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Esquema que entregó desde la cárcel la víctima de los robos. El Norte
Un preso de Valladolid ejerce de policía para esclarecer los robos en su nave

Un preso de Valladolid ejerce de policía para esclarecer los robos en su nave

Los agentes detienen a dos delincuentes por sustraer los objetos de un recluso gracias a la investigación desde la cárcel del propio afectado, que denunció, aportó pruebas e identificó a los culpables

Álvaro Muñoz

Valladolid

Domingo, 16 de junio 2024, 08:29

Más de un año de investigación. Aunque más que de la Policía Nacional, del propio afectado, que no se conformó únicamente con denunciar y denunciar los robos que sufría en su nave de la carretera Villabáñez. Denuncias todas ellas ampliadas cada vez que tenía que aportar un nuevo dato o alcanzaba un nuevo indicio. La víctima, Roberto M. R., asidua de los calabozos y en prisión hasta finales de mayo, prácticamente cerró ella misma el círculo delictivo que sufría: denunció, proporcionó las pruebas e identificó a los presuntos culpables. Luego, la Policía detuvo la primera semana de junio a los dos sospechosos, más otro de propina que, al parecer, nada tenía que ver con esos hechos, además de recuperarle todos los enseres.

La historia de robos que sufría este hombre de 42 años empezó a finales de mayo de 2022, cuando precisamente se hallaba en los calabozos de la comisaría de Delicias por algún hecho delictivo. Denunció ese primer robo un mes después en su nave alquilada y adjuntó fotografías de cómo habían reventado la cerradura para llevarse material para soldar, pulidoras, además de equipos de música...

Por esas fechas ni él mismo sospechaba de nadie, así que ante la falta de indicios, su reclamación se aparcó en el archivo de la Policía. Y lo estuvo más de un año. Hasta que en octubre de 2023 el padre de la víctima (Pedro) se acercó hasta dependencias policiales para denunciar un nuevo robo en la misma nave. Su hijo, en el centro penitenciario de Villanubla durante esas fechas, le redactaba a su progenitor todos los detalles de la nueva incursión a su nave para hacérselo llegar a la Unidad de Robos.

De esta forma, el 10 de octubre de 2023, el progenitor denunció la sustracción de numerosas herramientas, una bicicleta y dos ciclomotores. Se fue con su copia impresa de la denuncia para volver a los seis días para ampliar ese atestado inicial y dar el nombre de los presuntos implicados. Por ejemplo, puso en el centro de la investigación a la propietaria de un bar del paseo de San Isidro de la capital vallisoletana (Alicia S. C.).

El padre de la víctima era el encargado de llevar los documentos hasta la comisaría

Quince días después, el padre de la víctima ya era el mero transmisor de las pesquisas de su hijo. Hasta la comisaría llevaba un escrito redactado a mano en el que volvía a ampliar los objetos robados, valorados en más de 12.000 euros, además de poner nombre y apellidos de forma definitiva a los dos sospechosos y dónde podría estar todo lo robado desde mayo de 2022. Ese emplazamiento se encontraba en Traspinedo, cuya propiedad se encuentra al 50% entre las dos personas que indicaba la víctima.

Identificar a los dos posibles sospechosos (Alicia S. C. y Jesús C. H., de 37 y 45 años, respectivamente) no fue la única labor del en aquel momento recluso. Desde Villanubla transmitía a través de su padre que su nave, en alquiler, tiene un sistema de videovigilancia y apuntaba que el robo de octubre de 2023 podría estar grabado, si bien el padre desconocía la contraseña para acceder al sistema mientras que el hijo insistía en que la tendría apuntada por algún lado, pero sin concretar nada. Así que se quedaba sin ayuda tecnológica.

Tanto avanzaba en la búsqueda del autor de los robos que la Policía se trasladó hasta la prisión de Villanubla para entrevistarse con Roberto. En esa declaración volvió a nombrar a los posibles implicados y sus propiedades.

Soldadora que halló la víctima en Wallapop. El Norte

Desde la cárcel, la Unidad de Robos fue hasta el bar que regenta Alicia. Se registró el establecimiento hostelero para concluir que allí no se hallaban los elementos descritos por la víctima. Aún así, los agentes solicitaron a la propietaria del negocio que declarase en sede policial, lo que declinó al tener que atender el bar. Eso sí, apuntó que con la víctima de los robos tenía mala relación desde que «se llevó el patinete de un cliente en la puerta del bar». Tuvo tiempo también de afirmar que la propiedad de Traspinedo la tenía al 50% con el otro sospechoso, que fueron pareja y que ya no pisaba por allí. «Tuvimos una relación sentimental, rompimos y él tenía una orden de alejamiento desde 2011 (ahora ya cesada). Ya no voy a esa finca de Traspinedo porque no quiero saber nada él», relató a finales de 2023 a la Policía.

Giro de 180 grados

La historia dio un giro de 180 grados el pasado 22 de mayo. Con Roberto ya en libertad, este se personó de forma voluntaria en la comisaría. Había recuperado la contraseña del sistema de grabación y la misma la había puesto a disposición de los agentes. Se repasó cada minuto de la misma y en la cinta del 8 de octubre el perjudicado confirmó las sospechas que barruntaba desde hace meses. Esas dos personas habían accedido al interior de su nave. Entraron con una linterna, cogieron objetos, buscaron, y cuando la mujer se percató de una de las cámaras, la golpeó para dejarla enfocando a una mesa de trabajo.

Pesquisas del hurtado que no quedaron en la entrega del vídeo que identificaba a los presuntos autores, pues unos días más tarde volvió a personarse en la Unidad de Robos para adjuntar capturas de pantalla desde su móvil tras descubrir objetos suyos en el portal de Wallapop. La que hace casi dos años había sido su bicicleta, su ordenador, su máquina de soldar y hasta juegos de la PS2 estaban a nombre de un perfil, cuya sede se hallaba en un bar del paseo de San Isidro. La víctima volvía a cerrar el círculo.

En la prisión

Con la identificación rematada de las dos personas, uno de los sospechosos, el hombre, se encontraba en la cárcel de Villanubla. Casualidades de la vida, autor y víctima habían coincidido en uno de los módulos, momento en que el afectado recriminó sus objetos a esa persona. No obtuvo respuesta.

A pesar de dar con los presuntos implicados, Alicia y Jesús, faltaba encontrar todos los objetos. ¿Dónde buscar? La respuesta de la Policía fue clara: la finca de Traspinedo. Así que orden y registro para actuar en ella con celeridad.

En el registro de la nave, ajeno a los robos, fue arrestada una tercera persona con tres requisitorias judiciales

Y cuando la historia ya no podía encontrar más sobresaltos, la Policía se topó con otro más. Ajeno a todo el procedimiento anterior. En una mañana de este mes de junio, uno de los agentes, antes de que llegara el grueso del operativo para registrar, se encontraba en las inmediaciones para controlar todos los movimientos. Certificó que allí un hombre entraba y salía constantemente de ese espacio, pero no era ninguno de los sospechosos.

A pesar de todo, los agentes desplegaron su dispositivo y cuando ese hombre (Fernando R. A., de 55 años) les vio empezó a correr dirección a un pinar. Intentaba huir de los policías, pero fue interceptado. En ese mismo momento se le intervinieron cuatro pastillas rosas, marihuana y 200 euros. Pero la sorpresa aumentó aún más porque atesoraba tres requisitorias judiciales para entrar en prisión. Entre ellas, destacaba una de las últimas al no presentarse en un juicio hace dos meses después de estar acusado de tráfico de drogas en su establecimiento hostelero. Se enfrentaba a una petición de diez años de cárcel.

Ese sobresalto en forma de detención de un tercero que nada tenía que ver con los robos retrasó el registro. Y sí. Allí estaban los enseres que la víctima echaba en falta desde hace casi dos años. Recuperaba gran parte de los mismos después de haber ejercido de policía desde la cárcel.

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