Valladolid

La Policía Local estrena un dron para controlar las aglomeraciones navideñas

Y posee cinco. De diferentes características y distintos tamaños. No hay ninguno igual y cada uno sirve para un fin por mucho que todos tengan la habilidad final de hacer más fácil el trabajo a los policías, lo que se traduce en una mejora para los vallisoletanos.

Entre ellos, el que destacaba ayer en el improvisado aeropuerto instalado en la entrada a la Plaza Mayor por la calle Ferrari era el DJI M-30. Un corpulento dron de grandes dimensiones que deja a sus hermanos pequeños en nimios aparatos al lado de este. Como comparar un cangrejo de río con un buey de mar.

Ahí estaba, con su recién estrenado seguro de responsabilidad civil, para que estas navidades nada se escape a los que velan por la seguridad de turistas y ciudadanos. Se le verá, si uno afina la mirada, en todos los eventos programados, especialmente en aquellos en el que el gentío azote por todos los rincones como sucederá con la cabalgata de los Reyes Magos.

Si uno se pone técnico para describir este nuevo dron, este destaca por tener una cámara visual con un óptico de x23, además de cámara térmica y telémetro láser. Funciona con tres hélices por si se estropea una de ellas, posee sistemas de seguridad antichoques y frecuencias seguras. «Estamos hablando de un dron profesional. Los otros son más comerciales», apunta el padre de todos ellos en la Policía Local, el subinspector José Bravo.

Todo eso, traducido a la propia funcionalidad, podrá permitir que con total nitidez se tomé la fotografía de una matrícula de un coche a una distancia de un kilómetros. Es decir que si el dron se encuentra en el ascensor de la ladera este de Parquesol podrá captar imágenes de lo que sucede a la altura del edificio Duque Lerma.

Y sin fines recaudatorios. «No está marcado en nuestro cuaderno de trabajo que coloquemos radares a los drones. Aunque se podría hacer como se hace con linternas o altavoces», recalca Bravo.

Porque todos estas nuevas herramientas, inexistentes para los agentes hace unos tres años, están destinadas a la prevención. Se les ha visto y oído en la marcha contra el cáncer o recientemente en el funeral de Concha Velasco. «El nuevo tiene como finalidad mejorar la seguridad. Lo vamos a utilizar para la seguridad. Con otros drones te tienes que acercar mucho al objetivo, como en inspecciones urbanísticas. Este, al contar con una gran cámara, no tendremos peligro para aproximarnos a los edificios. Nos permite grabar a una distancia prudencial para tomar buenas fotografías. No se le escapará nada», detalla el subinspector.

Y su estreno en Valladolid será con las muchedumbres de estos días. Grandes masas de personas en la zona centro como ya hicieron sus hermanos pequeños durante las fiestas, concierto de Lola Índigo mediante. «Para el resto del año nos servirá principalmente para campañas de la Dirección General de Tráfico y para la unidad de Atestados», prosigue antes de levantar un dron que atrae miradas de todos los que pasan por la zona.

Desde la llegada de los drones a la Policía Local, estos se han convertido sin querer en los ojos de los agentes en el cielo. «Por seguridad no sobrepasamos los cien metros», agrega Samuel Casado, compañero de Bravo, alejado de micrófonos y cámaras.

«Lo lógico es que no pase nada, pero si hay algún incidente estaremos para guiar a los compañeros de la calle. Antes no se tenían estas herramientas y ya se han demostrado que son muy útiles. Lo que antes hacíamos en mucho tiempo, ahora se ha reducido. Y sobre todo es que se corren menos riesgos. En grandes espacios y con mucha gente nos da tiempo a ver qué ha sucedido», ensalza Bravo.

En tres años, los agentes de la Policía Municipal han ganado en experiencia para desenvolverse ya con estos artilugios y poder interpretar lo que ven desde la distancia. «Lo difícil es ubicarse. Vas desarrollando claves para detectar dónde está el problema en flujos de tráfico y aglomeraciones peligrosas. Incluso se podría localizar a alguien si ha cometido algún tipo de delito. Tenemos drones de seguimiento de personas, pero no es lo lógico utilizarlos para esos fines», concluye José Bravo.