercantil consultados al respecto interpretan que «hay una parte de la familia que se está resistiendo a firmar, no tanto por una cuestión económica sino emocional, incluso conociendo el desgaste para la imagen de la marca que supone que se prolongue esta situación en el tiempo y la devaluación que supone para sus productos». Pero, al menos, apuntan, las negociaciones no se han roto.

Mientras el conflicto de intereses en la familia bodeguera se mantiene más o menos soterrado y con el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero puesto de perfil, la actividad vitivinícola en el imperio que fundó Alejandro Fernández sigue sin él. Al mes siguiente del fallecimiento del bodeguero, Lucía, Olga y Mari Cruz firmaron un comunicado en el que «de manera oficial», tras conocer el testamento, informaban de «la continuidad del actual equipo de gestión», así como de que «los distintos proyectos que venimos desarrollando están garantizados». Apostillaban también, en ese mismo comunicado, que solo podían «garantizar la trazabilidad del Tinto Pesquera realizado en las instalaciones de nuestro grupo empresarial y el que se comercializa a través de nuestros canales oficiales». Una alusión indirecta al vino producido por la cuarta hermana fuera de la empresa, el Pesquera Original, que contó para crearlo con el paladar y el respaldo del padre poco antes de morir.

Símbolo de los proyectos del grupo Familia Fernández Rivera son los actos que está celebrando este año con motivo del 50 Aniversario de Bodegas Tinto Pesquera. Esta misma semana se organizan visitas de prensa especializada a los nuevos lagares de Tinto Pesquera, el hotel y la bodega Condado de Haza. Aunque en estos actos la imagen del fundador está ausente, pues lo impide una sentencia judicial, su sombra es alargada. Por su parte, Eva Fernández se muestra decidida a «continuar con el legado» de su padre y con su último proyecto. «El vino es mi vida, como lo fue en la suya», se limita a señalar, mientras que sus hermanas persisten en su mutismo. La iglesia vallisoletana de Santuario acogerá este domingo una misa por el alma de Alejandro Fernández, en el primer aniversario de su fallecimiento.