Parece que el trágico destino de los galgos es inamovible a pesar de las campañas de sensibilización en torno a los animales promovidas por instituciones y asociaciones. Pero el galgo, aunque se está convirtiendo cada vez más en mascota en muchos hogares, para algunos de sus propietarios tiene un único fin: la caza. Y cuando no dan la talla, deshacerse de ellos, en algunos casos de forma penosa, aunque sea delito.
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Durante esta semana, la Policía Municipal ha podido rescatar siete galgos abandonados en la capital vallisoletana. Cuatro de ellos fueron localizados, el pasado lunes, en el camino de Hornillos, donde se encontraban encerrados en una caseta a medio construir y en un estado de insalubridad manifiesta, sin agua y sin comida.
El servicio de laceros municipal se hizo cargo de ellos y, dado que solo uno tenía microchip, se ha remitido la denuncia al servicio correspondiente de la Junta de Castilla y León para localizar al dueño y pueda incoarse el expediente sancionador.
Y esta mañana, otros tres han sido localizados en el paseo Jardín Botánico, junto al invernadero. Los tres galgos se encuentran en buen estado y también carecen de microchip. Como los anteriores, fueron trasladados por el servicio de laceros al Centro Canino Municipal.
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