Así será el edificio colaborativo y la residencia de estudiantes que se instalarán en Valladolid

En el primer caso, el expediente ya está en exposición pública e incluye una recreación de la residencia para estudiantes universitarios que promueve esta compañía con sede en Ámsterdam. Se trata de un gran bloque de cinco plantas que ocupa tres cuartos de una manzana de más de 10.000 metros cuadrados y que deja una franja abierta en la que se aprecia un gran jardín central para el uso de los estudiantes. El inmueble contará con 500 estancias de alojamiento de diferentes tipologías, así como con servicios comunes de cafetería-restaurante, gimnasio, lavandería, salas de estudio y biblioteca, entre otros. La imagen permite apreciar el aprovechamiento de la terraza del bloque con una zona para la práctica del deporte.

Esta residencia se situará en la calle Jardines de la Alhambra y rellenará un importante hueco dentro de la zona central del barrio de Los Viveros, ahora algo desangelada, ya que el grueso de las edificaciones residenciales se sitúan al norte y sur de esta franja de veinte hectáreas, delimitada por el solar de Lauki, el Camino del Cementerio, la avenida de Santander y San Pedro Regalado. Antes hay que abrir un proceso de licitación al tratarse de un suelo público. El planteamiento de este programa municipal establece la cesión del terreno por un periodo de cincuenta años, con posibilidad de prorrogarlos otros 25, y a cambio se paga un canon anual a las arcas municipales, que será bajo, ya que lo que se busca es impulsar la actividad económica y social más que hacer caja.

Atractivo es el plan de Tejiendo Vida, una cooperativa de iniciativa social que impulsa un modelo de convivencia colaborativa de cara al envejecimiento activo de sus integrantes y que este jueves ha registrado su propuesta en el Ayuntamiento. El inmueble, diseñado por el estudio de arquitectos Muda, cuenta con un total de 27 apartamentos de unos 47 metros cuadrados con un planteamiento que acompaña al proyecto que quieren poner en marcha.

Así, el edificio se ha construido con una especie de corrala central donde los residentes compartirán tiempo y tareas. Porque esta propuesta va de eso. De ayuda mutua y apertura al resto del barrio. Huertos urbanos, una cocina comunitaria, salas para actividades y atención sanitaria de los residentes son solo algunas de las prestaciones de este bloque, que contratará los servicios necesarios para que la vida de sus inquilinos sea más cómoda. La cooperativa ya ha logrado financiación de la Banca Ética Fiare y está abierta a la entrada de nuevos socios, siempre que compartan ese espíritu de «compromiso y corresponsabilidad», según destaca Martín Barrientos, presidente de la entidad. El precio de estas viviendas oscilará entre los 130.000 y los 160.000 euros. Con esa inversión se obtiene la cesión de uso, que puede ser heredada por los descendientes. Si estos no quieren residir en el inmueble, recuperan el dinero aportado.