Jaime Andrés Mejía y María Camila Villegas. Rodrigo Jiménez

Vivir en pleno centro de Valladolid por 1.200 euros

Jaime Andrés Mejía, ingeniero industrial y MBA en Administración de Empresas, y María Camila Villegas, ejecutiva comercial, trabajan en Bodegas Emilio Moro y en Cepa 21

J. Asua

Valladolid

Domingo, 8 de agosto 2021, 11:43

Llegaron a Valladolid el pasado mes de febrero desde Colombia. Jaime Andrés Mejía, ingeniero industrial y MBA en Administración de Empresas, y María Camila Villegas, ejecutiva comercial, trabajan en Bodegas Emilio Moro y en Cepa 21. Reciben a El Norte en su flamante piso de ... alquiler, situado en la cuarta planta de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: el de La Unión y el Fénix, en la confluencia de las calles Santiago y Constitución. «Estamos encantados aquí. Por la ubicación, la calidad de la vivienda y las facilidades que nos han dado en todo momento», explican. Pagan una renta mensual de 1.200 euros en la que se incluyen dos plazas de garaje, un aspecto fundamental si se apuesta por residir en el casco histórico. La fianza depositada ha sido la del coste de un mes.

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Pero para llegar a disfrutar del que ahora es su nuevo hogar han tenido que dar muchas vueltas. En un primer momento, optaron por instalarse en un apartamento turístico en Duque de la Victoria. Algo provisional. «A partir de ahí, comenzamos con las consultas en los portales inmobiliarios y empezamos a recorrer la ciudad desde el centro hasta Parquesol, una de las zonas que también nos gustaba», explica esta pareja, cuyo presupuesto de salida para arrendar era de entre 900 y 1.500 euros como máximo.

Tenían claro lo que querían: un piso situado en un espacio urbano tranquilo, céntrico y bien comunicado. Que estuviera amueblado también era importante. Aterrizaban en España únicamente con el equipaje y con poco tiempo para instalarse ante las obligaciones laborales que les esperaban. «Hemos visto muchos, como unos quince, y nos hemos llevado grandes sorpresas», reconocen. De su periplo recuerdan, por ejemplo, una vivienda en la calle Ferrari con ese estilo de los «pisos de estudiantes» que aún «olía a fiesta», según describen entre risas, o una «gran» pero «desaprovechada» casa en la Acera de Recoletos, que todavía mantenía esos antiguos radiadores en cajonera y con rejilla. Su primera elección firme fue la plaza de Coca. Localizaron una vivienda «muy bien manejada» en el edificio de los antiguos cines, pero todo fueron problemas con las exigencias de la propietaria, a pesar de que en sus empresas les facilitaron toda la documentación laboral para presentarla como aval. «Nos pedían seis meses de fianza, ¡cerca de 8.000 euros! y eso que aportábamos también un seguro en caso de impago», recuerda Jaime. Finalmente, dieron con el icónico inmueble donde, aseguran, todo ha ido rodado. «El piso –dos habitaciones, dos baños y salón con cocina americana– está muy completo, incluye Internet y tiene todo el menaje de cocina necesario, aunque nos ha dicho que si necesitamos algo más no dudemos en pedirlo», explica María Camila, quien considera que la oferta de viviendas en renta en un rango medio-alto «es limitada» en Valladolid. Ya instalados, esta amable pareja afirman estar «encantados» con la acogida y la calidad de vida que han encontrado en la capital castellana.

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