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El norte
Martes, 22 de agosto 2017, 14:31
Apenas pasaban unos minutos de las dos de la tarde y la relativa tranquilidad se vio altareda por el atraco cometido en la sucursal que Cajamar posee en el numero 5 de la calle Caño de Pedrajas de San Esteban. En ese momento solo ... se encontraba en su interior un empleado cuando en la oficina irrumpió un individuo que previamente se había apeado a la misma puerta de un turismo BMW de color gris plateado.
El atracador, de entre 30 y 40 años, complexión fuerte, algo más de 1,80 metros de altura, tez morena, brazos tatuados y perilla, ataviado con una gruesa sudadera de color negro, pantalón de igual color y gafas de sol, amenazó al empleado con un arma blanca para que le entregara todo el dinero del que dispusiese. Tras recoger el botín –no se ha informado de la cantidad– emprendió la huida en el turismo que había estacionado a la puerta.
Este atraco se perpetró horas después de que en Valladolid, en el Polígono de San Cristóbal, dos individuos armados con un cuchillo y con una escopeta «recortada» y encapuchados, perpetraran el robo en el momento en el que se encontraban trabajando dos empleados. Sustrajeron la recaudación que en ese momento estaba depositada en la caja fuerte de la empresa, dedicada a servicios, según informa la Subdelegación del Gobierno.
En Pedrajas, una vez avisada la Guardia Civil, se desplazó inmediatamente hasta la sucursal bancaria una patrulla del puesto de Íscar, así como un capitán y dos equipos de la Policía Científica, que durante varias horas tomaron huellas y datos en la oficina bancaria y sus aledaños, inspeccionaron las cámaras de seguridad de la misma así como de uno de los establecimientos hosteleros de la calle Ronda de Santa Ana, próxima a la entidad.
El atracador había estado en este local «bastante tiempo antes» de cometer el robo, según explicó el propietario del local, quien dijo que no le causó «buena impresión» precisamente porque vestía una gruesa sudadera cundo la temperatura ambiente superaba los 30 grados. «Estuvo jugando en una máquina tragaperras y con las mismas, tras quitarse y volverse a poner la sudadera, salió».
La misma impresión que también le causó a otro hostelero de dicha calle, casi lindero con la sucursal de Cajamar, y su esposa, que se percataron de su presencia merodeando por la zona poco después de las diez de la mañana, cuando comenzaron a montar la terraza, aunque pensaron que se trataba de algún feriante, puesto que el recinto ferial se ubica a menos de 200 metros del lugar del atraco y el bar. Aquí se tomó una Coca-Cola y dejó una propina.
Testigos de su presencia merodeando la zona fueron también, desde casi 15 minutos antes del atraco, un grupo de personas a las cuales la Guardia Civil fue tomando declaración y mostrando algunas imágenes obtenidas de las cámaras de seguridad para que confirmasen si se trataba de la misma persona.
Dicho grupo incluso se percató de la salida a toda velocidad desde la calle Travesía del Caño en el BMW color gris plateado que utilizó para huir.
Hasta el lugar de los hechos también se desplazo una ambulancia y equipo médico del 112 para atender de la crisis nerviosa y ataque de ansiedad que sufrió el empleado de la sucursal, que se vio amenazado con un arma blanca.
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