Valladolid

Un policía reconoce que golpeó a un ciudadano en Parquesol y alega que «estaba desbordado»

Los hechos ocurrieron en la tarde del 25 de mayo de 2022 cuando, según ha relatado el sospechoso -que se encontraba solo en el puesto de guardia-, un ciudadano entró en la comisaría de Parquesol haciendo preguntas incongruentes, solicitando la presencia de «Geo 1, Geo 2» y de Gustavo, un supuesto jefe de dependencias. Tras indicarle que no existen las personas requeridas y pedirle «10 o 12 veces» que se fuera, el agente abandonó el puesto de guardia momentáneamente ante la llegada de un vehículo que había aparcado en una zona reservada para los coches de Policía, momento que el agredido aprovechó para colarse en dependencias policiales.

Al entrar y advertir que no estaba intuyó que se había podido introducir en las instalaciones, donde hay una armería y «material de TEDAX». En ese momento el agente pide ayuda a unos compañeros de la Unidad de Subsuelo recién llegados y a otros investigadores. Minutos más tarde uno de ellos localiza al individuo en las escaleras de la segunda planta, donde el acusado toma el relevo de su compañero, que sube a ver si ha dejado algo. En ese momento se niega a seguir bajando y se produce un forcejeo previo a la supuesta agresión, que tiene lugar momentos después en la entrada del edificio donde el agente es amenazado, todo según el relato del acusado.

La defensa ha esgrimido al existencia de un parte de lesiones en el que consta un roce o arañazo en la cara del demandado, si bien ninguno de los policías que han declarado recuerdan la existencia de las mismas. Tampoco han podido ratificar las amenazas por parte del agredido. Dos de ellos, que presenciaron el supuesto ataque por parte del agente, quien golpeó con las manos y ya una vez en el suelo propinó una patada a la víctima según ha quedado registrado en las cámaras de seguridad, la han calificado de «reacción inesperada» y de «sorpresiva». Además han puesto de manifiesto el comportamiento incoherente del agredido, que se golpeó la cabeza contra la pared en repetidas ocasiones e intentó desnudarse. Según manifestó el compañero sentimental de la víctima a los policías presentes, que llegó en un coche detrás de su pareja, este había abandonado en taxi el hospital donde esperaba para recibir atención médica, ya que esa tarde no había tomado la medicación y había estado consumiendo alcohol.

Por su parte la víctima ha declarado que solo recuerda la agresión y que entró en la comisaría porque vio banderas de España. La identificó como un lugar seguro en el que pedir ayuda, llegando a confundirla con el Hospital Río Hortega: «Yo estaba muy mal de la cabeza, estaba sufriendo un brote psicótico». Además, a preguntas del fiscal, ha manifestado que subió a la segunda planta buscando a su psquiatra, pues es usuario habitual de este servicio de salud debido a las secuelas de su internamiento durante la infancia en un hospicio en el que era maltratado. «Sentí el mismo miedo que cuando nos llevaban al orfanato y nos ahogaban en el agua», ha relatado el agredido entre sollozos.

El fiscal ha preguntado al agente si no había apreciado que la víctima no estaba en plenas condiciones mentales, a lo que este ha respondido que «en la comisaría siempre se ven personas muy raras». También le ha recriminado que haya cambiado en su testimonio el lugar en el que sucedió la supuesta agresión por parte del denunciante, para trasladarla del hall de la comisaría a un punto de la escalera donde no hay cámaras de seguridad. Considera que «ha acomodado la denuncia» como maniobra para «justificar una actuación que no tiene justificación». El demandado ha alegado que se «explicó mal» porque «estaba nervioso» ante la premura de la comparecencia y el estrés al que estaba sometido, pues cuando sucederion los hechos España estaba en nivel de alerta cuatro antiterrorista.

La mayor de las penas a las que se enfrenta el policía acusado es por el delito de detención ilegal. Ambas acusaciones piden tres años de cárcel y ocho de inhabilitación absoluta. Sobre esto el agente procesado ha afirmado que su actuación fue «correcta» y que estuvo avalada por su coordinador de servicios. Su superior, que ha comparecido en el juicio, ha declarado que dió luz verde a la detención y traslado de la víctima a las dependencias de Delicias para su identificación por un posible delito de desacato grave a la autoridad. Pero ha matizado que lo hizo sin tener conocimiento de la agresión y en base a lo manifestado por el agente, que le pidió intrucciones tras contarle lo que había sucedido y que había sido amenazado.

El detenido fue puesto en libertad apróximadamente una hora después de entrar en calabozos, atendiendo a las circunstancias y a que era una persona con problemas psicofísicos. «No era un hecho tan grave como para que hubiera permanecido detenido hasta el dia siguiente», ha explicado el instructor de las diligencias. El juicio ha quedado visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Valladolid.