Valladolid
El potencial de la robótica de la UVA, a prueba en carreras y combates de sumo
Valladolid
El potencial de la robótica de la UVA, a prueba en carreras y combates de sumoPara los ojos ajenos al mundo de la robótica no parecen más que unas simples líneas de color negro dibujadas en el suelo, con un aspecto similar a un Scalextric. Sobre estos trazos discurren sin cesar unos pequeños robots, que pueden alcanzar una velocidad de ... cuatro metros por segundo en condiciones óptimas. Apenas caben en la palma de la mano, pero detrás de ellos hay una gran ingeniería que los hace funcionar.
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«Me gusta programar y luego ver resultados, que el robot se mueve, hace cosas. Aunque no siempre hace lo que quieres», asegura Álex Santos, uno de los tres miembros de OP Robots, un equipo deportivo gallego de robótica de competición. Han llegado hasta Valladolid para participar en una competición de velocistas enmarcada dentro de Robolid, el evento organizado por la Asociación de Microbótica de la Universidad de Valladolid (Amuva) y que durante estos días ha acogido el edificio de IndUva de la Escuela de Ingenierías Industriales.
La UVA acoge una nueva edición de RobolidVer 19 fotos
«Funcionan porque estos robot, denominados 'siguelíneas', tienen unos sensores que emiten un haz de luz infrarroja. Una parte la lanza y otra lo recibe. Entonces, la línea negra de la pista lo absorbe y hace que circule por encima», explica Santos. Al menos esa es la teoría, porque también pueden aparecer problemas que hacen que el robot se salga del circuito. De hecho, el inicio de la competición ha precisado de varias pruebas e incluso de la limpieza de la propia pista para evitar que la suciedad también influya. «Las condiciones lumínicas son muy importantes, porque la luz solar puede influir en los infrarrojos y hacer que el robot se desvíe», añade. Para ello, los miembros de OpBot han añadido varias mejoras a sus creaciones, especialmente a su 'FujituraBot'. «Es el 'siguelíneas' más rápido de España. Para conseguirlo hemos implementado motores de dron para tener más velocidad y un ventilador de succión centrífugo que saca el aire de la parte de debajo del robot. Con esto se crea un vacío que hace una especia de efecto suelo, como en los Fórmula 1 actuales. Es decir, se adhiere al pavimento», comenta Santos.
La carrera de velocistas es una de las actividades que se enmarcan dentro del evento de Robolid, donde también se han celebrado competiciones de Minisumo y Japan-Sumo. «Consiste en dos robots que se enfrentan en un dojo redondo. Las reglas son fáciles, el primero que saque al otro gana. No se permiten armas ni nada de ese estilo. Solo algunas herramientas de distracción, como banderas que pueden salir de unos brazos», explica Santos, quien ha competido junto con su equipo en un torneo en Japón. Hasta el país nipón también se trasladaron algunos miembros de los organizadores del evento, Amuva, para participar en uno de estos torneos. «Fuimos con un robot que llamamos 'Miura', pero el nivel en Japón es muy alto y es muy complicado. Pero al final lo bonito es que fuimos con algo que habíamos fabricado nosotros mismos en Valladolid», explica Álvaro San José, presidente de la asociación.
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Él, junto con sus compañeros, son los responsables de haber convertido el edificio de IndUva en una pequeña muestra del potencial que tiene la robótica de la Universidad de Valladolid. «Es una oportunidad también para acercar este mundo a más personas», añade. De hecho, la competición de velocistas ha atraído a los alumnos de Secundaria de un instituto de Valladolid, que se congregan en torno a la pista a la espera de que comience la carrera. «Ayer también tuvimos otra actividad con alumnos de Secundaria, que completaron unos vehículos robots con diferentes partes y que luego utilizaron para jugar al fútbol en un pequeño campo», relata el presidente. Los niños reforzaron los robots y después, gracias a una aplicación en un teléfono móvil, podían controlarlos como si fuera un mando a distancia e intentar meter gol en una pequeña portería. «La verdad que han fabricado cosas muy interesantes», apunta Santos, mientras observa uno de los robots.
Junto con los proyectos de los alumnos que se han acercado a conocer Robolid hay otros que han hecho los propios miembros de IndUva, algunos de los cuales son trabajos de final de Grado y de Máster. Hay por ejemplo un vehículo realizado en parte con impresora 3D o uno de los robots más conocidos de 'Star Wars'. No es R2D2, no. Es BB-8, que también es igual de simpático. «Está fabricado a tamaño real y hace los mismos movimientos que el de la película», explica Santos. Entre otros de los proyectos de los miembros de la organización también hay una consola donde, por el momento, se puede jugar al mítico 'Space Invaders'. Los marcianitos, vaya. «Es un prototipo y la idea es aumentar sus dimensiones. También que tenga disponibles más videojuegos», añade.
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Álvaro San José
Presidente de la asociación organizadora
No solo de robots va la cosa. Sobre una mesa además hay una serie de objetos hechos con una impresora 3D. Hay de todo, desde Pokémon como Pikachu a personajes como Bender, de 'Futurama', Spiderman o Nikola Tesla. Mientras los robots compiten en la prueba de velocidad, dos impresoras trabajan confeccionando más objetos sobre esta mesa. «Están haciendo unas piezas llamativas. Una especie de cota de malla y unos botes que estamos haciendo para la gente que viene, que pueda llevarse uno», explica el presidente de Amuva. En total, casi cien personas forman parte de esta asociación, que tiene una historia que se remonta a 2001.
Después del parón obligado por la pandemia, la agrupación ha tomado de nuevo carrerilla para organizar actividades, entre las que se enmarca Robolid, que se celebra por segundo año después de la irrupción de la covid-19. «La asociación vivió un pico en 2014 y ahora contamos con un centenar de estudiantes de Ingeniería implicados. Todo esto se organiza y desarrolla gracias a todos los miembros», apunta San José. Ya ha sido gracias a todo este trabajo conjunto que han conseguido transformar el edificio de Induva en toda una muestra del potencial que tiene la robótica fabricada en la Universidad de Valladolid.
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